viernes. 19.04.2024
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Pronunciación y evolución

"No solo los mexicanos tenemos un singular estilo de trastocar las palabras; es un fenómeno mundial y de todos los tiempos. Justo es de las razones por las que un idioma evoluciona..."

Pronunciación y evolución

No solo los mexicanos tenemos un singular estilo de trastocar las palabras; es un fenómeno mundial y de todos los tiempos. Justo es de las razones por las que un idioma evoluciona. La pronunciación erráticas y los acentos regionales van moldeando el surgimiento de nuevos vocablos o palabras modificadas. A lo largo de los siglos, los seres humanos vamos añadiendo o modificando el sonido de las palabras. Algunas quedan en lo anecdótico, pero otras arraigan y se transforman en vocablos oficiales. Los ejemplos abundan: la ‘p’ latina en muchos casos se modificó a ‘b’ en español (en latín es opus y en español, ‘obra’; en latín lupus y en español, ‘lobo’). Entre los mexicanos, por ejemplo, tendemos a confundir la B por la G. Así decimos «agüelita» cuando deberíamos decir «abuelita». Eso dio origen a la palabra ‘abusado’, ya aceptada por las Academias, cuando en realidad debió ser ‘aguzado’, un término derivado de agudeza.

Muchos de los anteriores casos se hubiesen evitado si fuéramos más cuidadosos con la pronunciación. La vocalización no es un ejercicio popular. Por lo regular, queda solo en profesionistas que viven de la voz, como los cantantes y los locutores. Muchos de estos por la mañana ejercitan los músculos faciales de la boca. La pronunciación de vocales la hacen mucho más marcada de lo normal. Con ello, logran habituar sus músculos a la forma de pronunciación de los vocablos. Gracias a esto, consiguen proyectar mejor sus palabras y, por tanto, conseguir ser entendidos adecuadamente.

Sin embargo, esa actividad debería ampliarse a profesores, conferencistas y, particularmente, padres de familia. Esto redundaría, incluso, en evitar escribir ‘haber’ como si fuera una sola palabra, cuando se pretende decir ‘a ver’, sustituto de la exclamación ‘veamos’. Como se suele pronunciar igual y no marcadamente como dos voces, entonces es normal su confusión fonética. Este error lo comenten hasta en profesionistas.

Menos evidente, pero problemático por la falta de los ejercicios bocales, es la confusión fonética de la ‘m’ por la ‘n’. Si se marcara mejor su diferencia sonora, mucha gente dejaría de confundir ‘combino’ (de combinar algo, como colores en la vestimenta) con ‘convino’ (de convenir, esto es, llegar a un acuerdo entre dos personas).

Entre los mexicanos hay una marcada sustitución entre las consonantes ‘b’ y ‘g’, decía antes. Eso dio origen a la famosa muletilla ‘güey’, cuando el original era ‘buey’; una palabra que pretendía ofender pues es el nombre que recibe el toro castrado y que dulcifica su carácter, antes violento. 

Pero también hay casos de absoluta incapacidad. A algunas personas les es imposible pronunciar la combinación ‘tl’ muy común en la fonética náhuatl. He escuchado a muchos decir: ‘Clalpan’ en vez de ‘Tlalpan’ (hay el caso de un exjugador de futbol metido a político). Entre locutores españoles de noticias es común oírles que «El Popocatepel (así, con el tono fuerte en la última sílaba), en vez de ‘Popocatépetl’.

En Argentina, Uruguay y Paraguay la fonética del idioma tiene marcadas diferencias del resto de países de habla hispana. Allá se conjuga ‘mirá’, en vez de ‘mira’ como lo hacemos en otros países.