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25/04/13

Ojos que no ven…

Ojos que no ven…

El padre de familia en el fondo lo sabe, pero prefiere no imaginarlo: su hija ha pasado de la manita sudada a cosas un poco más atrevidas con su “noviecito de porquería”, como se refiere al muchacho cada vez que comenta algo sobre él con su señora esposa. Más de una vez la ha visto entrar a la casa, después de las despedidas, arreglándose la ropa, pero prefiere hacerse el despistado. Y sabe que algo harán, porque él mismo tiene su historia, sabe bien como son “esas cosas”. Pero hoy los ha encontrado en acción, al entrar de improviso en la sala, descubiertos en pleno desfiguro, confundidos en un amasijo de brazos y piernas. Ahí ardió Troya: ¡Qué decepción, hija mía! ¡¿Cómo podía yo imaginar?! ¡En mi propia casa! Si la chica fuera un poco cínica y levantisca, bien podría contestar: “¡Ay papá, no te hagas, como si no supieras que llevamos un año haciendo lo mismo!” Se acabó. Cancelamos las vacaciones que teníamos programadas, no más concesiones, el pacto de civilidad familiar se ha ha roto.

Pues haga de cuenta… El pasado martes el Presidente Peña Nieto canceló las reuniones públicas programadas en el marco del Pacto por México. Apenas la semana pasada el PAN hizo público un video y audios que exponen crudamente las estrategias tricolores para utilizar los recursos de los programas sociales para conseguir votos en Veracruz. El PAN, padre indignado, sabía que eso sucedía, no sólo porque tuviera evidencias de que el PRI lo hacía, sino porque ellos mismos lo hacen: Propuesta Cívica tuvo conocimiento, en las pasadas elecciones en León, del uso que hacían los funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social de vehículos oficiales y de sus contactos en las comunidades, para juntarle gente al candidato en sus visitas a las colonias. Y sabemos que el PRD ha hecho lo mismo en el DF, con muy buenos resultados. No es nada nuevo, no es que el PAN no supiera que esas cosas sucedieran –no es que todos no lo supiéramos–, pero no los habíamos encontrado en la sala de la casa,  con las manos en la masa.

Llama la atención que siendo una grabación de principios de marzo, se le haya dado difusión hasta mediados de abril. Volviendo al ejemplo de los novios, es como si el padre de familia, en lugar de reaccionar inmediatamente y haber corrido al interfecto de su casa, hubiera hecho mutis hasta encontrar un mejor momento para hacer público su descubrimiento… a la mejor cuando la hija le pidiera un aumento en el monto de su estipendio dominical podría sacarlo a colación. Pareciera que no es –o no solamente– la moral política lo que mueve a la denuncia, sino el cálculo político electoral. La amenaza al Pacto estaba también calculada y éste será rehén, seguramente, de muchas negociaciones políticas en el futuro; habrá que ver cómo, en momentos de elecciones, el Pacto funciona como moneda de cambio. Es muy probable que una vez conseguidos los objetivos políticos que buscaba el PAN con la denuncia, se vuelva a sentar tranquilamente a la mesa con la hija pizpireta y su imberbe noviecito. Como si nada.

Pero a los ciudadanos sí nos debe preocupar el fondo del asunto. No nos puede pasar desapercibido que funcionarios públicos, a los que les pagamos con nuestros impuestos, se presten descaradamente a la compra del voto. Es bueno, desde luego, que hayan separado de sus cargos a los funcionarios de SEDESOL (es lo mínimo) pero no nos garantiza que se siga haciendo lo mismo con otros funcionarios, sobre todo cuando hay gente como Pablo Anaya, al interior del partido, que puede decir descaradamente que “ya no es fácil comprase una elección, ya no es como antes” y se empeña en dar instrucciones para orientar los recursos de SEDESOL en función del voto.

Si sabemos que los programas sociales que están basados en ayudas discrecionales –que suponen listados de beneficiarios como los que presumen los priístas veracruzanos que obtuvieron de Sedesol– serán siempre susceptibles de corrupción y de manipulación electoral y herramientas fáciles para el clientelismo; si añadimos que, según el listado de delegados de Sedesol que publicó El Financiero el pasado el 22 de abril, “el grueso [de estos delegados] proviene de los comités estatales priistas, de los congresos locales y federal, así como de los gabinetes de los estados” (nota de José Antonio Gurrea); si podemos comprobar que muchos de estos delegados no fueron nombrados por sus credenciales en el desarrollo comunitario, no están ahí por su experiencia en el trabajo social, sino por su fidelidad al partido; si además las credenciales de Rosario Robles y sus resbaladizas preferencias políticas no nos son suficiente garantía… por más que juren y perjuren que la Cruzada Nacional contra el Hambre no tiene fines electorales, es natural que mantengamos un razonable escepticismo.

El problema de fondo es ¿cómo hacer para que estos programas queden en manos de profesionales y blindados contra el uso de ellos con fines electorales? No sólo porque es necesario que sirvan para lo que fueron creados, sino porque el clientelismo pervierte uno de los principios de la democracia, que es la idea de que el ciudadano tiene derecho los servicios del estado sin necesidad de condicionar su libertad. Es necesario que haya mecanismos de transparencia excepcionales para garantizar la limpieza en el uso de estos recursos, pero hasta la fecha no se ha logrado, porque a nadie que esté en el poder le interesa perder estos fenomenales instrumentos electorales. La prioridad que Peña le ha dado al Pacto podría abrir algunas vías porque lo pone en posición de negociar. Aunque también puede ser, que en lo oscurito, se hagan algunas concesiones y sigamos haciendo todos como que no sabemos qué pasa en la sala de nuestra casa. ([email protected])