La «grilla» y vocablos relativos

"Popularmente se usan las palabras ‘grilla’ para designar la política mexicana o el ambiente político"

La «grilla» y vocablos relativos

En plena efervescencia de las campañas, oportuno será referirme a algunas palabras del ambiente político mexicano, conocido como la ‘grilla’.

Popularmente se usan las palabras ‘grilla’ para designar la política mexicana o el ambiente político. En tanto, ‘grillar’ aplica para las acciones o comentarios insidiosos, esto es, muy en especial cuando obedecen a intereses obscuros o mal intencionados.

Probablemente se recurrió al término ‘grillo’ para calificar a los políticos porque remite al ruido que hacen esos insectos. Es decir, al parecer surgió para calificar a aquel que manifiesta ideas y opiniones grandilocuentes, pero solo hace mucho ruido y es impráctico. Con el paso del tiempo, al arraigar el vocablo, derivó al ambiente y a las acciones.

La palabra ‘política’ surge como la actividad democrática, en la polis o ciudad. En este sentido, quien participaba en política buscaban conciliar los intereses generales para mantener la armonía social. Con el paso del tiempo –la historia así lo demuestra–, los intereses de grupo o individuales se fueron imponiendo hasta reducir su sentido a la búsqueda del poder para lograr intereses personales o de grupo. Al extraviar su noble propósito, en México modificamos su nombre, ya no es política, sino grilla.

En Ecuador y Colombia se entiende por ‘grillas’ a «…aquellas damas a quienes sólo les importa salir con hombres que las mantengan bien, no importa si son casados o no. Sólo les interesa tener su dinero en su cuenta y andar en carros de moda», reporta El Diario, de Ecuador. Quizá algo de la ‘grilla’ sudamericana tenga la política mexicana.

Menos conocidos popularmente de la jerga política mexicana, pero muy reconocido por sus protagonistas, son los siguientes vocablos:

‘Recibir línea’, cuando a un integrante del grupo en el poder le piden que actúe o decida en determinado sentido. Preciso que se trata de alguien de la élite porque su actuación pública ya tiene efecto en el grupo, en el conjunto. Normalmente, a las bases no se les da línea porque pasan inadvertidos en la imagen pública.

‘Besamanos’ es el acto de sumisión de los integrantes de un grupo a quien ostenta el mando en uno de los múltiples lugares de decisión política. Por lo regular, se expresa en ‘ir a saludar al líder’, en hacerse presente. Obviamente, la cantidad de manifestantes de «apoyo», «respaldo» o «simpatía» es proporcional al nivel de decisión. Se presume como un ritual (estilo el Padrino) iniciado por un partido político, pero que le han visto absoluta utilidad todos. De esta forma se fortalecen los liderazgos y se asegura la unidad de acción.

‘Picar piedra’ aplica cuando un militante con aspiraciones debe desarrollar supuesta ‘labor de partido’, que en realidad son acciones para favorecer la carrera política de un determinado individuo, conocido como líder. Con ello, cada militante somete su voluntad y espera ser recompensado. Es decir, que en buena medida los idearios de los partidos, que son los que deberían normar la conducta de los militantes –por su aceptación y coincidencia con su ideología– no son tomados en cuenta porque ello no garantiza la carrera política.

‘Guardar las formas’ es usado cuando los militantes deben replicar una conducta apegada al ideario o la tradición partidista, aunque de forma privada hagan o piensen lo contrario. Incluso, en caso de no estar de acuerdo, públicamente debe ‘disciplinarse’, o sea, modificar su conducta. De no hacerlo corre riesgo su carrera, es tachado por como ‘indisciplinado’.