sábado. 20.04.2024
El Tiempo

Grammar Nazi

"El idioma es una creación colectiva. Por ello, actualmente los estudiosos de la lengua hacen recomendaciones y evitan «confeccionar camisas a medida» porque con el tiempo el usuario engordará, enflacará o crecerá"

Grammar Nazi

Se trata de un anglicismo que empieza a usarse crudo (o sea, tal cual, preferentemente) entre los hispanohablantes.  Los menos lo escriben como una sola palabra (gramarnazi), otros como dos (del inglés 'gramática', combinado con el nombre de los nacionalsocialistas alemanes del siglo pasado). Algunos lo traducen como «un nazi de la ortografía» y otros más como «obsesivo del idioma». Sea como fuere, se usa como adjetivo para calificar a un tipo de persona. De las definiciones que encontré en la red, la del autollamado leo87 parece la más completa: 1. Una persona convencida que los principios gramaticales y ortográficos deben aplicarse siempre, a rajatabla (jamás permitirse el mínimo desatino). 2. Quien intenta obligar a otros a usar la gramática y la ortografía apropiadas (lo que dictan las academias de la Lengua). 3. Quien se burla deletreando o ironizando la forma en que otros se expresan y se ufana, así, de su superioridad en el idioma. 4. Un estatista de la gramática (se niega a las reformas o evolución del habla; por ejemplo, se escandalizan de que aparezca en el diccionario oficial la palabra 'chido'). El gramarnazi puede tener una de estas actitudes, varias o todas.

Cierto es que los principios gramaticales y ortográficos son sumamente recomendables. Esta columna regularmente los invoca (aunque no con la terminología especializada). Sin esas bases rectoras sería imposible, por una parte, sostener una comunicación lógica. Pero de igual forma sería caótica la regulación social, por la otra. En diferendos, cada cual podría acomodar a conveniencia sus ideas bajo el argumento de la libertad expresiva sin límites o interpretar a su conveniencia lo enunciado por otros. Entonces, fijar las bases del idioma, el lugar común al que podemos invocar, es imperativo. Solo con un código común, armonizado, las personas nos podemos entender.

Históricamente, ni un solo idioma, lengua o dialecto ha quedado fijo (que permanezca inalterado). Todos, absolutamente, se han modificado. La influencia de otras lenguas es la causa principal. Pero aún en el caso de permanecer aislado, sin relación con otras culturas (como algunos grupos del Amazonas, actualmente), el mismo uso los modifica. Con el paso del tiempo, surgen necesidades diferentes y, por tanto, formas expresivas distintas a las de origen.

Por ello, quien intenta obligar a otros a apegarse a las normas, ha perdido la batalla; aún sin haberla empezado. Nadie tiene la autoridad moral de imponer su criterio. El idioma es una creación colectiva. Por ello, actualmente los estudiosos de la lengua hacen recomendaciones y evitan «confeccionar camisas a medida» porque con el tiempo el usuario engordará, enflacará o crecerá. La prenda dejará de lucir igual, si el portador se ha modificado. Y como la sociedad está en constante evolución, imposible rigidizar el idioma (ojalá los puristas me admitan los eufemismos de este párrafo).

Peor aún si el ánimo del prestigio lleva al extremo de corregir a los demás. Esa necesidad de diferenciación podría tomar los caminos más reprobables, como la burla o la ironía (he escuchado a personas que califican de inculto, de 'naco' o definitivamente discriminan a quienes su tradición o grupo de referencia les ha llevado a usar el arcaísmo 'haiga', que forma parte del español antiguo).

La crítica argumentada construye; la mofa destruye. Pretender crecer o propiciar el desarrollo de alguien a través del dolor emocional, solo lleva a complejos o al rencor. Crecer con el análisis es apelar a las capacidades humanas (el razonamiento… aunque algunos confundan una argumentación con el intento de ridiculización; pero eso solo refleja complejos de inseguridad). Cierto es que muchos grandes autores que aportaron una enormidad al idioma respondieron con impecable calidad y fuerza a sus frustraciones. Pero eso no los hizo felices. Encontraron salida emocional con sus textos, pero muchos de ellos terminaron sus días en condiciones lamentables. La mofa podría generar una reacción aparentemente positiva, pero en el fondo está destruyendo.

Respetar a los demás es una forma de ganarse el respeto (aunque, quizá, no todo mundo esté interesado en conseguirlo). Igual, es una forma de favorecer el desarrollo y la integración de los demás (al explicar que es mayoritario y moderno 'haya' en lugar de 'haiga', para mejorar la comunicación con los demás). Pero comportarse como gramarnazis hace inviable tener lo primero, ni propicia lo segundo.