Apoderarse de la calle

Apoderarse de la calle

Hace varias semanas, un grupo nutrido de mujeres de la parte norte de León se manifestaron para denunciar situaciones de inseguridad y violencia en contra de ellas y sus hijas. Marcharon, se apoderaron caminando  las calles de sus colonias y exigieron la presencia de las autoridades.

La respuesta del orden municipal no se hizo esperar, con la directora del Instituto Municipal de la Mujer coordinando las acciones, se dio una primera reunión con representantes de varias colonias de la zona conocida como los Castillos. Una zona marginal de la ciudad, mayormente irregular, con muchas necesidades y problemas complejos.

Acudimos además de la directora del IMML, el director de policía y algunos oficiales; funcionarios de desarrollo social, prevención del delito, de la dirección de comercio, instituto de la juventud, y yo en mi calidad de presidenta de la comisión de equidad de género del Ayuntamiento, entre otros. Por parte de los habitantes de la zona, acudieron vecinas, colaboradoras del Centro de derechos humanos Victoria Díez, una representante de AMSIF, dos directoras de escuelas primarias de las colonias involucradas y algunos vecinos solidarios con la situación que denunciaban las mujeres de sus colonias.

En esa reunión se acordó una metodología para abordar el problema: Marchas exploratorias. Y así, hubo varias marchas, una por semana, por distintas colonias en donde, guiados por las mujeres y algunos hombres de la colonia, se caminó por las calles, se bordeó el margen del rio, se revisó las condiciones de los puentes y de los espacios por donde caminan mujeres y jovencitas. Se visitaron los lugares que pidieron las vecinas. De viva voz de las habitantes del lugar, conocimos los lugares en donde señalaron, han vivido abusos físicos y agresiones sexuales.

A estas marchas que duraban entre dos y tres horas, se sumaron funcionarios de Obra Pública, Movilidad, Sistema de Aseo Público, Parques y Jardines. Los comandantes de policía no faltaron a ninguna marcha. En los puntos más lejanos, sin ser arropados por las mujeres en la marcha, sólo habrían podido entrar en camionetas. Ellos caminaban al lado de las señoras, y también compartían con ellas la necesidad del apoyo social para hacer bien su trabajo. También los policías asignados a la zona expresaron los problemas concretos que tienen cada día para cumplir con sus obligaciones de vigilar las colonias.

Finalmente, derivado de estas marchas exploratorias, se trabaja sobre una propuesta integral que pueda dar respuesta desde el ámbito de nuestras competencias, a lo que viven todos los días las mujeres y jovencitas en su trayecto al trabajo o a la escuela.

Y es aquí donde quiero hacer el énfasis. Apoderarse de la calle, del espacio público, es una de las acciones ciudadanas, que con el respaldo de las autoridades, combate de manera más eficiente la inseguridad. A más ciudadanos haciendo uso de sus calles, sus plazas y andadores, menos presencia de vándalos.

El margen de la presa de Ibarrilla nos mostró de manera fehaciente cómo es posible articular la actividad comunitaria en torno a un espacio vivible y disfrutable por el ciudadano. Decenas de parejas, mamás con sus hijos y señores deportistas, se congregan por la tarde a realizar actividades de convivencia y esparcimiento. Sin embargo, el espacio debe ser intervenido por el bien y la seguridad de todos y todas.

Apoderarse de la calle no tendría por qué ser una tarea de riesgo. Cualquier propuesta que impulse la recuperación del espacio público debe contemplar la perspectiva de género en los procesos de diseño.

Es indispensable reconocer que las mujeres y hombres ocupan los espacios de diferentes maneras y que además, los espacios no son neutros. Ver con naturalidad la desarticulación que provoca la inseguridad es un suicidio social. Esta es una oportunidad para actuar colectivamente en la atención preventiva de un problema concreto, resolverlo con perspectiva de género, concertando con las mujeres, haciendo gerencia social para la aplicación de las políticas públicas que surgen de la comunidad, las articula la autoridad y las devuelve para la implementación conjunta entre sociedad y gobierno.