Explicación didáctica sobre la gestación de una ley

No se puede esperar que una iniciativa, venga de quien venga, pase completita y se vote, sin integrar el ADN de otros que quieren asumir también su paternidad. Algunos querrán fungir como verdaderas píldoras del día siguiente…

Explicación didáctica sobre la gestación de una ley

Puede ser que usted ya esté lo suficientemente grande para saberlo. A lo mejor hace algunos años le dijeron algo parecido para explicarle cómo nacen los bebés. Pero ahora vamos a hablar de cómo nace una ley. No cualquier ley, sino una emanada desde la ciudadanía sin partido.

Para que una ley que no sea hija de los partidos políticos pueda ver la luz, se requiere en primer lugar darle forma, crearla a partir de personas que estén dispuestas a trabajar en ella aunque no se tengan muchas probabilidades de éxito. Aunque es emocionante y a veces divertido, hay que advertir que se divierte uno menos que cuando se trata de hacer un bebé. Una vez que tenemos elaborado el texto de la ley, estamos apenas como quien siembra una semillita. En esta etapa de desarrollo la semillita se llama “iniciativa ciudadana” pero su nombre oficial es “Ley General de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos”. Como este nombre es largo y aburrido, nosotros le decimos de cariño Ley 3de3.

Pero volvamos a su historia. Ahora hay que implantarla. Para lograrlo hay que pasar por algunos requisitos que pusieron los señores legisladores: nos piden, cuando menos, el equivalente al 0.13% de los inscritos en el padrón electoral, o sea más o menos 106 mil firmas, de su puño y letra, y presentando credencial electoral. Los señores son recatados y no se dejan implantar por cualquiera. Parece difícil, pero el amor todo lo vence. El proceso inició lentamente el 2 de febrero y tuvo su culmen el 16 de marzo con la recolección intensiva de firmas en las plazas de varias partes del país. El resultado es que, hasta la fecha, se han reunido más de 600 mil.

Para que la iniciativa se considere aceptada, el INE tiene que confirmar que las firmas son auténticas y su amor verdadero. Pero dado que 600 mil firmas superan con mucho lo que pedía el remolón Senado, por lo pronto ha cedido a los requiebros amorosos de la sociedad, ha concedido una prueba de amor y la pequeña Inciativa se ha implantado para ser discutida en el Senado. No es más que eso, sólo le dieron entrada. Pero ya es algo.

Teóricamente, hasta que el INE valide las firmas el dictamen será turnado a comisiones. Sin embargo hace unos días nos enteramos (con un ultrasonido) de que la iniciativa ya avanzó y fue turnada a comisiones. Pero cuidado: apenas va la semillita viajando por el útero de este aparato complejo que es el Congreso. No empiecen a tejer chambritas. El camino está lleno de dispositivos antiembarazo y de peligros de malformación.

No se puede esperar que una iniciativa, venga de quien venga, pase completita y se vote, sin integrar el ADN de otros que quieren asumir también su paternidad. Algunos querrán fungir como verdaderas píldoras del día siguiente, para evitar el buen desenlace del “producto”; otros son verdaderos virus como el zika, que podrían inyectar su carga genética y provocar que la pobre 3de3 termine con microcefalea, y lo que es peor, sin dientes suficientes para poder morder al corrupto más pachoncito. Y los riesgos se multiplican por dos, porque las leyes son como los canguritos: salen del útero del Senado y luego van a la bolsa de los diputados.

Un dato esperanzador es que los senadores aceptaron incluir a los padres y madres originales de 3de3, miembros de la sociedad civil, en las comisiones que discuten diferentes segmentos de esta ley. Incluso los invitaron a participar en comisiones que discuten otros aspectos de la Ley General Anticorrupción, que no forman parte de la iniciativa propuesta.

La lucha que deberán dar los representantes ciudadanos que han sido invitados a defender la propuesta, tiene que asegurar que los elementos esenciales de la iniciativa permanezcan. El gran riesgo es que como muchas veces sucede, aparezcan nominalmente los aspectos que propone este iniciativa ciudadana, pero descafeinados o puestos en marcos legales que les impidan ser verdaderamente efectivos. Que 3de3 tenga la hermosa cara de la madre, pero que por dentro tenga todos los malditos vicios del padre.

El gran problema que tiene al nacer una ley anticorrupción que quiere ver la luz y ser efectiva, es que está llamada a destruir el andamiaje de la corrupción sistémica que han construido y mantenido algunos de los que la están manoseando. Esos mismos que la votarán (¿o la botarán?) podrían ser los primeros damnificados.