jueves. 18.04.2024
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Chispitas de lenguaje • Replantear la coma • Enrique R. Soriano Valencia

“Propongo desterrar la idea de que la coma es una pausa…”

Chispitas de lenguaje • Replantear la coma • Enrique R. Soriano Valencia

Propongo desterrar la idea de que la coma es una pausa. Pido a mis compañeros y amigos profesores que dejen de instruir a sus alumnos con esta idea. Cierto es que se expresa con una rítmica que bien podría considerarse una pausa, pero no siempre es así. Conceptuarla de esta forma, resta o minimiza el aspecto más importante de la coma: la intención (y con ello, el significado de la oración). La coma está más emparentada con el sentido de un enunciado, que con detenimientos para la respiración o el pausado.

A causa de esa concepción tradicional, no es extraño que en oraciones donde son necesarias muchas palabras para determinar al sujeto (quien realiza la acción), se incluya una coma antes de la acción (verbo): «La secretaria de la Dirección General que trabaja en el turno matutino (aquí como incorrecta) redacta muy bien». En casos similares he observado que colocan una coma entre las palabras matutino y redacta. Eso es debido a que, en una lectura en voz alta, en ese punto hay un cambio de tonalidad o una franca pausa. Pero la prueba que es impropia es: si sustituimos la primera parte por el nombre propio, no hay cambio de tonalidad o pausado: «Laura redacta muy bien».

El pausado en un enunciado o el cambio de tonalidad tiene como propósito comprender el sentido otorgado por el redactor. Pongamos por caso alguien que es llamado a dejar una tarea. Su respuesta es contundente para lograr su objetivo: «No, estoy seguro de conseguirlo»; mientras que la ausencia de la coma en el mismo enunciado introduce sentido de duda.

Cierto es que hubo un pausado en la primera respuesta. Sin embargo, haber incluido ese silencio tuvo como propósito dar contundencia, no fue una pausa sin sentido. Es decir, que el pausado señaló el sentido, la pretensión. Entonces la coma no es una simple respiración, sino un cambio de tonalidad o ritmo para darle a la oración el significado deseado.  

Ahora, cuando se trata de comas explicativas, el pausado se parece a un cambio de tonalidad más que a un ligero silencio: «El licenciado Diego Sinhue, gobernador del Estado, inauguró obras para beneficio de…». Las comas tuvieron como propósito simular un paréntesis para introducir información de apoyo, que diera respaldo o explicara lo inmediato anterior.  

Incluso cuando se usa para la enumeración, la coma pretende dejar claro en el lector que son elementos diferenciados: «Nos visitaron Luis Manuel, José Luis, María José y María Elena». El pausado pretendió dejar claro que se trata de cuatro personas, en este caso con dos nombres cada una. En otro ejemplo: «No, no, no, no, no». Suponga, estimado lector, que se enuncia rápidamente. En la práctica, un enunciado así no tendría pausas. Sin embargo, escribirlo sin ellas, no tendría sentido.

La pausa, entonces, es una consecuencia de la intención, no el propósito en sí mismo. De ahí que en la comprensión de este signo debería hacerse más énfasis en que se encuentra vinculado al sentido, al significado, que a la respiración o a un eventual pautado.


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