miércoles. 24.04.2024
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Chispitas de Lenguaje • Evolución del idioma • Enrique R. Soriano Valencia

“La evolución del idioma se da a pesar de los intentos de fijarlo en el tiempo…”

Chispitas de Lenguaje • Evolución del idioma • Enrique R. Soriano Valencia


La evolución del idioma la hacemos todos. A pesar de que muchas personas protestan o se resisten ante la admisión de cambios por parte de las Academias, todos estamos involucrados. El uso cotidiano a veces por juego, ironía o confusión, otorga sentidos opuestos a las palabras; trastocarlas también hace que se vayan deformando; la incorporación de voces de otros idiomas que nos satisfacen más al usarlas y, desde luego, la formación de nuevos vocablos. Todo eso hace que vaya cambiando, y solo hacemos conciencia de ellos hasta que los cambios ya se dieron.

La evolución del idioma se da a pesar de los intentos de fijarlo en el tiempo. Muestra de ello son los diferentes libros de gramática y de ortografía. En la mayoría de ellos, se establecen reglas o bases para que el idioma se use de tal o cual forma. Sin embargo, a pesar de la buena voluntad de los autores, el idioma cambia, evoluciona hacia otros derroteros que provoca la creación de nuevas obras con la misma temática, pero ya con marcadas modificaciones.

Pongamos por caso la palabra agilizar. En el diccionario oficial aparece que deriva de agilitar. Incluso, en el diccionario oficial aparece este verbo con su conjugación (yo agilito, tú agilitas, él agilita). Aunque esta última forma ya cayó en desuso, es la más apegada al original latino. Es decir, que el verbo agilizar procede del latín agilĭtas, que significó agilidad. De ahí se hizo verbo agilitar y se trastocó a agilizar, en español moderno. Hoy el diccionario oficial recomienda la conjugación agilizar, pero hace dos ediciones aún se recomendaba como forma culta agilitar

Una palabra más es albóndiga, esas bolas de carne o pescado guisadas. Esta procede del hispano-árabe. Es decir, que fue una palabra aparecida entre los árabes que vivían en España antes de su expulsión en 1492. Esa palabra no se usa en otras zonas del territorio árabe. Originalmente, ese vocablo se escribía y enunciaba como almóndiga. Ambos vocablos están en el diccionario, pero de este último el libro oficial recomienda no usarlo y remite a albóndiga.  Los árabes heredaron este vocablo del griego que se usó para referirse a una nuez póntica. Por su similitud de forma, pasó a nombrar estas bolitas de carne o pescado que se elaboran en los guisos. No obstante el mayor parecido del vocablo actual con la voz original, antes de decía almóndiga.

Otro vocablo, pero este hasta con tres formas diferentes admitidas de escribirse es el cebiche, ese platillo a base de mariscos y pescado. La forma recomendada es cebiche, pero se admite seviche o, incluso, sebiche. La forma actual más recomendada es la primera. Sin embargo, la que más se parece al original es la última. La ortografía recomendada se debe a que es la mayoritaria en los países de habla hispana y para que todo el que la lea entienda a qué se refiere, es donde se halla en el diccionario oficial la definición del platillo. Sin embargo, las otras dos también tienen muchos seguidores.