viernes. 19.04.2024
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Las Energías Renovables como Estrategia Nacional

Las Energías Renovables como Estrategia Nacional

Esta semana inician en serio los encontronazos de ideas y posturas pero sobre todo, de intereses en torno a la Reforma Energética para México. El gobierno federal anunció la entrega de su iniciativa y los grupos parlamentarios de las distintas fuerzas políticas ya trabajan en las suyas.

No es un asunto menor, se trata nada menos que de definir el marco jurídico que permita cristalizar  avances en esta materia para la estrategia nacional. El crecimiento económico depende en gran medida del precio, acceso y calidad de la energía para los procesos productivos. El acceso a la energía también es criterio para medir el bienestar de las personas, y además, ahora más que nunca, se debe considerar en cualquier debate, el criterio ambiental.

En esta discusión, ningún partido ni actor social o económico, podrá sustraerse a incluir en sus propuestas el desarrollo sostenible, que exige que en la búsqueda del bienestar humano se incorporen los criterios económicos, sociales y medio ambientales de tal forma que no se comprometa el futuro de las próximas generaciones.

En ese sentido, hay una dinámica mundial que tiende a mitigar los efectos del abuso de los hidrocarburos y la inequitativa generación energética. Alemania le ha puesto el ejemplo al mundo al ser el país que más energía renovable produce, seguido de España, Japón e Italia.

Hoy, el 80% de la energía del planeta proviene de combustibles fósiles. México genera el 91% de su energía de estos combustibles. Si se siguen las políticas propuestas por el Plan Intergubernamental para el Cambio Climático, para 2050, habríamos dado la vuelta y alrededor del 80% del abastecimiento de energía en todo el planeta  podría venir de energía renovable.

La realidad en este momento sigue siendo negativa y corre en contra de los menos favorecidos. En el acceso a la electricidad, por ejemplo, menos de la cuarta parte de la población mundial, la que habita en el mundo industrializado, consume las ¾ partes del total de la energía disponible. Y a la vez, son esos países los que mayor cantidad de gases de efecto invernadero arrojan a la atmósfera. Por otro lado, los que menos acceso al desarrollo tienen, son a la vez, los más vulnerables ante los efectos del calentamiento global, y México tiene varias zonas expuestas a este riesgo.

Es por eso, que es impensable que el gobierno deje de ser el rector de la política energética del país y que los recursos, por su utilidad pública, pudieran ser objeto de privatización. Los grados y modalidades de intervención de capital privado en asociación con el Estado y sus entidades  deberán ser perfectamente regulados, y en otros casos determinadamente impulsados: ese es el caso de las energías renovables, como la solar fotovoltaica, la eólica, la geotérmica, etc.

Garantizar a los mexicanos acceso a los energéticos es un asunto de eficiencia también; deben darse los pasos apropiados para que México no sólo sea consumidor de energía renovable, sino para que también produzca los medios que las generan y así, como lo marca la actual Ley para el Aprovechamiento de las Energías Renovables, poder reducir la dependencia de los hidrocarburos.

Los combustibles fósiles resultan sumamente dañinos para el ambiente y la salud humana. Sabemos que debido a los grandes yacimientos de gas natural con los que cuenta México, se buscará su máximo aprovechamiento pero PEMEX no cuenta con la capacidad tecnológica ni con la solvencia financiera para explotar  estos yacimientos. La coinversión podría ser la salida, pero tendrá que ir de la mano con un fuerte impulso a la generación y cogeneneración de otras fuentes energéticas, especialmente las más limpias.

Es por eso, que el  Estado Mexicano debe impulsar la creación de una verdadera industria nacional en fuentes renovables de energía y ubicarlo como tema central en la discusión de la reforma energética. En materia de energías renovables, de continuar como hasta ahora, para el año 2020 no se llegará ni al 30% del abastecimiento y la cogeneración se quedaría sólo en el 5%. Hay que meter el acelerador.

Esta discusión apenas empieza, y debemos darle seguimiento, es vital para todos los mexicanos y para nuestro medio ambiente.