Cantos de los villanos

Cantos de los villanos

Estamos en plena época de adviento (tiempo previo a la Navidad). Es común cantar o escuchar villancicos. La radio los programa con regularidad pues, con la producción nueva y la acumulada de años, parece haber un buen repertorio. Pero, ¿de dónde viene esa palabra?

La palabra ‘villancico’ deriva de ‘villano’, que a su vez procede del latín, villanus. Esta última voz actualmente tiene un sentido negativo (ruin, indigno o indecoroso, indica el Diccionario de la Real Academia Española, DRAE). La carga negativa hacia esta voz la heredamos del uso medieval.

Las villas, en ese entonces, eran pequeñas poblaciones. Regularmente estaban habitadas por personas que habían dejado el campo y vivían de actividades artesanales. La migración del campo a las ciudades en la Edad Media era vista como un acto contrario a la voluntad divina. Por tanto, pocos eran los que se mudaban. Quien se atrevía era por alguna razón indebida: haber dado muerte a alguien, haberse enfrentado al feudal –dueño de las tierras–, haber sido expulsado de la comunidad (excomunión) o simplemente no contar con tierra para labrar.

Entonces se creía que si Dios había destinado a alguien a un lugar, no debía movilizarse. Por tanto, quien migraba, era una persona de poca confianza, al igual que sus descendientes, pues era capaz de desafiar al propio Creador. Ser habitante de una villa era francamente algo para enorgullecerse poco. La palabra ‘villano’, por ello, tenía una connotación negativa.

Los mismos habitantes de las villas, entonces, se esforzaban por quitarse esa culpa. Con ese propósito, eran aún más cuidadosos de sus deberes religiosos. Buena parte de las grandes catedrales góticas de la Edad Media se edificaron gracias a la mano de obra bajo penitencia o por lo que hoy conocemos como mandas de los habitantes de las villas. El fervor penitente alcanzó en algunos lugares una belleza inigualable. Pero la exaltación religiosa no sólo produjo belleza arquitectónica, también expresó la intensidad de sus sentimientos en diversas formas de arte.

Los cánticos propios de los habitantes de las villas se llamaron villancicos. Originalmente no tenían carácter religioso. Los villancicos aparecen en el Renacimiento español. Hay registros de ellos ya desde el siglo xiv. Su música es sencilla y la letra, alegre y pegadiza (el sufijo –cico aplica para diminutivos). Con el paso del tiempo, los villancicos empezaron a usarse en la evangelización y así terminaron por asociarse al momento más intenso de la cristiandad: el nacimiento de Jesús.

La más famosa colección de la antigüedad es el Cancionero de Palacio, publicado en 1500. Este importantísimo documento en su mayoría contiene relatos de Navidad y temas bíblicos. Básicamente tuvo por objeto servir de acompañamiento a las representaciones religiosas en los atrios de las iglesias, aunque también incluye temas cotidianos. Los villancicos fueron escritos tanto por poetas populares como por autores de renombre, como Juan de Encina y Lope de Vega.

En otros países es costumbre que grupos, básicamente de niños, vayan de casa en casa y canten uno o dos villancicos frente a la puerta. Los habitantes de las casas suelen compensar las buenas nuevas de los villancicos (el nacimiento de Jesús) con bebidas calientes o dulces. Pero lo más importante: amor por los demás.