miércoles. 24.04.2024
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Opinión • Concertacesión • David Martínez Mendizábal

“…se cumplen 30 años de aquel bochornoso episodio de la vida política de nuestra entidad y particularmente del Congreso…”
Opinión • Concertacesión • David Martínez Mendizábal

 

El 26 de septiembre de 1991, Carlos Medina Plascencia tomó posesión como gobernador interino del estado de Guanajuato. Recién se cumplen 30 años de aquel bochornoso episodio de la vida política de nuestra entidad y particularmente del Congreso.  El Partido Acción Nacional negoció en las cañerías del mundo político una gubernatura, que se decidió en Los Pinos bajo la concertacesión de actores como Vicente Fox, Fernández de Cevallos, Luis H.  Álvarez y del lado del priismo, Carlos Salinas de Gortari,  el defenestrado Ramón Aguirre y Fernando Gutiérrez Barrios.

En su libro Ahora es Cuando, Carlos Medina narra con detalle estos vergonzosos; les llama desagravio parcial, pero una mente más aguda no deja de ver lo que ocurrió para que un Congreso de mayoría priista -sí, una legislación que precedió hace 30 años a la que ahora inicia funciones- votó para que hubiese un gobernador emanado del PAN. ¿Magia? ¿Milagro? O acaso concertacesión.

Ahora me dirijo sobre todo a ustedes, jóvenes, a quienbes en ocasiones les endulzan la historia, porque deben tener presente que así iniciaron los 30 años de gobierno de este partido, torciendo la ética y  la ley para que se lograran los fines políticos de sus antecesores. De ahí vienen, y ese gravísimo error las y los va a acompañar en toda su trayectoria.

Martínez Assad lo narra así:

De manera sui generis el PAN obtuvo su segunda gubernatura, porque después de mucho rejuego, donde se exhibieron un PRI dividido en el estado y un PAN dispuesto a la negociación política, Carlos Medina Plascencia, entonces presidente municipal de León, fue nombrado gobernador interino en medio de una tormenta política, conjurada por la línea negociadora originada directamente en Los Pinos, en la ciudad de México […] adquirió un peso importante la jerarquía católica. Con el paso del tiempo se hacían bromas y se decía que el encargado del gobierno era el señor obispo, y el de la iglesia, el señor gobernador” (Martínez Assad, El pasado y el presente político de Guanajuato, p.362).

Esta alianza PRI-PAN, que ha continuado por décadas, hizo posible que Guanajuato, al más puro estilo salinista, sentara las bases para que se adoptara el modelo neoliberal en nuestro estado, y que sólo ha traído más desigualdad y pobreza.

Revisen los dos tomos de Guanajuato Siglo XXI -espero que se sepa a qué me refiero- y encontrarán las líneas torales que han originado el andamiaje institucional de los gobiernos panistas. Incluso los creadores de esos documentos siguen siendo los líderes intelectuales de las acciones de gobierno.  En los dos tomos de Guanajuato Siglo XXI no encontrarán ninguna línea sustantiva sobre justicia social, derechos humanos o de reconocer la situación de las mujeres, los migrantes y una política social descafeinada. El clásico modelo de la justicia por goteo permea todas las líneas del Guanajuato S XXI: la riqueza para las clases de arriba y las sobras que caen, a las de abajo. Por eso pueden coexistir en nuestra entidad bajo la pauta neoliberal los altos niveles del PIB con la desigualdad social, sin que cause mayor problema.

Es necesario señalar que el modelo neoliberal ha sido tratado con abundancia en la academia (recuérdese a Wallerstein, Saskya Sassen, Thomas PIketty, en México mucho hemos escrito al respecto, recomiendo a Fernando Escalante del COLMEX) y también en los organismos dependientes de la ONU: CEPAL, PNUD, ONU Mujeres y muchos más. Lo digo porque no es un invento de la izquierda, sino un modo de buscar el progreso de las sociedades que ha privatizado los bienes públicos y ha arrastrado mucha corrupción. Son las líneas pautadas por Reagan y Tatcher, en 1989, en lo que se denominó el Consenso de Washington.

De esa línea ideológica viene el fallido Instituto de Educación Permanente, los experimentos de los Impulso, la supresión del COESPO, el elefante blanco llamado parque Bicentenario, Pastas Finas, la negativa por tener un gobierno y un Congreso más austeros, el tercer lugar nacional en migración, el programa Escudo, hasta llegar al estado actual de inseguridad y violencia, que como ha dicho el coordinador del grupo parlamentario de Morena, devela la nula pertinencia del actual fiscal.

Nada que festejar este 25 de septiembre. Tomemos de referencia a la historia para aprender de ella y no tropezar con la misma piedra recurrentemente.

Y hablando de historia, no nos vengan ahora con la crítica del gobierno de López Obrador por la invitación que hizo a la CELAC a Maduro ya Diaz Canel. ¿Ya se les olvidó el “comes y te vas”? ¿Ya no recuerdan que Fox, Calderón y Peña Nieto invitaron a nuestro país a Fidel Castro y a Chavez? No le jueguen a rasgarse las vestiduras.

Hago un respetuoso exhorto a cambiar las ideas centrales de las acciones públicas para generar un Guanajuato más democrático -sin concertacesiones vergonzosas- y más justo -sin concentración brutal de la riqueza. Quienes nos llamamos humanistas tenemos el deber de construir una sociedad más igualitaria, justa y sustentable.