jueves. 18.04.2024
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Día Internacional del Libro

"En algunos países, para festejar este día, se obsequia un libro –particularmente el que más haya gustado a quien lo regala– junto con una rosa. Lo invito a que incorpore esta práctica. Además de bella, contribuye a que este mundo sea mejor, propiciando la lectura"

Día Internacional del Libro

Hoy es el Día Internacional del Libro. Si un hecho histórico ha tenido una fuerte trascendencia e impacto en el desarrollo social de la humanidad, ha sido la masificación del libro. Formas de almacenamiento de las ideas han tenido distintos soportes a lo largo de la historia. Sin embargo, la mayoría de ellos estaban destinados al deleite de muy pocos, básicamente quienes tenían acceso a las bibliotecas y sabían leer. El grueso de la población era analfabeto, ninguna necesidad tenía de visitar bibliotecas. Estos centros donde estaban cientos de libros –originales en su mayoría– casi en su totalidad eran resguardados por religiosos. Por ello estaban rodeados de un halo sobrenatural. ¿Qué necesidad había de reconocer signos, si los libros eran desconocidos por la mayoría de la gente?

Los libros no abundaban. Una muy mínima cantidad era copiada. La producción era desesperadamente limitada por el tiempo invertido para hacer un solo ejemplar… años de trabajo de labor tediosa y lenta. Por ello, solo unas cuantas obras se multiplicaban. Y, desde luego, preferentemente obras teológicas.

El invento de la prensa de tipos movibles dio la posibilidad de masificar los libros. Por ello, cuando llegó la oportunidad de tener muchos ejemplares de una obra, apareció la necesidad de leer. El hecho tuvo sus detractores, como sucede siempre que aparece una novedad. Leer no era bien visto. Muchos lo consideraban una pérdida de tiempo porque distraía a las personas de las actividades importantes: crear riqueza (los siervos) y administrarla (los señores dueños de tierras). Además, estos últimos también interesados en aumentar su poder económico a través de adueñarse de la fuente de riqueza: la tierra.

La lectura fue impulsada por el protestantismo, interesado en desmitificar muchas ideas y creencias que se achacaban a la Biblia. Martín Lutero denunció algunas prácticas como terrenales y no celestiales en sus 95 tesis, exhibidas en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg, Alemania. Como la gente no sabía leer, los únicos que podrían tener interés en sus conceptos eran otros sacerdotes y señores feudales. Como Carlos V dirigía el imperio desde España (que incluía Alemania y otros países de esa zona europea), estos últimos vieron la oportunidad para desconocer al Emperador (desde luego, católico y apoyado por el Papa), crear una nueva religión y separarse. Por ello, impulsaron la imprenta. He ahí la razón por la que el primer libro reproducido fue la Biblia en traducción alemana (hecho por los luteranos). Con ello, la gente empezó a comprender que mucho de lo predicado eran intereses ajenos a los libros sagrados.

A pesar de las razones sectarias de origen para la masificación del libro, el nuevo instrumento vino a impulsar la difusión de las ideas (no solo las religiosas con sentido político), el conocimiento se universalizó (ya no estuvo únicamente en las manos de quienes resguardaban libros), la habilidad de reflexión (al confrontar ideas y discutirlas) y la toma de decisiones (o postura, traducido en acciones sociales) derivó en el desarrollo social. La humanidad tomó otro rumbo. El libro cambió el perfil de la humanidad.

Hoy día es un derecho universal el acceso al conocimiento a través de saber leer y escribir. Tener estas habilidades y no aprovecharlas es tanto como tener un carro de carreras con los últimos adelantos técnicos solo para dar vueltas en el kiosco de un pueblo mal pavimentado. Saber leer y, desde luego, hacerlo, dota a la persona de habilidades (competencias, le llaman hoy) que le propician el desarrollo individual, familiar y social. Cada persona, así, se convierte en un motor histórico, en un impulsor de la parte del mundo donde se ubica.

La Unesco instituyó el Día Internacional del Libro, celebrado por primera ocasión en 1996. Se consideró el 23 de abril por aparentemente coincidir con la fecha del fallecimiento de Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega, el Inca. Pero la verdad es que no sucedieron al mismo tiempo esas muertes. Cervantes murió un día antes, muy cerca de la media noche, y se conoció la noticia y enterró el 23 de abril. Shakespeare, por su parte, falleció 10 días después, porque Inglaterra regía el calendario juliano y no el gregoriano, que aplicaba en España y América. Es decir, que para los ingleses muere el 23 de abril de 1616, pero en las tierras bajo la influencia católica esa fecha era ya el 2 de mayo.

En algunos países, para festejar este día, se obsequia un libro –particularmente el que más haya gustado a quien lo regala– junto con una rosa. Lo invito a que incorpore esta práctica. Además de bella, contribuye a que este mundo sea mejor, propiciando la lectura. Y ya que estoy en invitaciones, el 3 de mayo de 2015 presentaré en León mi segundo libro de Chispitas de lenguaje, ahora con temas de redacción, en la Feria Nacional del libro de León, a las 13:00 horas. Ojalá tenga la oportunidad de charlar directamente con usted, amable lector, en esa ocasión.