Falsos sinónimos

"Cuando un idioma contiene más de una palabra para designar algo, dota a sus usuarios de alternativas para expresarse..."

Falsos sinónimos

Los sinónimos reflejan la riqueza del lenguaje. Estos son vocablos y expresiones que tienen una misma o muy parecida significación. Cuando un idioma contiene más de una palabra para designar algo, entonces dota a sus usuarios de alternativas para expresarse, ofrece mayores posibilidades de énfasis,
de matices y de la precisión. Con ello, se convierte en un instrumento de mejor comunicación. Nuestro idioma, por fortuna para los hispanohablantes, tiene esas características.

El riesgo es no usarlos con precisión o confundir significados. Hay muchas palabras en nuestro idioma que pueden parecer sinónimos y no lo son. Veamos algunos casos.

Se suele usar indistintamente ‘motivado’ y ‘estimulado’. Su significado es diferente. Motivado es el participio de motivar y puede aplicarse a una persona que ha ejecutado una acción (que ha realizado una acción, algo le ha motivado). Este verbo es un derivado de la palabra mover. ¿Qué mueve algo?

Se suele considerar que una fuerza externa es la causa. Sin embargo, la motivación —explica la Psicología— no es externa, sino interna. Por ejemplo, si a Mafalda (el personaje del caricaturista argentino Quino) se le ofrece como recompensa un plato de sopa por una acción (para quienes conocen la personaje, recordarán que Mafalda odia la sopa), difícilmente se sentiría motivada o estimulada adecuadamente. Es decir, la sopa no le mueve, no le provoca reacción. Aparentemente, el estímulo externo podría suponer un movimiento, pero en realidad es una condición interna lo que podría generar la acción. Podemos concluir, entonces, que la motivación es interna y el estímulo es externo. Pero si el estímulo no corresponde a la motivación, no puede haber respuesta. Motivado, por tanto, se usará para quien ha recibido un estímulo y éste provocará una reacción únicamente si es coincidente con lo que le mueve. Por tanto, estimulado no es sinónimo y se usará para designar el elemento externo al individuo que podría (sin ser garantía) incidir en la motivación.

Caso curioso son las palabras ‘prometer’ y ‘jurar’. Ayer, precisamente, una persona me decía que me prometía haber hecho una investigación, cuando en realidad me quiso decir que juraba haber trabajado el tema. ‘Prometer’ implica obligarse, en tanto ‘jurar’ conlleva una afirmación de algo, asegurar un hecho que no necesariamente implica una obligación para quien lo enuncia. Este error lo he escuchado en el Bajío, pero no me parece muy común en otras zonas del país.

También tenemos los verbos ‘maquinar’ y ‘mecanografiar’. Se usa impropiamente el primero para referirse al segundo. Cuando alguien está transcribiendo un texto, sea en máquina de escribir o en el procesador de textos, dicen que “*maquina el documento”. El Diccionario de la lengua española indica que ‘maquinar’ significa: tramar o urdir algo oculto y en metalurgia, al trabajar una pieza por medio de una máquina. Se aplica para cuando alguien planea algo con el propósito de dañar a otro o a algo. Por tanto, es inaceptable usarlo para transcribir un documento, pues es incomprensible intentar dañarlo. Mecanografiar, por su parte, simplemente significa escribir a máquina. Y ahora, por extensión, mediante un procesador de textos en una computadora.