Blanca Parra
16:45
17/11/13

Quién soy

Blanca's horoscope for today:

Saturday, Nov 16, 2013 -- Your inner resolve is strong today and the Moon's sweep through your 4th House of Roots enables you to get in touch with the source of your inflexible feelings. However, this transit might also provoke a bit of anxiety, since you're not necessarily comfortable with such intense emotional encounters. Luckily, you don't need to initiate any particular action-plan yet. The key is to continue digging into your past to recover memories that can teach you something useful about the present.

Excepto por lo que está en negritas, el mensaje no dice nada respecto a mí, por supuesto. Pero la ultima oración, la que habla de continuar excavando, buscando en mi pasado para recuperar las memorias, sí. Supongo que los recuerdos, la reconstrucción de muchos momentos importantes de mi vida, han sido algo que de manera inconsciente siempre he hecho. Cuando comencé a cocinar, por ejemplo, fui reconstruyendo la cocina de mi abuela y la de mi madre, y algunos antojos que cocinaba tía Cuca, porque a mí no me enseñaron a cocinar en mi casa, ni siquiera a freír un huevo. Después he ido agregando las recetas de las galletas de nata o rellenas de membrillo, o el rompope, cuando mi madre me ha compartido sus secretos.

La recuperación consciente de mi memoria comenzó hace unos cuatro años, en Tijuana. De alguna manera establecí contacto con Vianett Medina (http://revistareplicante.com/colaboradores/vianett-medina/), librera y fundadora de la Librería Sor Juana (Premio Nacional de Librería), y quien actualmente coordina la Maestría en Cultura Escrita, en el Centro de Posgrado y Estudios Sor Juana. Ella me invitó a un taller que sería impartido por Rocío Cerón en ese Centro, al lado de la Librería. La idea del taller era la elaboración de un libro objeto.

Nos reunimos un grupo de mujeres, algunas de ellas con trayectorias en las letras o la cultura, en general. Rocío nos ayudo a entender el sentido y la pertinencia del libro objeto, además de mostrarnos proyectos insólitos unos y muy interesantes todos. En paralelo se desarrollaban las conversaciones, el compartir lo que cada una hacía o tenía planeado hacer. Pero la idea era que cada una desarrolláramos un proyecto personal y lo plasmáramos en un libro objeto. Decidí que sería un libro objeto donde yo recuperara o reconstruyera el papel que mi madre ha jugado en mi vida.

Soy la mayor de seis hijos, tres hombres y tres mujeres. Después de mi hay dos hombres, luego una mujer, otro hombre y una mujer. Mi relación con mi padre siempre la he tenido muy clara y siempre dije/digo que soy “hija de mi padre”. Heredé el genio y la figura, el modito lo aprendí. Siempre dije que la formación intelectual se la debo a él y, sin duda, la manera de discutir, de emplear el lenguaje incluso para herir sin agredir. A los quince años me enviaron a estudiar a la Ciudad de México y solamente regresaba en las vacaciones de más de una semana (en la época, un viaje del D.F. a Tepic duraba entre 14 y 18 horas).  

Por una parte mi madre atendía a mis hermanos menores y a mi padre: la cocina, la ropa, etc. Por otra, yo siempre he sido “rara”, tendiendo a buscar la soledad y a alejarme del barullo para dedicarme a lo que más me gusta: leer y escuchar la música que en ese momento me hace feliz o me acompaña en la melancolía. Me encerraba en el cuarto de mi abuela Hilaria, situado en el jardín y que, muy convenientemente, se cerraba por dentro, con una aldaba. La convivencia con mi amá supongo que era limitada. Ni ella ni yo somos efusivas. En aquella época, además, las canciones que a ella le gustaban, y le siguen gustando, estaban muy alejadas de lo que yo toleraba. O sus lecturas.  Ahora me parece evidente que yo padecía de un grado elevado de estupidez que nadie me hacía notar, además.

Viviendo en Tijuana, con mi mamá y mis hermanas en Buena Park, California, a 100 minutos de distancia, las visitas eran muy frecuentes y fui conociéndola y reconociéndola, al igual que a mis hermanas. Así surgió el proyecto. Cuando lo presenté, una de las compañeras decidió hacerlo también suyo. Su madre había muerto muy recientemente y sentía que tampoco la había conocido suficientemente. Cada una habló de su proyecto, de la manera de abordarlo. Escuchando mi narración sobre la relación entre mis padres, Vianett me recomendó entrevistar a mi madre. Parecía que yo idealizaba a mi padre y habría que conocer la versión de mi má. Lo hice (en una grabación que conservo) mientras íbamos al norte de Los Ángeles, a visitar a mi tía Lola.

No parecía que yo hubiera idealizado algo. Lo que mi madre me contó fue lo mismo que estaba en mis memorias. Con excepción de las flores. Yo nunca me di cuenta de que mi apá le llevaba flores cotidianamente. Y luego, inesperadamente, mi madre dejó salir sentimientos que nunca había expresado (una parte se encuentra en mi blog personal http://wp.me/p1fMA6-tG), relacionados con mis hermanos y mi abuela. Ella nunca deja traslucir lo que le duele. Da vuelta a la página, cambia de tema, sale corriendo a hacer algo, chifla, tararea, y se hace la desentendida. Además es un poquito hiperactiva.

Aunque el proyecto parecía tener sentido resultó muy complicado, porque entonces supe que prácticamente no sabía nada de ella.  Los siguientes dos años fueron acercándonos más y fui entonces descubriendo muchas de las cosas que adquirí de ella, más genéticamente que copiadas. Físicamente no nos parecemos en lo absoluto; sí un poco en la voz aunque no en la manera de hablar, porque yo hablo aceleradamente y mordiendo las palabras cuando no tartamudeando, como mi padre. Pero soy terca como ella. Supongo que de ella aprendí que el afecto se manifiesta con hechos y no con palabras; son los cuidados, los antojos, los regalos hechos con las manos. Pero la madeja todavía tiene nudos.

Creo que en las próximas vacaciones podría comenzar a darle forma al libro objeto. Espero concretarlo. Entonces le pediré a Vianett que lo revise, antes de entregarlo a su dueña: Maggie Mosqueda