¡Usted conoce mis métodos, Watson! ¡Aplíquelos!
Veamos, ¿a qué conclusiones llega?
Sir Arthur Conan Doyle, El Sabueso de los Baskerville

El 22 de mayo se cumple el aniversario de Sir Arthur Conan Doyle, el creador del más grande detective que ha existido y existirá en la ficción. Hoy en día, su hijo literario, Sherlock Holmes, es más popular que nunca gracias a la adaptación cinematográfica protagonizada por Robert Downey Jr., la excelente serie de la BBC y las miles de páginas web, cómics y secuelas no oficiales de sus aventuras.

Ha sucedido lo que Sir Arthur siempre temió: fue eclipsado por su personaje.

La fama de Sherlock Holmes es tan inmensa, que habitualmente nos olvidamos de la vida de su creador, que llegó a vivir casos y aventuras que bien pudo protagonizar en compañía del Dr. Watson. Muchos escritores suelen plasmar sus vivencias en sus relatos y novelas, pero el caso de Conan Doyle fue inverso: de ser un médico con una vida aburrida, novelas como El sabueso de los Baskerville le dieron tanta popularidad que tuvo la oportunidad de vivir casos en los que no fue un narrador, sino un investigador con su pipa, con su lupa y su gabán.

El problema inicial

En 1903, un mutilador de animales rondaba las granjas de Great Wyrely, en Inglaterra. Algún loco salía por las noches a acuchillar ovejas, caballos, cabras y vacas. La situación generaba pérdidas millonarias a los granjeros y como era de esperarse, les producía un temor creciente.

La policía inglesa dio con quien creía responsable: George Edalji, un muchacho indio de 27 años, hijo del párroco de la localidad. Las pruebas de la policía fueron por demás huecas y estúpidas: tan sólo habían recibido unas cartas anónimas que responsabilizaban a George, quien vivía a unos metros de donde fue encontrado un pony degollado.

George fue sentenciado a cárcel, y cuando salió en libertad, nadie quería darle trabajo. Tres años después fue liberado, y en 1906 se encontró con Sir Arthur Conan Doyle, a quien le pidió que demostrara su inocencia. Fácilmente podemos recrear el diálogo durante el encuentro:

-Usted puede ayudarme, es el autor de los cuentos y novelas de Sherlock Holmes.

-Pero Holmes es un personaje de ficción, yo no soy un detective ni poseo su intelecto.

Sin embargo, la fama de Sherlock era muy superior a la de Arthur, así que no tuvo más remedio que investigar el caso y, como decía su personaje, empezar el juego.

Conan Doyle se obsesionó con el caso y poco a poco descubrió los huecos en la investigación. En primer lugar, George estaba durmiendo la noche en que encontraron al pony. Además, cuando el escritor se dio cuenta que al muchacho le costaba trabajo leer, supo que tenía miopía y astigmatismo. Tiempo después el autor de Estudio en Escarlata escribiría en sus memorias en un tono sherlockholmesiano:

La idea de que aquel hombre recorriera los campos por la noche y atacara al ganado evitando vigilancia, era ridícula. Allí, en esa tara física residía su inocencia.

Conan Doyle descubrió más huecos en la investigación: la policía pasó por alto más de diez mil firmas de los vecinos de la familia Edaliji que pedían su liberación, y el supuesto experto en grafología que acusó al muchacho por las cartas anónimas ya había condenado a otras personas injustamente, así que George fue absuelto.

Cabe señalar que el caso se convirtió en una novela de Julian Barnes, titulada “Arthur y George”.

Un miope que no podía evadir policía ni vagar en la oscuridad… su inocencia era, como dijera Holmes, “elemental”.

El intérprete hebreo

El segundo caso investigado por Conan Doyle fue el de Oscar Slater, un judío  cuyo nombre real era Oscar Leschziner. Aunque fue un estafador y un ratero de poca monta, jamás asesinó a alguien, por lo que cuando en 1908 se le acusó de haber asesinado a golpes a una anciana de nombre Marion Gilchrist, llamó la atención de Arthur.

En 1909 Slater fue sentenciado a muerte, por lo que Arthur Conan Doyle debió investigar el caso a fondo y trabajar más rápido que cuando su personaje se daba sus viajezotes de cocaína. Se dedicó a investigar todas las inconsistencias del caso, entre las que destacaban un marcado antisemitismo y el hecho de que el presunto homicida se encontraba en Estados Unidos cuando Marion fue asesinada. Para demostrar su investigación, Arthur dejó de escribir historias de Sherlock y abordó el género de crónica periodística y ensayo en su texto “The case of Oscar Slater”, lo que significó que dejaran en libertad al acusado y lo indemnizaran con 6 mil libras esterlinas.

Conan Doyle, a la pantalla chica: su primera reverencia en las series

En la actualidad se transmiten dos series de Sherlock Holmes. La primera es Sherlock, de la BBC. La segunda es Elementary, mucho menos afortunada. El creador de este personaje también tiene su programa de televisión: se trata de Houdini & Doyle, que retoma la faceta de investigador del escritor y médico.

A lo largo de su vida, Sir Arthur conoció a muchas celebridades. Una de ellas fue Erik Weisz, mejor conocido como el escapista Harry Houdini, quien también fue famoso por descubrir fraudes espiritistas y “mágicos”.

La relación de estas dos personalidades inspiró al guionista David Shore para crear la serie Houdini & Doyle, que convierte a estas dos celebridades de finales del siglo XIX y principios del XX en dos detectives que resuelven casos supuestamente sobrenaturales, acompañados de una hermosa agente, de nombre Adelaide Stratton.

La serie destaca no sólo por su deslumbrante recreación histórica del Londres de principios del siglo XX, sino porque el guionista fue el mismo creador de Dr. House, además de que remite a la clásica Expedientes Secretos X.

Las aventuras de Sir Arthur Conan Doyle trascendieron… no tanto como su personaje, pero sí lo suficiente para liberar inocentes.

Aunque Holmes no exista, es magnífico saber que siempre podremos aplicar los métodos deductivos holmesianos sin tener que tocar a la puerta del 221-B de la calle Baker.

Invitación

Todos los interesados en conocer estos y otros datos curiosos sobre Sherlock Holmes y su creador, están cordialmente invitados el lunes 2 de mayo a las 19:00 a la charla que daré en el Pabellón Guanajuato de la Feria Nacional del Libro de León.

Se titulará “¡Que empiece el juego, Watson! La influencia de Sherlock Holmes en la cultura popular”.

Allá nos veremos. Holmes, Watson, Irene Adler y el Profesor Moriarty nos acompañarán en espíritu.