Chispitas de lenguaje • La escritura para conceptuar • Enrique R. Soriano Valencia

"Desde la antigüedad el hombre pretendió dejar registro de sus actos. Prueba de ello son los cientos de pinturas rupestres por todas partes del mundo..."
Chispitas de lenguaje • La escritura para conceptuar • Enrique R. Soriano Valencia

¿Qué propició la escritura? Desde la antigüedad el hombre pretendió dejar registro de sus actos. Prueba de ello son los cientos de pinturas rupestres por todas partes del mundo. Los registros pertenecen a los primeros Homo sapien, pues ninguna otra especie en la naturaleza ha hecho esto, dejar su huella de forma propositiva. Esto significa que no se trata de un hecho aislado, de un grupo o una persona; surgió como una necesidad propia de nuestro género. Pero prevalece la pregunta: ¿por qué?

Lo más probable es que debido a la ausencia de un código común entre los mismos integrantes de un grupo –un lenguaje o idioma– habría la necesidad de darse a entender. Me refiero a que no se usó por arte o por ocio. Verlo así es conceptuar a un grupo de forma romántica, cuando aquellos seres tenían necesidades prácticas muy apremiantes como comer y también huir de sus depredadores. Por lo tanto, lo que hoy llamamos arte rupestre es muestra de que necesitaban comunicar algo entre sí, pero ante la ausencia de palabras o sonido común para designar conceptos apareció la intención de trata de explicarse. Entonces, se debió recurrir a la representación gráfica para dar a entender lo que un individuo en concreto tenía en la cabeza.

Esta necesidad de representar implica múltiples aspectos. Por una parte, que ya no se trata de cualquier homínido, sino del sapiens. O sea, que esta actividad ya pertenece a nuestros antepasados, lo primeros en pensar racionalmente. Por la otra, este hecho de plasmar y que otros capten lo representado implica conceptualización, una función diferenciadora frente a las otras especies. Es decir, esos primeros seres humanos ya tenían la capacidad de abstraerse para representar mentalmente algo (una idea, una intención) y, asimismo, contaban con la facultad de diferenciar entre similares y otras especies que les rodeaban, sea como objeto de caza o como eventual peligro. Un factor más, poseían información a través de la experiencia –me refiero a conocimiento acumulado– para aplicarlo respecto de las propiedades de los elementos que le rodean, minerales o vegetales, para dejar registro sobre la roca. Y, de igual manera, utilizaron sus manos como instrumentos para dejar los registros (directamente o con un objeto). Eso conlleva un trabajo de piscomotricidad fina en los primeros seres humanos que aportará una enormidad al desarrollo posterior del cerebro.

Estos registros evolucionaron (por supuesto, mediante millones de años) sobre distintos soportes materiales: piedra tallada, barro marcado y después cocido, para finalmente llegar al papiro, anteceden inmediato del papel que hasta hace muy poco empieza ser desplazado por el registro electrónico.

Desde mi perspectiva, entonces, escribir apareció antes que el habla integral misma si consideramos la expresión rupestre como una necesidad de comunicación entre individuos de un grupo, antes que un gesto producto del ocio. Por tanto, crear en su momento y exponerla ante sus congéneres impulsó en el hombre la conceptualización. 

Así, cobra un sentido más intenso la frase: los libros son susurros del pasado donde se aprendió el oficio de pensar (Irene Vallejo).