viernes. 19.04.2024
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Más de la ortografía de los números

"Los números son conceptos. Simbolizan cantidades relacionadas con unidades. Su representación gráfica facilita esa relación"

Más de la ortografía de los números

Los números son conceptos. Simbolizan cantidades relacionadas con unidades. Su representación gráfica facilita esa relación. Su enunciación podría ser mediante signo (2, 8, 14) o letras (dos, ocho, catorce). Sin embargo, hay algunos aspectos que valdría la pena retomar porque muchas de sus diferentes formas de expresión se usan de forma imprecisa. Gracias a la profesora Marce Sahade por sugerirme el tema de hoy.

Un aspecto es la representación en números porque interesa manejar cantidades y otra la descripción de unidades. Esto es, si ha de requerirse de operaciones es preferible las cifras numéricas; mientras que si solo hay la necesidad de referir unidades, en letra. Por ejemplo, «Compré 6 manzanas, pero me pidieron 4 de ellas y más tarde me regresaron 2; ¿con cuántas me quedé?». En tanto, si únicamente es la descripción, donde no se exija operaciones al lector, o sea, interesa en exclusivo que tome conocimiento, es preferible la letra: «Eran dos amigos que decidieron viajar hacia la felicidad. Al iniciar, se sumaron cuatrocientos más, pero con el tiempo solo llegaron unos cuantos».

En este criterio se ha tomado como convención recurrir a la letra hasta el veinte, así como decenas y centenas cerradas. El resto de cifras suelen enunciarse en número, aunque no estén referidas a operaciones, por la facilidad y rapidez para identificarlas. Esto es, es más sencillo reconocer las cantidades en números (234) que en letra (doscientos treinta y cuatro).

Otro aspecto, al parecer muy desconocido (porque muy pocos textos cuidan este destalle) es que las cantidades numéricas no deben registrarán otro símbolo, rasgo o signo adicional al decimal (evidentemente, como parte integral para interpretar la cantidad). El signo decimal puede ser una coma o un punto, con preferencia internacional de la primera. Los otros símbolos que acompañan las cantidades no son parte de las cifras, sino para referir el tipo de unidades: $3 234.00 o 673 m; donde el símbolo antes de la primera cantidad facilita identificar moneda y en la segunda, metros. Ello significa que el uso tradicional para miles (coma en América, punto en Europa) debe evitarse, así como el apóstrofo para los millones (igual debe suceder con los dobles apóstrofos para identificar billones): $2 358 245.00.

Por convención internacional –a través de los sistemas internacionales de normalización ISO–, se ha dejado de usar la coma en América y el punto en Europa para significar miles.

Del apóstrofo –regularmente equivocado por la palabra 'apóstrofe'– nunca ha sido recomendado para los números, aunque en México está muy difundido su uso para señalar millones. El Diccionario de la Real Academia Española, DRAE, enuncia: «Signo ortográfico (') que indica la elisión [supresión] de una letra o cifra». Es decir, que aplicado a cifras indica que se ha eliminado cuando menos un número. Es equivalente a la supresión en texto de letras para reflejar el habla popular: «Voy pa’l monte», donde dejaron de aparecer las letras ‘r’, ‘a’,  ‘e’ pero se sobrentienden mediante el apóstrofo.

Una novedad de la Ortografía académica de 2010 es la supresión de la tilde (acento gráfico) en la vocal ‘o’ cuando aparezca entre cifras.  Anteriormente, era obligatorio para diferenciarla de un cero. Ahora, es innecesaria pues en procesadores difícilmente se confundiría.

Error frecuente también en muchos medios y en campañas publicitaria es confundir los números que reflejan orden con los de cantidad. Es información ya tratada en este espacio, pero vale la pena retomar. En una competencia, por ejemplo, es importantísimo manejar los numerales de orden, para identificar a los más destacados: «Llegó en primer lugar». Pero ese uso no tiene sentido en los días iniciales de los meses (es inapropiado llamar primero de enero al inicial del año, por ejemplo), en los artículos y fracciones de las leyes (artículo tercero) o en el clausulado de contratos (cláusula segunda). En ninguno de estos últimos casos se requiere de preeminencia.

Finalmente, los números, gramaticalmente, pueden ser adjetivos, es decir, que afectan a persona, animales, cosas o conceptos porque identifican las unidades de esos elementos: cuatro personas, tres perros, cinco sillas o una idea. También pueden desempeñarse como sustantivos (en este caso, abstracto): «El tres es número impar».

Quizá lo que ha generado un desconcierto general en su uso es que en las anteriores Ortografías académicas no se había incluido un tema específico, hasta la edición de 2010.