miércoles. 24.04.2024
El Tiempo

Un divorcio violento

"Un divorcio, eso es la confrontación entre la CNTE y el gobierno"

Un divorcio violento

Un divorcio, eso es la confrontación entre la CNTE y el gobierno. Eran una pareja que pareció vivir feliz durante muchos años y en este momento, como en las rupturas de telenovela, se lanzan platos y sartenes a la cabeza, improperios que mezclan verdades, verdades a medias y mentiras. Convivían y departían muy a gusto cuando se podía compartir el presupuesto y la relación daba frutos electorales y económicos para todos.

La narrativa del pleito, para el consumo de los amigos de ambos bandos, es en blanco y negro y quisieran orillarnos a ubicarnos en uno de los polos. Como sucede a veces en esas rupturas que transmiten en programas sensacionalistas, más que tomar partido lo que uno desea es no optar por ninguno.

No le creo al señor gobierno cuando dice que lo único que quiso hacer, cuando se desató el conflicto con la señora CNTE, era una verdadera Reforma Educativa. No le creo, porque para hablar de una reforma educativa de verdad se tendría que estar hablando del tamaño de los grupos y de la infraestructura de calidad; del fin de una educación enciclopédica centrada en el conocimiento para pasar a una centrada en las habilidades; de los planes y programas; de la formación en humanidades, artes, civismo y ética; de la forma en que prepararemos a nuestros niños para convivir con las nuevas tecnologías de información etc. Nada de esto pareciera estar en el centro de la Reforma. Tampoco creo en su diagnóstico, porque pareciera que lo único que hay que cambiar en la educación es a los maestros, como si de ellos dependiera todo el fracaso educativo, y que la llave única para cambiarlos es una evaluación que contempla mal y poco las diferencias regionales y el trabajo real del maestro en el aula.

Pero no estoy de acuerdo con la señora CNTE cuando afirma que en el fondo, lo único que se busca es privatizar la educación. Cualquiera que tenga una idea mínima sobre lo que cuesta una escuela y las posibilidades de negocio, se dará cuenta de que la educación pública básica no es un botín apetecible para nadie. Sólo la educación dirigida a un pequeño segmento de la población de cierto nivel socioeconómico y de algunos lugares puede redituar económicamente. Es verdad que la Reforma legaliza de alguna manera la obligación de los padres y madres de familia para contribuir al mantenimiento de la escuela, y esto, aunque ya sucede en la práctica, al darle forma legal a través de los Consejos de Participación permite que el Estado se sustraiga de esa obligación con más facilidad. Pero también es verdad que el control de la educación, tanto en lo administrativo como en lo que respecta a las políticas educativas, debe estar en el gobierno. Delegarlo al sindicato es también una forma de privatizar la educación a favor de un grupo que no representa al Estado mexicano.

No creo en los métodos vandálicos de la señora CNTE ni en las justificaciones que quieran dar para destruir, violar los derechos humanos de terceros e incluso quitar la vida, para “defender” sus derechos. Pero tampoco creo que el Señor Gobierno, al encarcelar a dirigentes, esté buscando “únicamente cumplir la ley”. Porque si eso fuera verdad, los líderes sindicales de Pemex y otros sindicatos charro priístas y otros  varios gobernadores estarían hace mucho en la cárcel.

No le creo al Señor Gobierno cuando dice que la ley “no se negocia”, porque en una democracia lo que da legitimidad a las leyes es la forma en que éstas se construyen, la forma en que incorporan los puntos de vista de todos los actores. Pero tampoco creo que se pueda negociar si se pide como condición inicial que el otro renuncie a todo, y se mantienen las agresiones y los bloqueos.

No creo que el Sr. Nuño, representante del señor gobierno, tenga la mínima idea de lo que significa dar clases a un grupo integrado, en un aula con goteras en un pueblo oaxaqueño. Es más, no es probable que tenga una idea clara sobre educación alguien que no ha sido maestro, ni estudiado nada vinculado al tema. No entiendo por qué alguien lo puso al frente de la Secretaría de Educación. Tampoco creo que la cúpula de la CNTE represente el sentir y sea la imagen prototípica de todo el magisterio, ni que sus líderes logren transparentar la diversidad al interior de la misma organización.

NO creo que el origen de este asunto, de este divorcio a la mala, sea realmente el interés por los niños y niñas, pero, como en muchos divorcios, ellos terminan siendo moneda de cambio y los primeros damnificados.

No creo en ninguno de los contendientes, qué le vamos a hacer. Pero creo en el diálogo. Dialogar no es claudicar pero sí abrirse a la posibilidad de integrar las ideas del otro, transigir, ceder y ganar. Creo que el lugar para el diálogo debiera ser el Congreso. Un diálogo abierto, público, incluyente (no sólo con estos dos actores, sino muchos más) en el que se puedan apreciar todos los matices, y se desnuden las intenciones reales; en el que se pueda tejer fino y separar los intereses gremiales, políticos y personales de los verdaderamente educativos, para plasmar los resultados en una verdadera Reforma Educativa.