Los Continentales de futbol 2021 [XVIII]: Empiezan los cuartos en Copa América y siguen en la Eurocopa • Fernando Cuevas

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Fernando Cuevas

ENTRADILLA: “Se despiden dos equipos que alegraron la competencia y tendrán otra oportunidad pronto…”

Los Continentales de futbol 2021 [XVIII]: Empiezan los cuartos en Copa América y siguen en la Eurocopa • Fernando Cuevas

Torneos continentales 2021 (XVIII)

La decimoctava entrega de los certámenes retoma los siguientes partidos de cuartos de la Eurocopa y el inicio de esta fase en la Copa América.

EUROCOPA (XVIII): GANA LA TRADICIÓN

En los dos partidos de la jornada prevaleció la historia. Con justicia y siendo mejores en el recuento final, los dos campeones del mundo terminaron por imponer condiciones para continuar con vida en el torneo, al menos durante unos días. Se despiden dos equipos que alegraron la competencia y tendrán otra oportunidad pronto, en el Mundial próximo.

La insistencia como antídoto

Superando dificultades y mejorando notablemente en ofensiva, España se presentó con ímpetu juvenil para jugar ante Suiza, selección que nos ha regalado la mayor sorpresa del torneo, al momento. Sin uno de sus estelares, los de rojo salieron a esperar el clásico juego de los ahora de blanco, evitando prestar la pelota y circulando hasta el cansancio: pronto cayó su gol, antes del 10’, al momento en que Zakaria desvió un disparo de Alba que se incrustó en propia puerta. Reaccionaron los suizos vía pelotas largas, cada vez menos eficaces considerando la lesión de Embolo, pero hacia el final de la primera parte dieron nuevas muestras de vida, acaso recordando que eso de las hazañas es lo suyo, mientras que los ibéricos mantenía apertura y concentración para evitar sorpresas.

Apretaron los helvéticos en busca del empate al arranque de la segunda mitad, con el propio Zakaria queriendo repetir la dosis pero ahora en la puerta de enfrente, la correcta. Un error en la zaga española le dejó la pelota a Freuler, quien sirvió a Shaqiri para que éste la colocara fuera del alcance del portero. Diez minutos después, el propio Freuler acortó su estancia en el campo al ser expulsado por una más aparatosa que violenta entrada, dejando a su equipo en minoría con cerca de quince minutos por jugarse. La racionalidad del desenlace del tiempo corrido fue una acentuación de lo vivido cuando estaban en paridad numérica: los españoles volcados para definir antes del alargue y la fortaleza suiza resistiendo la invasión peninsular, ya con muy poco que decir en ataque. La paridad se mantuvo por los sendos y accidentados goles.

Los tiempos extra se convirtieron en un angustioso ejercicio de asedio sobre la puerta suiza, cuidada por el héroe Sommer hasta las últimas consecuencias y siempre en impecable colocación: al menos cuatro opciones con posibilidad tuvo la Furia para evitar la decisión por penales, finalmente apareciendo en el campo: tras disparar 27 veces y tener un jugador más durante 50 minutos, no lograron desemparejar, si bien por insistencia no quedó. A pesar de iniciar a favor, los suizos se fueron contagiando del mal cobro del penal anterior y terminaron fallando tres en fila, con alguna buena intervención de Simón, para quedar fuera de la competencia, aunque dejando un notable recuerdo de resistencia y autoconfianza, sobre todo cuando lograban seguir adelante aún en condiciones adversas, como jugar con un hombre menos o ir en desventaja por dos anotaciones.

La solidez domina al vértigo

Gran ritmo inicial con dos cuadros que saben qué hacer con la pelota, contrastando estilos al frente: de estrategias más armadas sumando gente poco a poco, al vértigo cargado de talento para crear peligro. Italia tenía más tiempo la pelota y rondaba la puerta de Bélgica, que se desdoblaba con dañina intención, como en las salvadas del guardameta a un par de disparos que buscaban la red. Después del gol anulado por tres fueras de lugar consecutivos en una pelota parada, se incrementó la presión italiana y en una salida equivocada, Barella recibió buen servicio para enviar tiro cruzado y vencer a Courtois, pasada la media hora: un gol que hasta sanó milagrosamente a Immobile, quien pasó de quejarse como si lo hubieran fracturado en una jugada previa, a festejar el tanto como si nada le hubiera pasado.

Era momento para la Azzurri, ahora de elegante blanco, e Insigne así lo entendió: esclarecedora conducción y ornamental disparo desde fuera del área visitando la zona alta de la portería, donde ni el espigado arquero belga podía llegar: quedó consumado el segundo tanto, cerca del final del primer medio, en el que todavía los belgas alcanzaron a recobrar vida con penal anotado por Lukaku, tras el ligero empujón sobre el serpenteante Doku. La aproximación en el marcador auguraba un complemento cargado de tensión y, eventualmente, dramatismo. Siguieron al frente los italianos durante los minutos iniciales de la segunda parte, mientras que los de rojo lucían desconcertados, con dificultad para definirse en el rectángulo, ya sea presionando arriba o esperando desde el medio campo.

Fue hasta el 60’ cuando el partido volvió a explotar, al menos por algunos episodios: muy cerca los Diablos Rojos del empate, vía combinación De Bruyne y Lukaku, y contragolpe italiano a manera de respuesta, reforzada por otra llegada de alto riesgo. Cambios y un aviso inmediato belga, lesiones y ajustes forzados para ambos equipos, con los italianos manteniendo el control en general: entendieron el momento y apaciguaron pelota y velocidad, sin dejar de hacerse presentes con presión alta. Hay selecciones europeas que dependen de generaciones específicas, más que de la aparición constante de futbolistas: Bélgica pertenece a las primeras e Italia a las segundas y el tiempo corre para los de la cabina de Europa y su brillante generación.

COPA AMÉRICA (XII)

Iniciaron los cuartos de final con dos partidos accidentados, en los que no faltaron los roces y las expulsiones, así como algunos destellos del indudable talento que se cuece en esta parte del mundo. Del partido que menos se esperaba, fue el que terminó aportando más espectáculo.

Festín de goles

Primeros minutos trabados en el Olímpico Pedro Ludovico, como si el encuentro entre Paraguay y Perú fuera una maquinaria que no terminara de arrancar ni funcionar medianamente bien. Se fue aceitando el juego, las faltas se presentaban de forma un poco más espaciada y el fútbol se abría un poco de espacio y con él, los goles. Primero fue Gómez el que terminó de empujar una pelota al 11’ para mandar al frente a los guaraníes, que habían sido mejores, si bien diez minutos después, el ítalo-peruano Lapadula emparejó a bocajarro con rozón defensivo y él mismo mandó al frente a los suyos aprovechando pase filtrado y salida precipitada del portero, cerca del final del primer medio, en el que también vio una rigorista segunda amarilla el propio Gómez, dejando con diez hombres a la albirroja para enfrentar el segundo medio.

La inferioridad numérica pareció no afectar el funcionamiento e ímpetu de los paraguayos, quienes empataron por conducto de Alonso al 54’, en segundo remate tras tiro de esquina, lo que provocó un despertar de los peruanos, quizá confiados por ser mayoría, y empezaron a presionar el arco rival con disparos sobre todo desde fuera del área hasta que uno de esos, enviado por el cruzazulino Yotún, fue desviado y se encaminó a las redes para regresarle la ventaja a los de la franja. Todo parecía haberse escrito pero Carrillo se llevó una segunda tarjeta amarilla para igualar el número de jugadores, situación que aprovechó Paraguay y Ávalos volvió a emparejar con anotación repujada. Directo a penales: se fueron hasta la sexta ronda para definir y los peruanos avanzan tras ganar 4-3, entre voladas, paradas y algún acierto definitivo.

Administrar la inferioridad numérica

Buena postura la de Chile, tratando de presionar desde arriba, tener la pelota y proponerle partido a Brasil, dejando de lado esa postura de víctima propiciatoria en la que se plantea perder por escaso margen y buscar el milagro del empate. Desarrollo intermitente: por momentos se tejen ataques que levantan el ánimo y después se cae en un trámite entrecortado, de pérdidas continuas de pelota y superioridad de las estrategias defensivas. Los de casa empezaron a crear mayores sensaciones de peligro pero sin la suficiente asiduidad como para establecer una clara superioridad: entre el arquero Bravo y la dificultad para clarificar el último toque, el tiempo se escurría, testigo de alguna llegada chilena en particular cuando recuperaban la pelota en la salida del rival.

El inicio de la segunda mitad vio dos sucesos clave: el gol de los cariocas, conseguido en una pared mal despejada por la defensa de los andinos y que terminó por empujar Paquetá, y la expulsión de Gabriel Jesus por una patada voladora sin intención pero por completo irresponsable. La posibilidad para el empate aumentaba dada la condición numérica y, a pesar de la diferencia de desempeño potencial, no parecía descabellada la idea de la igualada. Un gol bien anulado, un disparo frontal desviado con atingencia por el portero y un cabezazo en el travesaño, fueron las manifestaciones más evidentes de la presión de la Roja, ahora en traje de visita, sin que se alcanzara a percibir del todo la superioridad en número. Incluso los brasileños emprendían contragolpes que sembraban temor en la defensa chilena, al tiempo que la mantenían ocupada. No hubo más y Chile se despide tras una discreta actuación.