Chispitas de lenguaje • Kafkiano • Enrique R. Soriano Valencia

"Se aplica para «calificar algo como absurdo y angustioso»"
Chispitas de lenguaje • Kafkiano • Enrique R. Soriano Valencia


Kafkiano es un adjetivo (palabra que sirven para dar una particularidad a persona, animal, cosa o concepto), admitido en nuestro idioma desde 1992 –aunque ya se usaba en la crítica literaria y popularmente desde mucho antes–. Se aplica para «calificar algo como absurdo y angustioso», señala el Diccionario de la lengua españolaDLE. Sin embargo, los especialistas precisan que el adjetivo kafkiano se debe emplear para describir «un mundo complejo, basado en reglas imposibles de comprender, que propician situaciones sociales angustiosas o grotescas, que pueden llevar incluso a la risa» (Kundera, 1987).

La palabra se origina en la obra de Frank Kafka. Los especialistas coinciden en que básicamente el concepto se acuña mediante su obra El proceso. En ella se describe cómo un hombre (Josef K.) se ve atrapado por el mundo laberíntico de la burocracia, acusado por un delito del que no tiene la mínima idea. 

¿Por qué la obra o las acciones de una persona propician que su nombre pase a formar una palabra?

El lenguaje refleja la realidad. Las palabras tienden a sintetizar la realidad, a crear conceptos en la mente de las personas. Así, por ejemplo, si se pide a una persona la definición de mesa, regularmente dirá que se trata de «una superficie con cuatro patas» (palabras más, palabras menos). Sin embargo, si se le presenta una columna que sostiene de forma fija una superficie mayor en la parte superior, no dudará en calificarla de mesa (como algunas esquineras), a pesar que no se ajuste mucho a la definición ofrecida. La palabra mesa, entonces, volvió un concepto y va más allá de lo que representa físicamente.

Para la vida cotidiana, toda lengua crea voces para señalar los elementos del ambiente, incluso los inmateriales o conceptuales, como lo que representan en nuestro entender las palabras idea o concepto.

La evolución de la sociedad va generando cada vez más, condiciones conceptuales que deben recibir algún nombre. Cuando no existe la palabra específica, entonces se inventa. En este caso se recurrió a quien describió el hecho (no necesariamente el primero). Este mundo angustioso, laberíntico, difícil de comprender, injusto, padecido en cualquier parte del mundo, carecía de nombre hasta que lo denuncia Kafka.

Son abundantes los nombres trasformados en adjetivos: cervantino (de Miguel de Cervantes), dantesco (de Dante Alighieri), freudiano (de Sigmund Freud) goethiano (de Goethe), maquiavélico (de Nicolás Maquiavelo) y hasta cantinflesco (de Cantinflas, Mario Moreno). Todos recogidos en el DLE.

Frank Kafka fue un escritor judío checo. Nació en Praga el 3 de julio de 1883 y murió en Austria, el 3 de junio de 1924. Milán Kundera –en su libro El arte de la novela– relata el caso real de un ingeniero praguense invitado a Londres a impartir una conferencia. A su regreso la prensa lo señala como difamador que se había asilado en aquel país. Al pretender encontrar el origen del error, empieza a ser hostigado y termina haciendo real la acusación original: pide asilo al Reino Unido y habla mal de su país: kafkiano.