Gallego

"De ninguna forma pretendo ser ofensivo para quienes orgullosamente son oriundos de Galicia. Sin embargo, una realidad inobjetable es que tanto en México como en muchos países latinoamericanos cuentan «chistes de gallegos», donde el personaje no resulta muy favorecido en su agudeza mental."

De ninguna forma pretendo ser ofensivo para quienes orgullosamente son oriundos de Galicia. Sin embargo, una realidad inobjetable es que tanto en México como en muchos países latinoamericanos cuentan «chistes de gallegos», donde el personaje no resulta muy favorecido en su agudeza mental.

En la entrada para este vocablo, la 22.a edición del Diccionario de la Real Academia Española, DRAE, en su acepción cinco indica que en Costa Rica se usa como sinónimo de ‘tonto’. A mi parecer, no es exclusivo de aquel país. Incluso, estoy convencido que esa inadecuada asociación se originó en México. Pero, lo destacable es que ese significado no será incluido en la próxima edición del DRAE.

Al término de la Guerra Civil Española, el Gobierno republicano debió exiliarse al perder la lucha armada. El Gobierno mexicano, en ese entonces encabezado por el general Lázaro Cárdenas, les abrió las puertas, junto a otros muchos republicanos. Intelectuales de enorme valía –poetas, investigadores, literatos, periodistas– enriquecieron la vida del país, entre ellos muchos gallegos.

Ahora, todos los españoles tiene dos particularidades: siempre se presentan antes por el lugar en que nacieron y gustan de contar chistes donde alguien de otra región pasa por tonto.

Algo desconocido para los mexicanos de entonces fue que el vencedor en la Guerra Civil Española era de Galicia, el general Francisco Franco. Fue común, entonces, escuchar a los republicanos residentes en México contar chistes «del Gallego». Por supuesto, entre los propios inmigrantes era claro que se referían a Francisco Franco, pero eso era algo totalmente desconocido para los mexicanos, que empezaron a identificar que los oriundos de esa región no se caracterizaban por la agudeza.

Por supuesto que otros muchos países latinoamericanos fueron recibidos los republicanos. Por ello, tampoco es extraño que se haya hecho común en todo el resto de países hispanohablantes, con excepción de España. Pero aquí el Gobierno en el exilio con mayor incidencia pretendió ridiculizar «al Gallego».

Para la 23.a edición del DRAE (por publicarse en octubre de 2014) desaparecerá la acepción «tonto». Es decir, el Diccionario ya no avalará este uso. En buena medida se debe al malestar de los gallegos por esa usanza.  En 2011 recuerdo una muy nutrida manifestación frente al edificio de la Real Academia Española por ese significado. Aunque los periódicos de España no dieron mucho despliegue al hecho y para los mexicanos el suceso pasó inadvertido, tuvo resultados. Es loable la disposición de académicos para que el diccionario oficial excluya esa acepción; pero, siendo honestos, se encuentra muy arraigada en la costumbre latinoamericana; veo difícil erradicarla. Moralmente simpatizo, pero de forma académica, no comparto la decisión. Particularmente porque no hay trato igual para otras voces o locuciones que lastiman a diferentes sectores. Por ejemplo, ahí está la locución «trabajar como un negro» o una de las acepciones para ‘indio’, que no variarán para la próxima edición del DRAE. Si se aplicara el mismo criterio, también deberían desaparecer. Sin embargo, creo que valen su inclusión porque tienen ese uso desde tiempo ha. Los dueños del idioma son los usuarios y no los académicos.