viernes. 19.04.2024
El Tiempo

La construcción de la paz

"La tentación, nuevamente, es pensar que los asuntos de percepción tienen qué ver con tareas de mercadotecnia social, que hay qué gastar más en programas de difusión de los logros de gobierno..."

La construcción de la paz

La semana pasada escribimos en este espacio sobre la publicación del Informe sobre los Índices de Paz en México y en Guanajuato. En el artículo, que se centraba más que en la paz, en su contraparte la violencia, dábamos cuenta de la sorpresa que nos causaba el que nuestro estado se encontrara entre los 5 más violentos del país. Pero también adelantábamos que el Instituto para la Paz y la Economía hablaba no sólo de paz negativa (la violencia) sino también de la paz positiva. Ésta la entienden como el “conjunto de instituciones, estructuras y actitudes que crean y dan sustento a sociedades pacíficas”. El aporte es interesante, porque lo que se nos ofrece son las estrategias que podremos seguir para construir una paz duradera.

El Instituto para la Paz ha distinguido ocho pilares clave que apoyan y sostienen a las sociedades pacíficas. Para identificar dichos pilares se han buscado las correlaciones positivas entre los lugares que presentan mejores índices de paz y sus instituciones, estructuras y actitudes. Los ocho pilares para la paz son: Buenas relaciones con los vecinos; bajos niveles de corrupción; buen funcionamiento del gobierno; la aceptación de los derechos de los demás; distribución equitativa de los recursos; libre flujo de información; Entorno empresarial sólido y un alto nivel de capital humano

Como se ve, la construcción de la paz no tiene qué ver necesariamente con aumentar los pertrechos militares o con meter más personas a la cárcel. De estos ocho pilares, hay en México tres que presentaron en 2015 una relación más significativa: las buenas relaciones con los vecinos, los bajos niveles de corrupción y el buen funcionamiento del gobierno. Es necesario fortalecer todos los pilares simultáneamente –sugiere el Instituto– para crear una resistencia y paz duraderas.

La buena relación con los vecinos se evalúa a partir de preguntas como las siguientes: ¿Siente orgullo de ser mexicano? ¿Le ha ayudado la comunidad a hacer su propio trabajo o tareas? ¿Ha asistido a reuniones de la comunidad respecto a algún problema o alguna mejora? ¿Ha donado dinero o materiales para ayudar a resolver un problema de la comunidad, el vecindario o la colonia? ¿Ha intentado ayudar a organizar un nuevo grupo para resolver un problema comunitario o conseguir mejoras? En el último año, ¿ha contribuido o intentado contribuir a la solución de un problema de su comunidad o de residentes de su colonia? ¿En qué medida se siente satisfecho con su vida?

La forma de construir esta mejor relación no se da a partir de eslóganes políticos sino de estrategias concretas que ayuden a construir organizaciones vecinales que no sean utilizadas sólo como carne de elección, además de normativas y políticas que realmente faciliten la emergencia de asociaciones sin fines de lucro, la creación de mecanismos de participación ciudadana en las decisiones que afectan su entorno inmediato, como la planeación y los presupuestos participativos etcétera.

El pilar del buen gobierno considera la eficacia del gobierno, el Estado de derecho y la cultura política. El índice de paz evalúa estos aspectos a través de preguntas de percepción como las siguientes: ¿Siente que el sistema judicial castigaría al culpable si usted sufriera un asalto o un robo? ¿Confía en el sistema judicial? ¿Confía en su municipio o delegación? ¿Confía en la policía? Para atrapar a un delincuente, ¿piensa que las autoridades deberían actuar siempre dentro de la ley o tener la capacidad de actuar fuera de ella? ¿En qué medida diría que el gobierno actual mejora la seguridad pública? ¿En qué medida diría que el gobierno actual gestiona bien la economía? ¿En qué medida diría que el gobierno actual propicia y protege los principios democráticos?

La tentación, nuevamente, es pensar que los asuntos de percepción tienen qué ver con tareas de mercadotecnia social, que hay qué gastar más en programas de difusión de los logros de gobierno. Pero la percepción ciudadana sobre la policía o la eficacia de un gobierno no se transforma con spots sino con experiencias concretas.

Finalmente, nuestro talón de Aquiles (¿Aquiles tenía nada más un talón vulnerable?... porque nosotros tenemos varios...): ¡los niveles de corrupción! Hay una correlación altamente significativa entre paz negativa y prevalencia de la corrupción y percepción de la corrupción. Las preguntas: En los últimos 12 meses, ¿le solicitó algún agente de policía un soborno? ¿Piensa usted que a veces pueden justificarse los sobornos? Percepciones de la corrupción de funcionarios públicos del país. En los últimos 12 meses, ¿le solicitó un soborno algún empleado gubernamental? ¿En qué medida diría usted que el gobierno actual combate la corrupción gubernamental?

En nuestro país tenemos instituciones que se han ido consolidando durante muchos años y podrían ayudar a construir este andamiaje necesario para la paz. Pero si uno atiende los indicadores sobre la confianza de los mexicanos en las instituciones (Mitofsky 2015, por ejemplo), encontrará que estamos en los niveles más bajos desde hace 6 años. Todo lo que representa a la clase política está en el sótano de la percepción, y aparte de los discursos retóricos, no hay esfuerzos reales y contundentes para reconciliarse con la ciudadanía. La falta de confianza en las instituciones lleva, por otro lado, a que casi 5 de cada 10 mexicanos crea que está bien que los mexicanos se hagan justicia por su propia mano. Los índices de corrupción no mejoran y las leyes e instituciones que debieran estar funcionando para atender el problema, no acaban de arrancar.

La construcción de la paz implica un cambio mucho más radical que los mandos únicos o la legalización de la marihuana. El foco está en otra parte. Implica una transformación radical de nuestra cultura política y de nuestra cultura ciudadana.