miércoles. 24.04.2024
El Tiempo

Chispitas de Lenguaje • Lengua materna • Enrique R. Soriano Valencia

"Entre más multiculturales nos concibamos, más universales seremos..."
Chispitas de Lenguaje • Lengua materna • Enrique R. Soriano Valencia


El pasado 21 de febrero se conmemoró el Día de la lengua materna. En este año el lema fue el Multilingüismo para fomentar la inclusión en la educación y en la sociedad. La celebración es promovida por la Unesco, la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura y la Educación desde hace 21 años. En el mundo se están perdiendo cientos de lenguas nativas porque cada día los idiomas dominantes hacen que los locales pierdan interés, porque no les es funcional para la supervivencia de los hablantes.  

Mi abuela materna, por ejemplo, tuvo por lengua materna el zapoteco. Sin embargo, la discriminación y minusvalía hizo que dejara esa lengua oaxaqueña. Solo hablaba el español, por serios problemas que debió enfrentar para sobrevivir de niña. A mi madre, ni a nosotros, sus nietos, jamás quiso enseñarnos siquiera algunas palabras de su lengua originaria.

Los 300 años de dominación española, no eliminó tantas lenguas nativas como los 200 años de independencia. La cultura mestiza hace poco propicia la supervivencia no solo de las lenguas nativas, sino también de su cultura, de sus costumbres, de su conceptualización de la naturaleza y el cosmos.

No se trata de una curiosidad cultural amar y respetar las etnias. Su punto de vista del mundo puede aportar enormidades a nuestro propio desarrollo cultural, a la vida actual y cotidiana de todas las culturas del mundo. Leía hace unos días un pensamiento de una etnia que decía: «Cuando el último árbol sea cortado, el último río envenenado, el último pez pescado, solo entonces el hombre descubrirá que el dinero no se come», proverbio Cree. La fuerza de su pensamiento es incuestionable.

Además, el multilingüismo no solo permite entablar comunicación directa con otro grupo humano, también dota a nuestro cerebro de una mayor capacidad en las conexiones neuronales y eso le hace más eficiente en los procesos de razonamiento y comprensión del entorno. Hasta por salud mental debía ser una práctica cotidiana y facilita la identidad entre seres humanos.

Mi amigo Gustavo Mendoza Pedro, de ascendencia purépecha, actual abogado litigante con maestría, describía que en su muro de una red social que antiguamente en la zona que comprende los actuales estados de Jalisco, Colima, Michoacán, Guanajuato, Querétaro y Guerrero se hablaban 12 lenguas: cuytateca, matalsinga, zayulteca, otomí, tuspa, tiam, cochín, zapoteca, tamazilteca, mazagua, náhuatl y tarasca; actualmente solo sobreviven cuatro.

El lobo del hombre es el propio hombre. También es justo decir que el fenómeno no es exclusivo de México; en todo el mundo sucede. Quizá aquí lo notamos con mayor evidencia porque está cerca y porque nuestro país fue uno de los de mayor diversidad étnica.

Incorporar a la educación y la cultura general no implica negar, rechazar o minusvaluar otras culturas. Por el contrario, propiciar el reconocimiento, la comprensión, nos llevará entender y enriquecer la cultura universal. Tampoco se trata de una simple tolerancia, como sucede en otros países entre blancos y negros porque cualquier pequeño incidente desata lamentables reacciones. Se trata de aceptar y sentir orgullo de nuestra diversidad. Entre más multiculturales nos concibamos, más universales seremos.