viernes. 19.04.2024
El Tiempo

Dichos populares

"Suelen ser la acumulación de la experiencia colectiva. Reflejan, por tanto, la cultura de donde se acuñan"

Dichos populares

Son conocidos como ‘adagios’, ‘aforismos’, ‘apotegmas’, ‘máximas’, ‘proverbios’, ‘refranes’ o –simplemente– como ‘dichos populares’. Todos ellos se agrupan en el nombre genérico de ‘paremias’. Se trata de sentencias filosóficas (enunciado breve de sabiduría) que tienen por propósito llamar a la reflexión, al análisis o a formar un punto de vista. Son frases que condensan en pocas palabras sentidos muy amplios. Suelen ser la acumulación de la experiencia colectiva. Reflejan, por tanto, la cultura de donde se acuñan («El que nace “pa’ tamal”, del cielo le caen las hojas»: dicho popular mexicano).

En ocasiones, son formuladas por personas reconocidas («Lo que no te mata, te hace más fuerte»: Friedrich Nietzsche), aunque a veces se olvide quiénes las expresaron. Si el autor es desconocido, al concordar con la forma de visualizar la realidad de su entorno, se popularizan («Mejor encender una vela, que blasfemar de la oscuridad»: proverbio chino[). Para que una sentencia se universalice y esté en la boca de gente de otros lugares, debe coincidir con elementos comunes de esos lugares; en contraparte, cuando no responde a la realidad de los otros pueblos, extrañamente se incorpora a las frases populares aunque lo sentenciado sea incontrovertible («Si un diccionario pega en una cabeza y suena hueco, la culpa no siempre es del libro»: dicho popular alemán poco conocido en México).

Los dichos suelen estar integrados por dos partes. La primera hace un planteamiento y la segunda formula la solución o la forma en que se debe visualizar, abordar o considerar la primera; de esta forma la conclusión es lógica y contundente: «Si por la noche lloras por el sol, no verás las estrellas»: Rabindranah Tagore. Poseen, asimismo, ritmo al enunciarlos; son poéticos. Su construcción echa mano del paralelismo, la antítesis, la elipsis y del juego de palabras. Por ello, siempre obligan a la reflexión para encontrar su sentido.

Las definiciones oficiales de cada uno de los conceptos enunciados al principio de este texto son similares. Las diferencias son mínimas y por lo regular se limitan al tipo de asunto abordado, pero la estructura es idéntica: ‘adagio’, dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, DRAE, es una «sentencia breve, comúnmente recibida y, la mayoría de las veces, moral» («Haz el bien y no mires a quién»); ‘aforismo’ —misma fuente— es la «sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte» («La primera condición de la poesía es que sea sorprendente»: Jean Carlos Duque Franco); ‘apotegma’ se refiere al dicho breve y sentencioso; dicho feliz, generalmente celebre por haberlo proferido o escrito algún persona ilustre o reconocida: «Esto no termina, hasta que se acaba» (sic): el filósofo de Güemes (municipio de Tamaulipas); ‘refrán’ viene del francés refrain (estribillo) y se usa para designar un «dicho agudo y sentencioso de uso común» («Dime con quién andas y te diré quién eres»: popular español); ‘máxima’, del latín medieval, regla: «sentencia, apotegma o doctrina buena para dirigir las acciones morales» («Al mal tiempo, buena cara»: popular); finalmente, de ‘proverbio’ el DRAE lo define como «sentencia, adagio o refrán» («A lo hecho, pecho»: popular). Pero el término que los abarca es ‘paremia’ (del griego παροιμία, proverbio): «refrán, proverbio, adagio, sentencia». Por ello, la parte de la Lingüística que estudia estas sentencias se llama ‘paremiología’.

Como notará, amigo lector, el diccionario oficial usa unos y otros términos para definirlos. Son aspectos específicos lo que permite diferenciarles: tema moral (adagio y máxima), regla de una ciencia o arte (aforismo), dicho de un hombre célebre (apotegma), designio (máxima). No obstante, muchas sentencias cubrirían más de una clasificación: «Cuando la voz de un enemigo acusa, el silencio de un amigo condena»: Ana de Austria. En la Internet aparecen muchas de estas paremias con clasificación diferente en distintas páginas. Por ello, creo que el término ‘dicho popular’ es el más afortunado (aunque se sepa el autor): «Si un favor no hago; un “desaigre”, menos»: Gustavo López, fotógrafo guanajuatense (aportación de don José Luis Lara Valdés).