De la honra de los políticos y la corrupción sistémica

"Ahora resulta que le tenemos que pedir perdón a Humberto Morerira por haber pensado mal de él y dicho cosas que pudieron haber dañado su honra"

De la honra de los políticos y la corrupción sistémica

Ahora resulta que le tenemos que pedir perdón a Humberto Morerira por haber pensado mal de él y dicho cosas que pudieron haber dañado su honra. Sugiero que organicemos un acto de desagravio en alguna de las grandes instalaciones que hicieron para las alocuciones papales, antes de que las desmantelen. Caigo en la cuenta que el señor se lo merece, porque somos nosotros los que no hemos entendido algunos conceptos básicos sobre la moral pública en México, ignorancia teórica que nos lleva a ver moros con tranchetes en todos lados. Repasemos.

Primero: en México no se lava dinero, simplemente porque no se necesita. En México la mayor parte del dinero que circula ya es sucio, así funciona. Luego entonces, acusar a un pobre exprofesor de secundaria como es el señor Moreira de lavado de dinero, resulta a todas luces absurdo.

Segundo: en México no hay riquezas inexplicables, mucho menos tratándose de las cuentas de banco de los políticos. En México, ya lo dijo Hank, el político pobre es un pobre político. Lo inexplicable en México son los políticos que no se enriquecen gracias a sus puestos (que los hay, desde luego). Que un profesor de secundaria, que no ha hecho nada más que trabajar en el sector público toda su vida, pueda darse vida de faraón en Barcelona, no tiene nada de inexplicable. Pensar lo contrario es atentar contra su honra.

Tercero: En México, mentir no es lo que en todo mundo se entiende por eso. Decir que se tiene una beca del sindicato y ser desmentido al ratito, eso no es mentir, no tiene importancia y no atenta contra la honra del político. Porque ser político en México tiene que ver con mentir con seguridad y desvergüenza: sobre lo malo que se hizo y lo bueno que no se hizo; sobre lo que se tenía antes y los que se tiene después; sobre lo que se piensa de candidato y lo que se piensa ya electo.  Mentir, para un político, no tiene que ver con su buena o mala fama; son sólo gajes del oficio. Hacer caricaturas de un político con la nariz de pinocho, por ejemplo, es cosa muy fea y atenta contra su honra.

Cuarto: Mientras que en muchas partes del mundo se entiende que con los puestos públicos se adquieren, junto con el poder de decidir, grandes responsabilidades, en México se sobrentiende que el puesto público te da poder para todo y no te hace responsable de casi nada. De forma que si el Estado que uno gobierna adquiere una deuda por dos mil setecientos millones de dólares con documentos falsos, mismos que son gastados en lo oscurito y pagados transparentemente por los ciudadanos, no tiene por qué haber responsabilidades del gobernador en turno. Pensar lo contrario es atentar contra la honra del susodicho.

Quinto: Si alguien parece corrupto, hace cosas propias de los corruptos, huele a corrupto, gasta y compra departamentos en el extranjero como corrupto, pero no se le puede comprobar nada porque las leyes están hechas para que los corruptos se camuflen y salgan impunes, el alguien que describimos no es corrupto. Decir lo contrario es atentar contra su honra.

La corrupción sistémica, nos dice David Arellano Gault (¿Podemos reducir la corrupción en México? CIDE) es la “intención organizada de corrupción de un grupo importante y con poder en diversos ámbitos públicos y privados Este fenómeno constituye y se apoya en un marco de costumbre y “normalidad” que le da continuidad y realimenta sus efectos, mismos que se expresan a través de comportamientos anómalos que se convierten en una situación anómica al sistema”.  La anomia, en términos sociales, significa la ausencia de normas y valores comúnmente aceptados que ayuden a crear una estructura en la que los individuos puedan desarrollarse. Más aún, puede ser la existencia de normas que explícita o implícitamente justifiquen comportamientos como el cohecho, el peculado y demás linduras. La corrupción sistémica en México no son actos aislados sino una verdadera propuesta de funcionamiento impulsada desde el poder –o desde algunos círculos del poder–, que ha trastocado el sistema normativo de toda la sociedad. Eso hace tan difícil su combate y explica los grandes actos de corrupción, como la mordida cotidiana que exige aceitar la maquinaria para poner un medidor de luz o sacar un permiso de construcción. La corrupción sistémica permite que personajes como Romero Deschamps o Moreira deambulen por ahí, dando cachetadas con sus guantes blancos a los sospechosistas y exigiendo la reparación de su honra.

No hay soluciones fáciles, pero claramente hay qué empujar cambios normativos que nos ayuden a caminar en la dirección correcta. 3de3 es una iniciativa impulsada por organizaciones de la sociedad civil, que busca elevar al nivel de ley obligatoria la presentación de tres declaraciones de los funcionarios públicos de alto nivel y los candidatos a puestos de elección popular: declaración patrimonial, declaración de impuestos y declaración de conflictos de interés.

Estas tres declaraciones apuntan a la transparencia necesaria para tener una información mínima sobre las personas que muestran tanto entusiasmo por gobernarnos cada tres o seis años. Queremos saber cuánto tienen antes y después de ocupar el puesto; queremos saber si pagan sus impuestos como cualquier ciudadano decente, y ver si esa declaración casa con su declaración patrimonial. Queremos saber cuáles son sus posibles conflictos de interés, para conocer en qué ámbitos habrá qué verlos con mayor atención y en qué áreas no pueden influir en las decisiones.

No debe haber pretextos; a nadie lo obligan a ocupar un cargo público. Si no quieren transparentarse pueden permanecer en el anonimato, pero no aspiren a que paguemos sus cuentas. Transparentar nos ayudará a distinguir entre la buena y mala honra de nuestros políticos. A los buenos les conviene.

Se necesita reunir 120 mil firmas para ingresar la iniciativa de Ley. Hay muchos lugares dónde firmar para hacer obligatorias las tres declaraciones. En León, por lo pronto, las oficinas del Observatorio Ciudadano y las de Propuesta Cívica sirven como centros de acopio. Firma y conviértete en un promotor de la propuesta.