Gerundio y sus escollos

Gerundio y sus escollos

Regreso con regularidad a tratar esta figura gramatical. Eso se debe a que me topo con frecuencia con los usos inadecuados. Lo mismo lo escucho en la radio, lo leo en notas informativas, que en trabajos escolares. Mi recomendación es no usar el gerundio si no conocen sus particularidades. Es común formular una barbaridad
al desconocerse sus significados. 

Las terminaciones –ando y –endo en verbos constituyen el gerundio. Es una figura muy necesaria, cuando se desea calificar, caracterizar o precisar cómo se desenvuelve el verbo principal de una oración (función de adverbio). Es decir, que haciendo el papel de palabra que da particularidades al verbo principal, aporta un
matiz de la acción: «Llegó barriéndose». Sin embargo, su abuso ha propiciado un estilo, en ocasiones, incomprensibles en nuestro idioma. Algunas de esas oraciones son malas traducciones del inglés.

El gerundio siempre está ligado a otro verbo en un enunciado. Jamás será el verbo principal. La acción que señala, suele suceder en la misma unidad de tiempo que el verbo principal (en el ejemplo, anterior, la acción de ‘barrerse’ indica cómo ‘llegó’). En otros casos podría suceder antes que el verbo principal: «Teniendo en cuenta tu desinterés por el futbol, no te invité al estadio». 

Ahora, en la función de darle una particularidad al verbo principal (adverbio), también debe armonizar. La descripción que añade debe convenir correctamente, pues suele suceder que inapropiadamente se combinen verbos incompatibles: *«Llegó sentándose». Nadie puede llegar ejecutando la acción de sentarse (ello zimplicaría una sucesión de sentones para llegar). En el anterior ejemplo se pone de manifiesto que si dos acciones no pueden acontecer en la misma unidad de tiempo, el gerundio es inaplicable. 

Entonces, el gerundio tampoco puede dar sentido de acción posterior al verbo que afecta. Es común en las redacciones periodísticas y en los informes de servidores públicos de los tres órdenes de Gobierno encontrar oraciones como: *«Se asfaltaron caminos a comunidades rurales, beneficiándose a dos mil personas».

La acción de asfaltar no puede suceder al mismo tiempo que el beneficio. 

Sencillamente, durante el asfaltado se provocan molestias a la población; es hasta que se termina la primera acción, que puede trascurrir la segunda. Por tanto, si se enuncian ambas oraciones por separado en pasado, no hay obligatoriedad para considerarlas en la misma unidad de tiempo: «Se asfaltaron varios caminos hacia poblaciones rurales. Se beneficiaron a dos mil personas», donde se entiende que primero se hizo el asfaltado y concluida la obra, llegó el beneficio. 

El gerundio en español también puede constituir un modo de hablar: el progresivo. 

Regularmente, se combina con el verbo ‘estar’ para formar ese modo. Tiene por sentido dar la idea de una acción que se perpetúa indefinidamente. Es decir, que no se considera ni su principio, ni su fin; sino la acción misma que se desarrolla de forma continua: «Está lloviendo». ¿Cuándo inició la acción o cuándo va a finalizar?
Es algo que no se toma en cuenta, porque pretende reflejar que sucede por un periodo más allá del mismo instante de enunciación (inició hace tiempo y no se sabe cuándo terminará). 

Un principio administrativo indica que si no se sabe usar algo, más vale ni intentarlo porque se puede  estropear. En redacción pasaría algo similar: si no se domina el gerundio, más vale evitarlo. Es la recomendación que suelo hacer a quien tiene la amabilidad de dar crédito a lo que aquí comparto.