Chispitas de lenguaje • Insacular • Enrique R. Soriano Valencia

La heredamos de la legislación medieval

Chispitas de lenguaje • Insacular • Enrique R. Soriano Valencia


El pasado 6 de febrero, en preparativo de las próximas elecciones de julio de este año en nuestro país, los distritos electorales realizaron el proceso de insaculación del padrón electoral, previsto por la ley. El procedimiento se llevó a cabo en sesiones mixtas a causa de la pandemia (algunos miembros de los consejos de forma presencial y otros, en la modalidad remota para cumplir tanto con lo que exigen los tiempos electorales como con las normas de seguridad sanitaria).

Como es natural, algunas personas se preguntan por el significado de palabra tan extraña y totalmente ausente del vocabulario cotidiano, particularmente si resultaron los elegidos.

La palabra insacular es muy vieja. La heredamos de la legislación medieval. Es un procedimiento del que hay referencias desde el 1300 (siglo xiv) para elegir alcaldes, regidores y otros cargos del orden municipal en los reinos que hoy conocemos como España.

El vocablo insacular procede del latín medieval inssaculāre. Esta voz, a su vez, dio origen al vocablo inssacāre, que ya por su fonética y similitud con el español actual empieza a reflejar en qué consistía este acto. Esto es, sacar lo que se halla dentro de un saco. 

El prefijo in- en latín no solo es una negación como en la palabra inmenso que significa no medible. También tuvo por significado dentro como en el caso del vocablo información, que implica meter o introducir forma. La voz insacular, sin el prefijo in-, queda en la raíz sacular. Esta procede del diminutivo de saccŭlus, que se refiere a un pequeño saco.

La palabra saco llegó del griego. Esta voz se aplicó para una bolsa o saco hecha con tela áspera, burda. Ello implica que se refería a la producción de un recipiente hecho de material no fino, confeccionado de forma no cuidadosa, en virtud de ser algo no perdurable para el acto que se requería.

Entonces, la insaculación se trató de un acto público medieval en el que se introducían en un saco burdo, seguramente improvisado en el momento, unas pelotas, piedrillas o papeletas (de lo que se dispusiera) con nombres o números. A la vista de todos, se agitaba el saco y posteriormente se extraían para que el azar determinara los designados. Por tanto, el proceso de insaculación es un acto de azar para elegir a determinadas personas.

Por ello, de forma moderna en nuestra legislación electoral la palabra insaculación se aplica para seleccionar a personas sin compromiso político.

En la actualidad, el procedimiento ya no se hace mediante sacos, sino a través de una rutina ‒que en informática recibe el nombre de algoritmo‒. La programación al azar elige determinados nombres de una demarcación para que esas personas sean funcionarios de casilla, ciudadanos que tendrán en sus manos el proceso electoral del próximo julio.

En los próximos días, esas personas serán notificadas y capacitadas para que desempeñen su función electoral de forma impecable.

Junto con representantes de los partidos políticos, yo, como ciudadano sin filiación partidista, tuve le oportunidad de ser testigo del procedimiento en el distrito 12 de Guanajuato.