Abstencionismo y otras palabras negativas

"El 53% de la población nacional, en promedio, se abstuvo en las pasadas elecciones del 7 de junio"

Abstencionismo y otras palabras negativas

Es característico que pasadas las elecciones, la información de los medios recurra a ciertas palabras de forma regular. Me refiero a vocablos como ‘abstencionismo’,  ‘apatía’, ‘protesta’, ‘inconformidad’ y algunos otros. Son palabras recurrentes porque cada elección sucede lo mismo, aunque el porcentaje de esos actos varíe.

El vocablo ‘abstencionismo’, define el Diccionario de la Real Academia Española, DRAE, es la «Doctrina o práctica de los abstencionistas». La ‘abstención’, indica la misma obra, es la acción o acto de abstenerse. En la tercera acepción de la palabra: «No participar en algo a que se tiene derecho, por ejemplo, en una votación».

El 53% de la población nacional, en promedio, se abstuvo en las pasadas elecciones del 7 de junio. El asunto es preocupante porque la abstención no es un mecanismo de presión o de manifestación de descontento. Es decir, quienes obtienen mayoría de los pocos que votan, ocuparán los cargos de elección que estuvieron en juego. La abstención en última instancia no estorba a quienes ganaron, sino que les quita una preocupación (esos no protestarán masivamente, solo comentarán entre sus conocidos su incomodidad o desacuerdo). La abstención, en vez de ser una manifestación de rechazo o repudio, resulta paso libre para quienes reciben los pocos votos de quienes sí participan. A cada candidato preocupa los votos que se lleve el oponente, no los que se anulen o no sean ejercidos.

Por su parte el vocablo ‘apatía’ lo heredamos del griego. La vocal ‘a’ inicial es en ese idioma prefijo de negación. La raíz phatos se traduce como emoción o sentimientos. Por ello se utiliza de manera moderna para la actitud de indiferencia, de desinterés por algo. Las razones de este estado anímico pueden ser múltiples, según la Psicología. Una de las causas puede ser el hartazgo. De ser así, el ambiente político debe ser cauteloso, porque una patología colectiva puede derivar en actos más graves, socialmente hablando.

La palabra ‘protesta’ viene del latín. Este verbo está integrado por dos elementos: el prefijo pro- y la raíz ‘testa’. El prefijo tiene el sentido de ‘en dirección de’, ‘hacia’. En tanto el vocablo ‘testa’ viene de ‘testari’, o sea testigo. Ello significa que originalmente el vocablo se aplicaba para un testimonio a favor de alguien en un juicio. De ahí que aún sea común escuchar la expresión tomar protesta a alguien respecto a una responsabilidad. De acuerdo a la acepción más antigua en el DRAE, se trata de una «promesa para ejecutar o ejercer algo». Sin embargo, con el paso del tiempo, el vocablo ‘protesta’ ha adquirido el significado de «Expresar impetuosamente su queja o disconformidad». Por ello, el abstencionismo o la anulación del voto no pueden ser considerados una modalidad de protesta, tan solo es una decisión en la forma de participar en una elección.

El vocablo ‘impugnar’ viene del latín impugnare, que se traduce como atacar. El DRAE define esta palabra como «combatir, contradecir o refutar» algo; así como «interponer un recurso contra una decisión judicial». Está integrado por el prefijo im-, que en este caso no es negación, sino ‘hacia adentro’ y la raíz latina para puño, pugnare, que tiene el sentido de levantar el puño con propósitos combativos. El vocablo se usaba originalmente en la antigua para las peleas con el puño.    

Finalmente, ‘inconformarse’ es un verbo solo usado en México. Precede del adjetivo ‘inconforme’, que según el DRAE tiene significado de «hostil a lo establecido en el orden político, social, moral, estético, etcétera». Por lo tanto, el verbo habla de la acción de no conformidad, de desaprobación.