miércoles. 24.04.2024
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El idioma en la publicidad

"¿La RAE declara la guerra a los anglicismos en la publicidad?"

El idioma en la publicidad

¿La RAE declara la guerra a los anglicismos en la publicidad? Uno de mis contactos de Facebook me vinculó hacia un video, encabezado con términos fuertes. El pasado 18 de mayo, en la sede de la Real Academia Española, RAE, se llevó a cabo la primera jornada de debate de esa institución con la Academia de la Publicidad, AP (también de ese país), bajo el título ¿Se habla bien el español en la publicidad? El propósito fue analizar la invasión del inglés en ese campo, aunque se hizo referencia también a la vida cotidiana, al ámbito científico y a la actividad económica.

Desde el momento inaugural, los puntos se pusieron sobre las ies. Este corrió a cargo del director de la RAE, Darío Villanueva; el presidente de la AP, Fernando Herrero; y el subdirector general de Banco Popular, Carlos Balado, entidad patrocinadora de la jornada. «Aprobar y reprobar la forma de hablar haría de la Academia una policía lingüística», dijo en su intervención Darío Villanueva. «La Academia no tiene una atribución así. Por ello, hemos recurrido a los especialistas».

Quito, entonces, dramatismo al encabezado del video que me mandaron para precisar que no es una «guerra» y sí una profunda preocupación de la Academia española. Por otra parte, queda claro que, a pesar de no ser «la dueña del balón», la institución académica peninsular emprende acciones de franca defensa del idioma. Por lo que he leído al respecto, las otras 31 academias están mudas. Y tengo la impresión que el desplazamiento de vocablos del español es mucho más frecuente en los países latinoamericanos. Es más común en la calle (me refiero a personas no académicas), encontrarse a españoles reticentes a usar anglicismos; lo que no sucede entre latinoamericanos.

«El español está amenazado seriamente por la invasión del inglés y la publicidad es una de las principales vías para facilitar esa colonización», comentó en su momento Fernando Herrero. En México, don Eulalio Ferrer en este sentido era paradigma.

«El inglés es una de las grandes lenguas de [la] comunicación y de [la] cultura de nuestro mundo. En materia científica, numerosos anglicismos han completado y perfeccionan el espacio lexicográfico del español. Sin embargo, también es cierto que en muchos ámbitos —la vida ordinaria, la tecnología, la publicidad...— se está produciendo una innecesaria y creciente invasión del inglés, tanto en términos crudos como en raros anglicismos, que en la mayoría de las ocasiones solo sirven como elemento de confusión y corrupción idiomática», acotó en su intervención Balado.

Cómo líderes en muchos campos, hay términos acuñados con características propias, que difícilmente tienen traducción. Por ello, en las ciencias (y en algunas áreas técnicas), muchas palabras se han tomado tal cual. Es decir, el idioma se ha enriquecido. Pongo como ejemplo el vocablo ‘control’. Hoy es casi imposible encontrar un sinónimo para este concepto. Fue introducido para los mecanismos de ajuste de aparatos eléctricos. Su sentido se amplió a otros muchos ámbitos: «La junta se salió de control». Entonces, en efecto, el inglés ha enriquecido nuestro vocabulario.

Sin embargo, en otros tantos hay una intromisión más allá de las ciencias y la técnica: en la vida cotidiana. Los publicistas españoles (autodefinidos como publicitarios) no responsabilizan solo a los anuncios, pero sí admiten su contribución. Y lo que coinciden es que se está desplazando al idioma.

La única razón aparente es un enorme complejo de inferioridad por el idioma (curiosamente en nuestro país sucede lo mismo, pero con las lenguas indígenas). El uso, al parecer, del inglés hace sentir a los usuarios un rango distintivo frente a quienes no lo usan. Es decir, aplicar vocablos anglosajones en el contexto social acredita una forma de estratificación (para decirlo popularmente, «no ser naco», con el debido respeto a esa tribu sonorense, que su gentilicio ha pasado a ser calificativo).

No obstante, una de las conclusiones más interesantes de este encuentro entre especialistas de la publicidad y el idioma fue el que no se debe combatir el inglés, sino fortalecer el español. Este aspecto me parece de lo más relevante, pues nos comportamos como niños frente al idioma: nos dejamos influir con facilidad; en tanto, como adultos habría mayor resistencia. Entonces la convocatoria es a adquirir la madurez en el uso de nuestra lengua materna.