viernes. 19.04.2024
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El idioma en su contexto

El idioma en su contexto

No hay plena conciencia que el idioma juega un papel de primordial importancia como recurso intangible. Está presente en todas las actividades económicas y sociales; quizá por eso mismo se hace invisible. Sin embargo, solo basta con identificar su presencia en música (con multitud de ritmos), libros (novelas, poemas, ciencias y de divulgación), revistas (con una enorme variedad de temas); en la legislación, en las comunicaciones oficiales (oficios, memorandos, convocatorias); en la televisión (telenovelas, series dobladas, noticieros, programas de chistes); en el cine y en la vida cotidiana. Entonces representa un factor de unidad social-económica, sin menospreciar que podría tener un mayor peso en el entendimiento regional.

Cada uno de los aspectos señalados apunta hacia un papel importante en la vida económica de los países de habla hispana. Es decir, facilita el intercambio económico de esos mismos productos con países con el mismo idioma (21 países), amén de los consumidores hispanos que viven  en los Estados Unidos de América. Como mercado fundado en el idioma, México tiene un papel estratégico: es el más grande (110 millones). Por ello, el libro Ortografía de la lengua española (Espasa, 2010) fue presentado en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Jalisco.

En España el ‘factor ñ’ del producto interno bruto alcanza el 16%. Para México y el resto de países falta hacer estudios que permitan precisar su aportación a las diversas economías. Es suficiente con imaginar que programas en video como ‘El Chavo’ no han penetrado en otros mercados porque toda la comicidad se basa en el idioma, en el manejo del lenguaje. Lo mismo vale para los cantantes.

A pesar de la amplia zona geográfica y la variedad de mezclas con voces vernáculas, la mayoría de los especialistas en el idioma coinciden en que el idioma español presenta una muy consolidada unidad entre los más de 450 millones de hablantes. Las diferencias son mínimas (acaso un máximo de 30 % de todo el idioma), pero no representan una frontera infranqueable.

El español es el único idioma que tiene un diccionario académico. En otras lenguas (inglés, francés, portugués, alemán), los diccionarios están en manos de los editores y los enfocan por país. En español, también contamos con uno general de dudas (Diccionario panhispánico de dudas); una sola Gramática e, igualmente, una Ortografía única.

Como complemento, las Academias de la Lengua se han preocupado por contar con otros recursos, como el Diccionario de americanismos (muy genérico, pues cada Academia se ha encargado de publicar sobre las particularidades del español en su territorio, a través de obras como el Diccionario de mexicanismos). Todo lo anterior identifica que nuestro idioma cuenta con una sólida unidad. Asegura el lingüista Rafael Lapesa: «…en todos [refiriéndose a los diversos tipos de español] el fondo común es hasta ahora mucho más poderoso que los particularismos».

Y, a pesar de todo ese esfuerzo de los académicos, faltan importantes obras como diccionarios de sinónimos y antónimos; uno sobre ortotipografía (uso de algunos recursos tipográficos que afectan la ortografía) o, incluso, uno ideoconstructivo. El idioma es parte de la unidad y, al mismo tiempo, la oportunidad para la fortaleza económica.