martes. 23.04.2024
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Sin palabra no hay sentimiento

Sin palabra no hay sentimiento

La semana pasada mencioné el nombre de un trastorno mental que no aparece en el diccionario oficial de nuestro idioma: alexitimia. El propósito de esa colaboración fue discutir y razonar la validez en nuestro idioma de ese y otros vocablos. Algunos de los lectores mostraron interés en el tema y solicitaron mayor abundamiento por su íntima relación con el lenguaje.

Las ciencias parecen coincidir sobre un aspecto un tanto extraño: no existe lo que no se enuncia. Al átomo nadie lo ha visto, pero al dársele el nombre apareció en la mente del hombre. Sigmund Freud basó su método de curación del psicoanálisis en la habilidad del terapeuta en propiciar que el paciente verbalice sus males. Este afamado psiquiatra llegó a esa conclusión cuando encontró poco perdurable la cura mediante la hipnosis (el terapeuta explicaba al paciente sus trastornos para sembrar en su mente que todo era producto de sus frustraciones, ningún problema neurológico). 

La física cuántica postula que si algo es ausente en la mente, a la vista le es imperceptible. Así, supone que en una primera instancia a los indígenas caribeños les fue imposible visualizar las naves de Colón a pesar de tenerlas enfrente (sólo hasta que las conceptuaron como casas flotantes, las incorporaron a su realidad).

Es decir, que las palabras tienen más poder del que cabría suponer de forma simplista. Al fin, como es una habilidad que acompaña al hombre desde tiempos inmemoriales, es tan normal en nuestra cotidianidad, que se subvalora su fuerza.

La alexitimia es la incapacidad de expresar verbalmente las emociones. Y, si algo no se puede nombrar, es imposible que tenga sentido. «Imagina que dieras un buen beso a una persona que te atrae –describe una página de Internet–. Sentirías que se le acelera el pulso, que enrojece y quizá que le brillan los ojos. El alexitímico sentiría que tu beso le produjo todo eso, pero no lo asociaría nunca con que "le ha gustado". Es más, si la emoción es muy intensa, podría llegar a pensar que se ha enfermado». Más adelante describe: «La forma de hablar de un alexitímico es monótona y monocorde, casi como un (sic) la que uno imagina que tendría un robot. Tampoco son personas gestuales, y tienen una expresión neutra en el rostro.»

El origen de este padecimiento pude ser traumático o genético. El 10 % de la población la padece y es más frecuente entre hombres que en mujeres.

La revista Muy Interesante informa: «"Los seres humanos somos capaces de sentir amor, odio, alegría, miedo, es decir, experimentar sentimientos y emociones, gracias a un cerebro que lo hace posible, tanto estructural como funcionalmente, así como a relacionar dichos sentimientos con estructuras que permiten su verbalización”, explica el Prof. Pablo Duque San Juan, Coordinador de la Sección de Neuropsicología de la SEN [Sociedad Española de Neurología]. "Si se nace con alguna una anomalía en zonas cerebrales que se encargan de analizar y formular las emociones, o se produce alguna lesión o disfunción que interrumpa el circuito de conexión entre estructuras, se puede generar la imposibilidad de verbalizar e identificar sentimientos"».