jueves. 18.04.2024
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Conciliación que mata: El caso de Laura Patricia

Conciliación que mata: El caso de Laura Patricia

Beatriz Manrique Guevara

Denunció, acudió a las autoridades. Rompió el silencio y no calló su situación. Siguió al pie de la letra lo que la autoridad le dijo, y luego murió asesinada a manos de aquel hombre que fue citado por las agencias conciliadoras del Ministerio Público para “atender un conflicto en el cual se le involucra y que procuraremos resolver a través de un Procedimiento de Mediación y Conciliación neutral, imparcial, equitativo y gratuito, evitando con ello el seguimiento de los tramites legales correspondientes.”

Laura Patricia no era abogada. Ella no sabía si quería evitar los “trámites legales correspondientes”; ella era una mujer que, golpeada una y otra vez, decidió ser parte de “la cultura de la denuncia”. No se calló. Hacía poco hubo una efímera campaña de Gobierno del Estado en contra de la violencia contra las mujeres, campaña más a fuerza que de ganas, pero que al final ahí estuvo. El instituto de la Mujer en León hizo lo propio. Quizá Laura Patricia vio esa campaña y la siguió. El mensaje era claro en contra de la violencia hacia las mujeres.

Durante junio, las agencias del Ministerio Público fueron visitadas tres veces por Laura Patricia y su mamá Geraldina. A la cuarta visita fue sólo su madre, porque Laura Patricia había desaparecido.

Ellas acudieron, denunciaron y por respuesta, tres veces, obtuvieron un papel. Era un citatorio que ella misma tenía que entregar a su agresor para que acudiera a conciliar. Por cierto, le piden que lleve consigo esa carta invitación para “darle la debida atención”. La cuarta vez Geraldina fue sola, aseguraba que su hija corría grave peligro, que la tenía encerrada Miguel Ángel. Esa vez, ni “invitación” para él recibió.

En septiembre Laura Patricia murió. Se asegura que Miguel Ángel la mató, después de haberla privado de su libertad, de maltratarla en todas las formas posibles. Hoy él está en la cárcel acusado de feminicidio, pero ella no debería estar muerta.

Geraldina, su madre, sigue siendo valiente y con un inmenso dolor pide que la muerte de su hija sirva para evitar otras muertes. Denuncia y pide explicaciones. Laura Patricia no debería estar muerta. Ellas hicieron lo que se debe: denunciaron. No una; cuatro veces. Fue con golpes en el cuerpo y cara para que la vieran. Obedeció a la autoridad llevando los citatorios a su agresor. Y murió.

Y por enésima vez nos preguntamos: ¿Por qué la mediación en casos de violencia de Género? El principio fundamental de la mediación es la igualdad de partes. La mediación debe producirse cuando ambos o ambas están en situación de igualdad. Donde no exista una situación de dominación, predominio, preponderancia o imposición de una parte sobre la otra. En el caso de la violencia de género existe una relación asimétrica, pero a nadie le importa, no lo saben o lo evaden.

Procurar justicia con perspectiva de género es ponerse unos lentes que permitan a la Procuraduría y a todas sus instancias, ver esta desigualdad, esta asimetría de posiciones, y actuar en consecuencia. La conciliación en temas de violencia de género simplemente no funciona. Esto no era un pleito entre vecinos porque el perro de uno de ellos ladra mucho, o una riña en el marco de una fiesta donde pasados de copas se agredieron. ¿Será tan difícil notar la diferencia?

El artículo 5 de la Ley de Justicia Alternativa en el que basan siempre los citatorios, establece que en materia penal, la mediación y la conciliación tendrá el propósito de aplicar la justicia restaurativa, y que su procedencia y contenido se ajustarán a lo dispuesto por la legislación penal del estado. El tema central es que en materia de violencia de género, la justicia restaurativa puede tardarse y las consecuencias son mortales.

La buena noticia es que hay otro ordenamiento legal que le otorga facultades al Procurador. Es la Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, que en el artículo 23 consigna que puede expedir y ejecutar órdenes de protección para garantizar la integridad física de quienes denuncian. También puede establecer mecanismos expeditos para el acceso de las mujeres a la justicia plena, y emitir lineamientos para que las víctimas reciban atención médica de emergencia, asesoría jurídica y psicoterapia especializada. Además, desde luego, de sus facultades para diseñar políticas y campañas que atiendan este problema social.

Otra buena noticia es que puede formar y especializar con perspectiva de género a los agentes del Ministerio Público, al personal de servicios periciales y, en general, al personal encargado de la procuración de justicia responsable de conocer la violencia contra las mujeres.

Qué buena noticia que todo eso se pueda. Qué mala noticia que nada de eso ocurrió. Qué mala noticia que Laura Patricia haya muerto a pesar de su insistencia en pedir ayuda a la autoridad.

La Procuraduría puede y debe establecer un lineamiento específico. Nada la obliga a seguir instrumento conciliatorio y, en otros ordenamientos, tiene facultades específicas para modificar sus procedimientos. Y frente a una madre que habla, que no quiere que la muerte de su hija sea absolutamente en vano, existe la obligación es hacer eco y exigir que se suspenda la conciliación en materia de violencia de género.

@BetyManrique