Nombres y acoso escolar

"El nombre es el conjunto de palabras más importantes para el individuo. En buena medida, ahí radica la representación de uno mismo"

Nombres y acoso escolar

El nombre es el conjunto de palabras más importantes para el individuo. En buena medida, ahí radica la representación de uno mismo. Uno es su nombre y viceversa. De ahí la importancia de aceptar su nombre. De no ser así, la alternativa son los nombres afectivos (hipocorísticos, es su clasificación gramatical) o francamente cambiarlo por el de preferencia.

Hay quienes se identifican con solo uno de sus nombres (como mi caso, Enrique soy yo; pero me cuesta más trabajo reconocerme con el conjunto: Enrique Reynaldo). El segundo, quizá, porque cuando era niño estaba muy de moda una canción llamada Reinalda, a la que pedían en la canción que se quitara la minifalda. Eso provocó una etapa de acoso.

Aquí lo interesante es que mi nombre tiene falta ortográfica y la canción, no. Aunque el nombre propio ‘Reinaldo’ (como debe escribirse) procede de ‘rey’, cuando el sonido ‘i’ queda a la mitad de una palabra, aunque proceda de una ‘y’, se mantiene el sonido ‘i’.

Es sumamente importante escribir los nombres correctamente, porque podría usarse para el acoso (mal llamado bulling). Me refiero a que, por ejemplo, en español la jota (j) no tiene sonido ‘ye’. Entonces, una niña ‘Janete’, deberá ser nombrada tal cual y no ‘Llanet’, como algunos papás pretenden. O los que llevan por nombre ‘Cristian’, que los padres complican la grafía al escribir con ‘Ch’ inicial, lo que le da un sonido ‘che’.  Cierto es que los padres tienen la decisión absoluta de cómo llamar a su hijo (como el nombre ‘Segundo’, muy común entre los que siguen al primogénito). El problema es que algunos (particularmente niños, aunque no faltan los adultos) podrían usar el apego a como se pronuncia la grafía (Janete; como sonido jota al iniciar  y ‘e’ al final) para confrontarlo a la forma en que el inglés ha influido en su enunciación. El acoso escolar es un fenómeno que se vale de cualquier detalle para aplicarlo contra alguien. Los padres flaco favor hacemos a los hijos cuando dotamos de armas a quienes acosan.

De igual forma sucede con los hipocorísticos procedentes de nombres propios como Susana, Cecilia, Patricia o María. La reglas ortográficas señalan que una palabra terminada en sonido ‘i’, que no lleve el acento del vocablo, puede ser escrita con ‘y’ o con ‘i’. Eso depende de la letra que le anteceda. Si es consonante se escribirá con vocal ‘i’; pero si es vocal, se escribirá con ‘y’. Así tenemos que el vocablo ‘ley’ se escribe con ‘y’ porque antes está la vocal ‘e’. Pero se escribirá ‘mami’ porque al sonido ‘i’ le antecede una consonante.

Aplicada esta regla a los hipocorísticos de los nombres propios mencionados, entonces tenemos que debe escribirse Susi, Ceci, Pati o Mari y no con ‘y’ al final. En México es común encontrar estos nombres afectivos derivados de nombres propios con consonante al final. Eso se debe a la influencia del inglés, que en aquel idioma es correcto; pero eso no lo hace válido en el nuestro.

Escribir adecuadamente las palabras en español reduce las posibilidades de usar el nombre para el acoso escolar. Lo correcto rara vez es material para burlas, ironías o ridiculizaciones.

Gracias a mi amigo Sigma por la sugerencia en el tema.