sábado. 20.04.2024
El Tiempo

Las empresas y la construcción de paz

“… propongo un decálogo de acciones que un organismo empresarial podría fomentar entre sus agremiados, a lo mejor, a cambio de un distintivo: «Empresa comprometida con una cultura de paz» …”

Las empresas y la construcción de paz

En un evento reciente organizado por la Mesa de Seguridad y Justicia de León, se preguntó a grupos de personas, organizadas en mesas de acuerdo al sector de pertenencia, cuáles serían los aportes que se podrían hacer por la seguridad: más allá de la solución policial, qué otras cosas podríamos abonar a la paz en nuestro municipio. Al leer las conclusiones de las mesas, me sentí un poco decepcionado del resumen que presentó la mesa en la que se habían reunido representantes del sector empresarial. Puede ser que lo que se escuchó no reflejaba, como suele suceder, lo que realmente se dijo. Pero las propuestas iban, casi todas, en el sentido de “exigir” más a las autoridades, o coadyuvar en labores de vigilancia. Me parece que las cámaras empresariales podrían jugar un papel más importante en el tema de la seguridad, sobre todo en la construcción de condiciones que favorezcan una cultura de paz. Desde la experiencia de trabajo en las colonias donde viven las personas que trabajan en esas empresas, uno puede percibir con claridad muchos aspectos que inciden en la calidad de vida y que favorecen o entorpecen una cultura de paz. Desde esta perspectiva propongo un decálogo de acciones que un organismo empresarial podría fomentar entre sus agremiados, a la mejor, a cambio de un distintivo: «Empresa comprometida con una cultura de paz».

 1. Vivienda digna. Las viviendas y colonias son una fuente inagotable de violencia. Una de las formas en que las empresas pueden contribuir a que las condiciones de vivienda de sus trabajadores mejoren, es, sencillamente, darles acceso al crédito de INFONAVIT. Sin él, un trabajador sólo se puede hacer de una vivienda comprando terrenos irregulares a plazos.

2. Horarios que faciliten la convivencia familiar. Cuando se privilegia la productividad sobre el horario de las personas, especialmente cuando se establecen turnos rotativos que abarcan las 24 horas, se afecta no sólo la convivencia, sino funciones neuronales de las personas, que los hacen proclives a la agresión (ver mi artículo El horario sí importa). Eso, descontando los riesgos a los que son expuestas las personas y las familias que se ven sujetas a traslados en horarios extremos.

3. Horarios para estudiantes. Una inmensa cantidad de jóvenes tienen que trabajar para poder seguir estudiando. Si no lo pueden hacer dejaran de hacer una cosa o la otra, y frecuentemente, por frustración, ambas. Las empresas pueden apoyar en esto, facilitándoles horarios que se puedan adecuar a sus horas de estudio, y premiando los avances escolares de sus trabajadores.

4. Niños y niñas atendidos. Uno de los grandes problemas en las colonias son los infantes no atendidos porque los horarios de los padres no lo permiten. Las empresas pueden ayudar mucho si establecen horarios de medio tiempo, o corridos, que faciliten la presencia de los padres y madres durante las tardes. Parte de esto debe ser el apoyo de las empresas a las guarderías o a programas como las casas de cuidado diario.

5. Equidad de género y no violencia. Una de las principales formas de violencia en las colonias es la que se da al interior de las familias, y es difícil de tratar, aun para las organizaciones que trabajamos en esas zonas, porque permanece como un asunto “privado”. Las empresas son un espacio en el que muchos de estos asuntos pueden ser tratados a través de talleres, porque las mujeres están aisladas de su medio conflictivo. Además se debe estar atento a las formas de discriminación y violencia que se dan en las mismas relaciones de trabajo.

6. Educación de los hijos. Uno de los factores que influyen en la deserción escolar es el poco interés que dan algunos padres de familia a la escuela, generalmente porque ellos no vieron beneficios directos en ello. La empresa puede dar estímulos a los trabajadores que apoyen la educación de sus hijos: apoyos para útiles, becas parciales, etcétera.

7. Espacios de formación humana en la empresa. Muchas empresas ven como pérdida de tiempo los espacios de formación de los empleados, más allá de la capacitación. Ofrecer cursos de artes, de yoga, de espiritualidad, integrados de alguna forma a la jornada laboral para estimular la asistencia, son una inversión para la paz.

8. Formación de la conciencia social de los empleados, especialmente en los mandos medios y altos, organizando, como ya se hace en algunas empresas, actividades de servicio y donaciones colectivas.

9. Fomento al deporte y esparcimiento. Las personas tienen derecho al esparcimiento, y en un país tan desigual como el nuestro, cuesta trabajo comprender que gran parte de los mexicanos tienen pocas oportunidades para ello. La empresa puede incentivar a los trabajadores a hacer deporte, propiciando espacios en los que esto suceda. Hay ejemplos de empresas que pagan, por ejemplo, la inscripción de sus trabajadores a carreras atléticas. Otras invierten en espacios para el esparcimiento y áreas verdes.

10. apoyo al trabajo de OSC. México es el país de la OCD en el que menos personas trabajan en organizaciones sin fines de lucro. A pesar de todo, siempre será necesario el trabajo de las que puedan ofrecer servicios accesibles a personas de las zonas marginadas. Es una forma de construir la paz a largo plazo, pero el porcentaje que las empresas dan en promedio a estas obras es mínimo.

Una empresa que pone en el centro a la persona, no tendrá problemas para imaginar más acciones como éstas.