viernes. 19.04.2024
El Tiempo

El primer acierto de Alejandra Frausto

“…la primera gran enseñanza de un desencuentro con la comunidad artística: dejar a los creadores ser creadores y echar mano de los servidores públicos más capaces, que los hay, esperando una oportunidad en el marco del servicio civil de carrera.”

 

El primer acierto de Alejandra Frausto

No sé quién haya tomado la decisión de solicitar la renuncia a Mario Bellatin, o si fue despido, algo que considero está de más aclarar por las evidencias del contexto, pero creo que debemos anotársela a la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, de la misma forma que anotamos a su favor acciones como la recuperación de exvotos en Italia o los hallazgos de bienes culturales en Yucatán que, si bien no gestionó, son parte de su administración.

Parece mentira, pero la cultura es uno de los rubros que más está costando a la denominada Cuarta Transformación. Algo que veía venir seguramente Laura Esquivel, primera en no aceptar la invitación a trabajar en dicho proyecto; después Horacio Franco, luego Luis Mandoki, ahora Bellatin... y así, con un gabinete que, puede no ser el mejor para una izquierda que se ufanaba cada tres años de tener a lo más granado del arte y la cultura del país, pero que intenta salir adelante con un ambicioso proyecto. Estamos ante la primera gran enseñanza de un desencuentro con la comunidad artística: dejar a los creadores ser creadores y echar mano de los servidores públicos más capaces, que los hay, esperando una oportunidad en el marco del servicio civil de carrera.

La decisión de Alejandra Frausto de aceptar la renuncia —o despedir- a Mario Bellatin puede leerse como un descalabro en el accidentado arranque de su gestión, pero también como un acierto. ¿Por qué?

  1. Porque encabeza una secretaría que carga sobre los hombros de cada funcionario miembro de su equipo, la misión de transformar “la cultura del poder, por el poder de la cultura”;
  2. que se ha comprometido a colocar el derecho a la cultura en el centro de su agenda, y
  3. que pretende redistribuir los beneficios del arte y la cultura a un mayor número de mexicanos. Lo anterior no es posible teniendo al frente del FONCA a un creador que poco dimensionaba los alcances de estos compromisos institucionales. El desaire, la pachorra y el desinterés, no podían ser ni el tono, ni el trato, ni la conducta del nuevo gobierno, de cara a la primera línea de promoción artística y cultural que es el Sistema Nacional de Creadores.

Dos enseñanzas más deja Mario Bellatin. Que la comunicracia implementada por la comunidad artística y cultural del país en redes sociales funciona; tiene un peso específico que se ha hecho notar. Busca un diálogo, pero necesita interlocutores sensibles. Y que un creador al frente de este tipo de instituciones no es, como se ha dicho en repetidas ocasiones, el mejor perfil para liderar y conducir sus objetivos.

La secretaria de Cultura tiene la oportunidad de llevar este acierto hasta el inicio de un diálogo con los creadores, del que habrá de surgir un FONCA renovado, que responda a las necesidades, no sólo de los creadores, sino de los ciudadanos, que son los verdaderos destinatarios de las acciones públicas en materia de cultura. El apoyo del Estado a los creadores, a través de sus instituciones, debe ser subsidiario, no asistencial.

El próximo titular del Fondo deberá tener, además de sensibilidad, experiencia y conocimiento de lo que comporta la nueva administración pública, de bienes y servicios culturales, y algo muy importante: que no se amilane ante el reto que tiene por delante, por intentar evitar otra crisis. Antes bien, habrá de asumirse como la cabeza de un proyecto renovador que tenga como propósito hacer del arte y la cultura una experiencia socialmente útil para los ciudadanos. Los creadores, por su parte, podrían asumirse como los agentes mediadores de este importante proceso renovador