viernes. 19.04.2024
El Tiempo

Un regaño de regreso al Papa Francisco

" ... la Arquidiócesis de la Ciudad de México se pregunta:” ¿tiene el Papa alguna razón para regañar a los obispos mexicanos?"

Un regaño de regreso al Papa Francisco

Una de las notas más comentadas sobre la pasada visita del papa Francisco fue el discurso que dirigió a los obispos mexicanos, en el que la mayoría vimos un regaño a los altos jerarcas de la Iglesia nacional. La esperanza (que no muchos tenían, hay que decirlo) era que los obispos que tuvieran cola para ser pisada, tomaran nota. 

El semanario “desde la Fe”, órgano oficial de la arquidiócesis de México, y en cierta forma del Cardenal Norberto Rivera, nos acaba de informar que algunos obispos no están dispuestos a ponerse ese saco. En la editorial del pasado domingo,  el semanario nos explica que lo único que el Papa hizo es llamarlos a estar alerta, y acusó a los medios de comunicación de prestar atención sólo a las frases espectaculares tergiversando su sentido: “Fue la frase ‘Pelear como hombres’ la que repercutió entre los comunicadores –empujados más por el histrionismo mediático que por el profundo significado de las palabras– como de un fuerte regaño a los pastores”.  Cuando uno ve las palabras textuales del Papa, no las editoriales al respecto, podemos leer:  "Esto es esencial hermanos, esto no está en el texto pero me sale ahora: si tienen qué pelearse, peleense, si tienen qué decirse cosas, se las digan, pero como hombres, en la cara y como hombres de Dios, que después van a rezar juntos, a discernir juntos y si se pasaron de la raya, a pedirse perdón, pero mantengan la unidad del cuerpo episcopal" ¿Esto no es un regaño? O lo que sigue: “No se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa; no pongan su confianza en los “carros y caballos” de los faraones actuales (...) No pierdan, entonces, tiempo y energías en las cosas secundarias, en las habladurías e intrigas, en los vanos proyectos de carrera, en los vacíos planes de hegemonía, en los infecundos clubs de intereses o de consorterías (...) ¿acaso se ha diluido, se ha olvidado, la necesidad de regazo que anhela el corazón del pueblo que se les ha confiado a ustedes?”

Frente a estas palabras duras, la Arquidiócesis de la Ciudad de México se pregunta:” ¿tiene el Papa alguna razón para regañar a los obispos mexicanos? Lo que sí tiene el Papa, y muy claro, es que la Iglesia en México es un caso atípico en relación con otros países de América”.  O sea, en forma velada, te decimos, Papa Francisco, que no puedes regañar a una Iglesia particular que es diferente a todo lo que conoces. Somos tan diferentes que no nos comprendes.

“No se necesitan “príncipes”, sino una comunidad de testigos del Señor” les dice también el Papa, y Norberto Rivera contesta: “Mientras otras instituciones han fallado en el cuidado y procuración del bien común, los obispos mexicanos han venido acompañando al pueblo sufriente y apaleado, haciendo una vida de entrega al prójimo, y no de “príncipes” sin contacto con el rebaño”. Es evidente que en México sí hay obispos de mezclilla que recorren las comunidades y se comprometen con la gente, pero también lo es que hay muchos otros que se pasean en sus carros de lujo y les cuesta trabajo abandonar las comodidades de sus palacios episcopales. ¿Se incluye Norberto Rivera a sí mismo entre esos  obispos que han acompañado al pueblo sufriente? Sorprendente.

Finalmente, frente a la acusación de falta de lealtad en las disputas internas, de la falta de unidad, el semanario da una respuesta paradójica: “El Episcopado Mexicano está unido y dispuesto a hacer frente a los retos que Su Santidad le ha puesto enfrente. Lamentablemente, existe la mano de la discordia que intentó poner los acentos negativos, parcializando la visión de Iglesia y tratando de influir en el discurso Pontificio para conseguir un efecto contrario en el público, al subrayar desafíos y tentaciones como males del episcopado. (...) ¿O será que las palabras improvisadas del Santo Padre responderían a un mal consejo de alguien cercano a él? ¿Quién mal aconsejó al Papa?” O sea, no estamos desunidos, pero aprovechamos este espacio para lanzar una pedrada (trapera y desleal otra vez) a “alguien” que mal aconseja al Papa.

Para Norberto Rivera las amenazas a la Iglesia siempre vienen de fuera, y el papa les propone que miren hacia adentro, pero no está dispuesto a hacerlo. La Iglesia Mexicana está bien y sus obispos mejor. Y se ampara en datos ambiguos: el 85% de los mexicanos es católico. No importa que sólo un 45% sea practicante, o que sólo el 50% de los mexicanos considere que los representa.

La editorial del semanario oficial, inusual en la Iglesia Católica, revela varias cosas que hacen ver el tamaño de la misión que tiene enfrente el Papa Francisco. Por un lado revela una jerarquía (o al menos parte de ella) incapaz de la autocrítica, pero dispuesta a una rebeldía que ha rebasado los corrillos del vaticano y de los obispados. Es una contra cada vez más abierta.

Revela también, esta lamentable editorial, que las sospechas de Francisco, o los malos consejos de ese “alguien” que le susurró al oído, no están lejos de la realidad, y algunos obispos no están dispuestos a cambiar ni dejar sus viejos hábitos de darse golpes bajo la mesa. Habrá qué ver hasta dónde llega esta disputa.

La balanza entre los obispos dispuestos a caminar junto con Francisco y los que se oponen a él, se tendrá que ir inclinando hacia uno de los lados, pero el pronóstico es reservado. La gran duda es si el cambio en la Iglesia tardará mucho más que lo que el Papa pueda durar en el encargo, porque las estructuras asentadas por los papados anteriores no se desmantelan de la noche a la mañana