martes. 16.04.2024
El Tiempo

Índices flamígeros

"Es así que se publican índices de corrupción, de pobreza, de democratización, de... y en general resulta que los dichos índices terminan siendo siempre índices flamígeros para nuestro sufrido país."

Índices flamígeros

No sé cuándo escuché por primera vez la expresión “índice flamígero”. Pero recuerdo que al principio, la imagen que me evocaba era la de un dedo consumiéndose en llamas; y no entendía qué sentido tenía el señalar algo con un dedo encendido. Más adelante aprendí que flamígero significaba “que arroja llamas”, muy al estilo de los superhéroes; un índice flamígero quema al sujeto señalado. Pero luego también fui comprendiendo (de algo tienen que servir las maestrías) que índice le llaman a algo más que al dedo que está entre el medio y el pulgar, sino a otras cosas: a esos listados de calificaciones que muchas organizaciones del mundo les ha dado por difundir con la finalidad de ubicar a los países y las instituciones en comparación con las otras. Es así que se publican índices de corrupción, de pobreza, de democratización, de... y en general resulta que los dichos índices terminan siendo siempre índices flamígeros para nuestro sufrido país.

El último, infeliz, índice flamígero, lo publicó una organización mundial que se hace llamar “World Justice Proyect” y que desgraciadamente es bastante seria. Digo desgraciadamente porque su índice termina por señalarnos con un dedo que dispara fuego como un soplete de acetileno. El índice de marras trata sobre el Estado de Derecho en los países. Levantaron más de 100 mil encuestas en hogares y entrevistas con expertos. Estructuraron su estudio a partir de 44 indicadores organizados en 8 ítems, a saber: Restricciones al poder de los gobiernos, ausencia de corrupción, gobierno abierto, derechos fundamentales, orden y seguridad, aplicación de las normas, justicia civil y justicia criminal.

El análisis incluyó a 113 países de los cinco continentes. La mejor calificación es 1 y la peor 0. El índice se encuentra en su página de internet y permite ver los resultados por país y compararlo con países de su misma región o de su mismo nivel de ingresos. México obtuvo una calificación de 0.46 que nos ubica en el lugar 88 de 113 (si fueran cien, estaríamos en el 78)  Los mejores del mundo son los aplicados de siempre: Dinamarca (0.89) Noruega (0.88) Finlandia (0.87) y Suecia y Holanda (0.86). Ya sabíamos que el Estado de Derecho en nuestro país está bastante chueco, pero siempre sirve compararse, para evitar esos recurrentes pretextos de que los fenómenos son propios de nuestro desarrollo como parte de una región determinada o que el proceso de crecimiento económico que tenemos nos determina etc. Por eso es interesante ver nuestro lugar dentro de un grupo que The World Justice Project (WJP) llama “Países de ingreso medio alto”. Ahí ocupamos el número 32 de 37. Si nos ubicamos en la región de Latinoamérica, nos situamos en el número 24 de 30, sólo por encima de Ecuador, Guatemala, Nicaragua, Honduras, Bolivia y Venezuela.

Pero también es interesante comparar los indicadores entre sí. ¿En cuáles salimos más mal?¿en cuáles no tanto? Nuestra mejor calificación es la de gobierno abierto. Tenemos el lugar 34 de 113, con una calificación de 6.1. Es innegable que las instituciones que se han ido construyendo después del 2000 en torno a la transparencia funcionan, pero lo paradójico del asunto, es que no hemos logrado que es transparencia se traduzca en menos corrupción. Y justo en éste rubro –lo podríamos haber adivinado–, estamos parados en el 99 de 113 ¡sólo mejor que 14 países!  En Latinoamérica estamos en el 28 de 30, y en 36 de 37 si nos comparamos en corrupción con países con el mismo nivel de ingreso. Y aunque Peña insista que la corrupción somos todos, hay que decir que en este tópico las preguntas que se hicieron fueron: ¿Los funcionarios del poder, legislativo, ejecutivo y judicial, así como la policía y el ejército, utilizan su puesto para obtener ganancias ilegales? Recordemos que el índice está calificando el estado de Derecho, no al país en su conjunto.

Las otras tres calificaciones más bajas, tienen que ver con lo que también podríamos imaginar: orden y seguridad, justicia civil y justicia criminal. Ésta última es la peor calificada: 108 de 113 a nivel global, 27 de 30 en nuestra región y 36 de 37 en nuestro grupo de ingresos.  Justicia civil y orden y seguridad, por el estilo 101 y 94 de 113, respectivamente.

Podría no seguir para no llorar y no abrumar con datos que se pueden consultar con calma en la página de WJP, pero vale la pena detenernos en un indicador más: restricciones al poder gubernamental, que tiene que ver con el equilibrio de poderes. Ahí se evalúan, entre otros, los siguientes rubros: límites que establece el poder legislativo, 0.58; límites que establece el poder judicial, 0.44; auditorías independientes 0.42; sanción a la mala conducta de los funcionarios públicos, o sea, no impunidad, ¡0.21!. En el global, en éste rubro ocupamos el escaño 83 de 113. Vale la pena detenernos en este indicador, decía líneas arriba, porque aquí puede estar la clave de todos los demás. En un arreglo republicano el equilibrio de poder y los mecanismos de control gubernamental son la base fundamental. Nuestra democracia se construyó sobre los cimientos de un partido único (que no ha sido destruido) y que impregnó a toda una clase política que no ha sido capaz de construir un efectivo equilibrio de poder. El interés central de la mayoría de sus integrantes, o al menos de los que todavía deciden el rumbo del país y los partidos, no es cómo construir el mejor gobierno sino cómo llegar y mantenerse en el poder a toda costa, aunque para ello haya que hacer alianzas con el diablo, transigir y hacerse de la vista gorda. No hay equilibrio de poderes cuando los intereses personales del político están siempre por encima de los del partido y los intereses del partido están siempre por encima de los intereses nacionales. Congresistas y Jueces más preocupados por cuidarse las espaldas y allanar su carrera política que por vigilar a los otros poderes; políticos más preocupados por que no se les adelanten en la carrera presidencial que por sacar de una vez por todas un sistema anticorrupción aletargado. Parece ser que los índices flamígeros no los alcanzan ni a broncear un poco.

 

http://worldjusticeproject.org/rule-of-law-index