jueves. 25.04.2024
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¿Les sobran 500 millones?

"Los últimos meses el tema del estadio León ha trascendido la escena deportiva para entra en el ámbito político"

¿Les sobran 500 millones?

Los últimos meses el tema del estadio León ha trascendido la escena deportiva para entra en el ámbito político. Por un lado, se mantiene el conflicto por la propiedad del inmueble; por otro, han salido a la luz las ventajosas condiciones en que los actuales propietarios del León hacen uso de las instalaciones (13 mil pesos mensuales, ¡una verdadera ganga!). Y en los últimos días a resurgido la idea de que el gobierno estatal done al Grupo Pachuca un terreno dentro de la mancha urbana de unas 35 hectáreas, con un valor aproximado de 500 millones de pesos.

No hay que olvidar que el actual estadio se construyó en un terreno que en los años sesenta el gobierno del estado donó, y después de muchos años y de varios pases mágicos, resulta que ya es de unos vivales, o al menos en eso estamos. Tampoco hay que olvidar que cuando un gobernante se pone generoso y saca la chequera, los que pagaremos el cheque seremos los ciudadanos, porque no está haciendo el donativo de su sueldo, sino del erario. La pregunta es, finalmente, si debemos los ciudadanos subsidiar un negocio que, aunque se presenta como social es en realidad un negocio privado, y, como veremos, uno de los negocios con algunas facetas oscuras.

Hay millones de equipos de futbol en el mundo, miles en México, pero en realidad solo unos cuantos son profesionales. Muy poquitas empresas están en el negocio. En el caso de México, y con la multipropiedad, no más de 15. Para entrar al mercado, como dice la revista Forbes, hay importantes filtros, lo que reduce las posibilidades de participar. Además hay un solo regulador internacional que está por encima de los gobiernos locales, lo que pone a las empresas participantes en un limbo jurídico, especialmente en países tan poco propensos a la aplicación estrictas a de las leyes como el nuestro. Es, en cierto sentido, monopólico, puesto que en su conjunto tienen las llaves para incluir o excluir a otros posibles competidores. No hay manera de jugar más que en la liga que ellos controlan.

Es un negocio multimillonario, no son hermanas de la caridad ofreciendo un servicio voluntario. 4 de los dueños del futbol están en la lista de multimillonarios mundiales de Forbes. La franquicia más cara en México, la de Chivas, vale la friolera de 328 millones de dólares. La del Monterrey 248, la del América 229 millones de dólares. Claro que esos equipos tienen estadio propio. La del León tiene un valor de 57.3 millones de dólares. Nada despreciable.

Más datos de Forbes: En México hay al menos 22 jugadores que ganan más de un millón de dólares anuales; El jugador mejor pagado en la Liga MX gana 346 veces más que el mejor salario de un jugador de la liga de Jamaica; 81 veces más que el de Honduras; 25 más que el de Uruguay y 21 más que el de Guatemala. Eso no quiere decir que todos ganen así. Muchos son desechables y por la naturaleza de negocio supranacional sus condiciones laborales les impiden sindicalizarse y son tratados muchas veces como mercancía.

La relación del negocio del futbol con el fisco en México es especial. Una empresa futbolera, como cualquier mortal, sea persona física o moral, debería ver gravados todos sus ingresos: entradas, derechos de televisión, mercadotecnia y publicidad, dividendos, así como por la venta de activos, como es el caso de los jugadores. En México lo usual, como se ha demostrado, es que las empresas lleven dobles y triples contabilidades. León recibe sólo el 17% de sus ingresos por concepto de entradas. El contrato de transmisión 2013-2015 que firmó el León con Fox Sports le dio a ganar 6 millones de dólares por temporada y otro tanto similar por su transmisión en Estados Unidos. Eso representa otro 20% de sus ingresos. Pero el mayor porcentaje de sus ingresos es por patrocinios: el 26%. Es muy difícil saber cuánto ganan y a cuánto se venden los jugadores y cuánto reciben por conceptos tan elusivos como las entradas y las ventas de cerveza y banderines en los estadios.

¿Cuáles son las razones por las que un Gobierno pudiera subsidiar a una empresa que maneja esos números? Un Estadio es un inmueble que no tiene un uso muy intensivo. El actual Estadio no recibe al año más de unos 500 mil asistentes, considerando entradas normales. El parque Metropolitano, para ponerlo en perspectiva, recibe casi 350 mil sólo durante el Festival del Globo.

¿Cuántos empleos permanentes se generarían? Un estadio de fútbol en el que se juega cada 15 días no generaría por sí mismo muchos empleos de calidad. Una vez donado el terreno, la franquicia del León aumentaría su valor considerablemente ¿en beneficio de quién? ¿Necesitan los Martínez y el Sr. Slim de nuestro apoyo para acrecentar su raquítico patrimonio? No es que el grupo en cuestión esté haciendo mal su trabajo ni que sus objetivos sean deshonestos, pero son personas con capacidad financiera para invertir y como bien sabemos, pueden sacar dinero de las piedras sin que nosotros los ayudemos.

¿Qué alternativas se tendrían donando esos terrenos o ese dinero para otros fines? Un ejemplo: el Parque Metropolitano Poniente, en Las Joyas, un espacio de 35 hectáreas con dos ollas de agua y muchos espacios arbolados. Con 500 millones de pesos se podrían comprar los terrenos y construir un nuevo pulmón para la ciudad que se constituiría en un detonante para el desarrollo de la zona. O se podrían hacer 5 deportivas menores en otras partes de la ciudad. O se podría crear un fondo para apoyar a 500 pequeños emprendedores con un millón de pesos a cada uno, o 10 super escuelas de a 50 millones cada una.

Parte del problema es que se nos ha enseñado a creer que los equipos de futbol son nuestros, del pueblo, y que merecen donativos de esa naturaleza y más. La verdad es que ni el León es de nuestro, ni el América es de los capitalinos, ni el Guadalajara de los tapatíos. Nunca nadie nos ha consultado nada sobre la forma en que se toman las decisiones o lo que se hace con el equipo. Son negocios particulares. Tan es así que las franquicias se pueden vender al mejor postor. Claro que es más redituable políticamente ofrecer 500 millones para un estadio que gastarlos responsablemente en cosas de mayor trascendencia. Esperemos que lo del ofrecimiento sea sólo un rumor y que, si les sobran 500 millones nos digan en dónde están, para buscarles un mejor acomodo.