Grave la Influencia del inglés

"Pero a lo que voy es que se habla de «equidad de género» sin saber que esa expresión es un calco mal hecho del inglés"

Grave la Influencia del inglés

El inglés no solo irrumpe en nuestro idioma con vocablos que se incorporan a la vida cotidiana (las nuevas generaciones no imaginan que antes de enunciar ‘sándwich’ decíamos ‘emparedado’; muy pocos saben el nombre aplicable es ‘desusadero’ –y no ‘deshuesadero’, como le dicen en la Ciudad de México– a los que por aquí les llaman Yonkees). Su influencia también ha provocado un uso incorrecto del gerundio (varias campañas de municipios lo aplican como en ese idioma). De igual forma se han incorporado calcos estructurales (‘tienes que’, traducción del have to; en vez de recurrir al vocablo ‘debes’) y hasta en la forma de clasificar uno de los tiempos verbales (y muchos profesores hasta recomiendan a sus alumnos algunos sitios en Internet de dudosa precisión).

Ya en este espacio he insistido en que una de las formas de fortalecer nuestra identidad es a través del idioma. Pero, al parecer, preocupa más buscar un lenguaje incluyente porque, supuestamente, el que hasta ahora hemos aplicado es machista (se han definido políticas para crear un supuesto lenguaje incluyente, pero no para defenderlo de los embates de otras lenguas). Eso es un prejuicio, porque de un plumazo se desconoce el proceso evolutivo del idioma. Además, quienes no son lingüistas (los políticos, desde luego), impulsan manejos –absurdos– tan retorcidos que complican su uso (en muchos oficios y carteles he visto aberraciones).

Pero a lo que voy es que se habla de «equidad de género» sin saber que esa expresión es un calco mal hecho del inglés. Eso se debe a que en español los seres humanos nos distinguimos por el sexo, no por la clasificación (el vocablo ‘género’ se usa para agrupar elementos con características similares tanto en Gramática, como en Biología; por eso, en nuestro idioma hay seis géneros: masculino, femenino, neutro, ambiguo, común y heteronimia; no como en inglés que el vocablo género solo se usa para los seres humanos). Por lo tanto en español deberían usarse «equidad de sexo» (pero moralista nuestra sociedad, le escandaliza usar ese vocablo).

También dediqué un artículo a precisar que en español el gerundio no aplica en un tiempo posterior al verbo de referencia. Eso sí sucede en el inglés, pero no en español. El año pasado varios municipios subieron a las estaciones de radio mensajes como «Se asfaltaron X kilómetros a la comunidad Y, beneficiando a…». El gerundio sucede antes o al mismo tiempo que el verbo de referencia («Teniendo en cuenta tu apatía, no te invité al cine»; «Cuando estaba comiendo, lo vi entrar a su casa»). Por lo tanto, no se puede ‘asfaltar beneficiando’ porque hasta que termina el asfaltado llega el beneficio, no antes, ni al mismo tiempo.

Una combinación de palabras con un solo significado (sintagma) calco del inglés es ‘tener que’. Ahora, todo el mundo de habla hispana lo usa (lo he escuchado directamente de colombianos, españoles, salvadoreños). Como se ha extendido tanto, en la Gramática de 2009 los académicos la dieron por incorporada a nuestro idioma con el significado de ‘deber’. No obstante, las Academias siguen recomendando esta última palabra.

Pero el que ahora realmente me escandaliza es escuchar que algunos maestros admiten como parte de la gramática en español el tiempo «presente perfecto». En los ejemplos que recomiendan de Internet corresponden al pretérito perfecto o pretérito compuesto (Andrés Bello le llama antepresente).

Ello preocupa pues implica que los mismos profesores no han comprendido o ni siquiera estudiado los tiempos verbales de la Gramática (Academias de la lengua, 2009).

El pretérito perfecto, compuesto o antepresente en español es el que refleja un tiempo muy cercano al hablante, pero sucedido en el pasado: «He sentido mucho la muerte de tu padre» (eso significa que, a pesar del tiempo transcurrido –que no se toma en cuenta– aún afecta a quien lo enuncia).

En nuestro idioma el presente solo tiene ese nombre. Y aunque tiene seis usos (de coincidencia, habitual, histórico, como futuro, de mandato y para verdades intemporales), en las clasificaciones gramaticales oficiales no recibe algún otro nombre y, menos aún, se vale del verbo ‘haber’ como auxiliar. Es decir, que el presente de indicativo es únicamente simple, no compuesto.

La influencia quizá haga evolucionar a nuestro idioma, como ya ha sucedido en otros momentos históricos. Pero hasta ahora, el español no tiene presente perfecto.