Pronunciación del náhuatl

"Rescatar nuestras lenguas originales, los sonidos que caracterizaron a los vocablos nativos y propiciar que se mantengan es fortalecer la riqueza cultural de nuestro país"

Pronunciación del náhuatl

El náhuatl, en la práctica, es la segunda lengua de nuestro país (le siguen el maya, el tsetal, el mixteco, el tsotsil, el zapoteco, el otomí y el totonaco). El Instituto Nacional de Estadista y Geografía, Inegi, registra casi dos millones de personas que le tienen por lengua materna el náhuatl. En México, Guatemala y El Salvador (y, por supuesto, el sur de los Estados Unidos de América) hablamos un español salpicado de cientos de palabras de este origen (independientemente de los nombres de los productos agrícolas que, por razones naturales, se han incorporado a casi todas las  lenguas, como el vocablo ‘chocolate’). Por razones naturales, dimos a esos vocablos una tonalidad castiza (dejó de decirse ‘cóatl’ y se sustituyó por ‘cuate’ para señalar al amigo). En virtud de ello, hemos olvidado la pronunciación original.

En días pasados, a través del Facebook compartí un artículo de la revista de Arqueología Mexicana. En ella se enunció al vocablo ‘cempoallapohualli’, la cuenta de las veintenas, el concepto de mes entre los antiguos mexicanos. Uno de mis contactos (mi muy querido compadre Tirso Hernández) me consultó sobre la pronunciación de la palabra.

Cuando se aplicó el alfabeto europeo para representar las voces del náhuatl, se buscó (característica del idioma europeo) escribir como se oía (la ventaja es que muy pocas letras tiene más de un sonido en español). Sin embargo, el trabajo no fue fácil. Por ejemplo, la palabra que hoy escribimos como ‘centli’ (base, fundamento o semilla de maíz) en el sonido original no sencillo distinguir la primera vocal como ‘e’. El sonido original también sonaba a ‘i’. Ello propició que en algunos textos ese vocablo apareciera como ‘cintli’ y en otros ‘centli’ (terminó por considerarse este último como el más cercano al original).

Por supuesto, con el paso del tiempo y la evolución propia del mismo español, el alejamiento a los sonidos originales se ha hecho más marcado. Incluso, en la actualidad el náhuatl de Veracruz tiene diferencias muy señaladas con un náhuatl del estado de México, por mencionar dos lugares característicos y alejados geográficamente.  

Por fortuna, cuento con la amistad de Jehu Bautista Martínez, profesor del náhuatl de la Universidad de Guanajuato, quien tiene como lengua materna el náhuatl. A él recurrí para resolver la duda planteada en el Facebook. Transcribo lo que me informó: «La doble ll no se pronuncia en el náhuatl, no hay forma. En la gramática del náhuatl hay muchas palabras que se escriben con doble ll (pialli= hola, calli= casa, etc.), pero estas palabras siempre alargan la consonante. Por eso es que en el náhuatl tenemos vocales largas y cortas…». Es decir, que en vez de enunciar  ‘cempoayapohuayi’, debe exclamarse como ‘cempoal-lapohual-li’. Cada ele tiene su propio sonido y no representa eye, con que enunciamos la doble ll en español.

Lo mismo sucede con el nombre de nuestro país. El maestro Bautista Martínez me explicó que la X tiene sonido sh. Por lo tanto, el nombre de nuestro país debía pronunciarse ‘Méshico’ y no ‘Méjico’ como actualmente sucede.

Rescatar nuestras lenguas originales, los sonidos que caracterizaron a los vocablos nativos y propiciar que se mantengan es fortalecer la riqueza cultural de nuestro país. Es reconocer en nuestras palabras, en nuestras voces ancestrales, esa parte del mexicano moderno que aún falta por consolidar. Encontrarnos a nosotros mismos obliga a revisar nuestras raíces.