A toda madre…

“Pero si digo que las madres «se la pasen de poca…» (es una expresión ya muy fuerte), igual refleja un sincero deseo de que su día sea sensacional...”

A toda madre…

…deseo felicitarla en este su día y, también, todos los días.

Polisemia es la parte de la gramática que estudia los diversos significados de un mismo vocablo. Sin embargo, la intención de un enunciado no se construye solo con la suma de sentidos; también con ellas se integran sintagmas, que son un conjunto de palabras con sentido propio. Su interpretación depende de dos factores: el contexto social y la forma en que se relacionan con el resto de vocablos. La palabra ‘madre’ en México es tan rica en significados que integra sintagmas de lo más variado.

Las acepciones se encuentran en la coincidencia de múltiples factores: el contexto social (regionalismo); el orden de la oración (sintaxis); el pausado (puntuación); y la entonación (tiempos y vocablos). Me centraré en el primer aspecto, aprovechando el 10 de mayo y el pasado debate político de candidatos a la presidencia de la República.

Por el contexto social, tenemos casos como el encabezado. Este pude interpretarse –si estuviere aislado– como «algo muy bueno» o «muy veloz» (depende del contexto). Aquí ‘madre’ tiene sentido de intensidad. Ahora, completado con la primera línea de este texto, es una felicitación a todas las que han tenido hijos.

«El debate valió madres», el sintagma califica al encuentro entre candidatos (no sirvió de algo). Es decir, que a pesar de esfuerzos y ataques, las simpatías electorales no se han alterado. La presentación de los candidatos y su actuación frente a cámaras no tuvo incidencia en las preferencias del voto. En este sentido ‘madre’ tiene la acepción de algo inútil.

«¡Mi madre!»: fue lo expresado hace seis años durante el debate cuando la edecán contratada en aquella ocasión dejó apreciar su escote frente a cámaras. Estrictamente, la exclamación no se refiere a quien parió al que enuncia: ahora estamos frente a una interjección.

Como sintagma adjetival: «¡Qué poca…!, el Bronco nos distrajo a la audiencia con la amenaza de mochar a ladrones». Seguro fue comentario entre directores de campaña. Después de sesudas sesiones para «traer agua a su molino», uno de ellos se roba la atención general con una propuesta llena de barbarie (no la preferencia de voto).

Sintagma verbal es cuando el grupo de palabras hace el papel de verbo: «Vamos a madrear a ya sabes quién». El intento se hizo. Pero con los trapitos al sol, solo se evidenció el nivel del debate. Aquí ‘madre’ se convirtió en el verbo golpear; pero su diferencia es que madrear implica golpes con mucha intensidad.

«Ante este madrazo, algunas campañas ya no repuntarán»: sintagma preposicional. Normalmente, este tipo de sintagmas lo inicia una preposición. En el ejemplo se convierte en una condición que da particularidad, sentido o rumbo a la oración principal (golpe).

La palabra ‘madre’ en diminutivo también implica poca cosa: «El porcentaje de simpatizantes por los independientes, es una madrecita frente a los tres grandes contendientes».

También sustituye al objeto (despectivo): «Dónde está la… esa». Cuenta, de igual forma, con el sentido de triunfo: «Les dio en…; no pudieron bajar sus simpatías». Asimismo, añade sentido de desorden con el prefijo des-: «¡Qué desmadre provocó el Bronco». Por supuesto, como lo más importante: «Por mi madre que no tengo esos tres departamentos».

Pero si digo que las madres «se la pasen de poca…» (es una expresión ya muy fuerte), igual refleja un sincero deseo de que su día sea sensacional.