Entrega del Oscar 2017: El esperado enfoque político

"Sabemos que los premios en el campo artístico no solamente se entregan en función de la materia misma que reconocen, sino que se inmiscuyen factores ideológicos y económicos, como sucede con el Nobel de literatura, por ejemplo, y que bien ha señalado Harold Bloom..."

Entrega del Oscar 2017: El esperado enfoque político

La ceremonia de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos es un entretenimiento, ni más, ni menos. Se construye un escenario en el que confluyen frivolidades con causas políticas y humanitarias, reconocimientos merecidos con omisiones y decisiones lamentables, cuotas según el pulso social (raciales, nacionales, etarias, de género) y cuates que nunca faltan. Sabemos que los premios en el campo artístico no solamente se entregan en función de la materia misma que reconocen, sino que se inmiscuyen factores ideológicos y económicos, como sucede con el Nobel de literatura, por ejemplo, y que bien ha señalado Harold Bloom.

Como sea, esta feria de las vanidades intervenida por ciertas ideas confrontantes (cualquiera es un rebelde comparado con el gobierno actual de Estados Unidos) tiene un indudable sabor cinematográfico y representa una buena oportunidad para convivir en familia o con amigos, organizar la quiniela y sentirse cinéfilo soltando sentencias lapidarias del tipo: “en realidad el premio se lo debieron dar a… fulano no lo merecía ni de lejos… y dónde quedó perenganita con su gran actuación… qué no escucharon este score… claro, es lo que yo decía… cómo no nominaron a esta leyenda viva…” y así por el estilo.

Una lástima que películas como Paterson, Love & Friendship, 20th Century Woman, Sully y La bruja, entre otras, hayan sido por completo ignoradas, y algunas más como Silencio y Loving que apenas figuraron, así como sus respectivos directores, Scorsese y Nichols, una de las promesas hechas realidad del cine del siglo XXI. En el entendido de que no todos caben, se extrañó a ciertas actrices que ya merecen un Oscar hace tiempo, como Anette Bening y Amy Adams, y a intérpretes como Joel Edgerton, Adam Diver y Tom Hanks.

Por otra parte, los premios de carácter tecnológico se entregan días antes y en la velada se realiza una breve síntesis del momento en el que fueron recibidos por los científicos y tecnólogos reconocidos, ya sea como individuos o empresas: parecieran menores por el escaso interés mediático, pero tanto editores como fotógrafos y directores, los agradecen cada vez que consiguen plasmar en la pantalla la imaginativa visualización que habita en sus cabezas.

Las irresistibles predicciones

Por no dejar, demos una repasada a las premiaciones de este domingo, empezando con La La Land, la gran favorita, que al parecer ganará como hace tiempo no sucede, a mejor película y mejor director (Damien Chazelle), en cuyas candidaturas no aparecieron los grandes cineastas estadounidenses como Scorsese, Eastwood, Allen o los Coen. Luz de luna y Barry Jenkins le pueden hacer sombra en estas dos categorías, además de Denis Villeneuve por su dirección en La llegada.

Emma Stone se apunta para llevarse el premio a mejor actriz, aunque todos sabemos, incluyendo a la propia Stone, que la mejor actuación fue la de Isabelle Huppert en Elle, incomprensible ausente en la categoría de cinta extranjera. Por molestar, se lo podrían dar a Meryl Streep, la actriz más sobrevalorada según el crítico de cine que cobra como presidente del gobierno vuelto vecino distante. Casey Affleck debiera llevarse el premio a mejor actor por su presencia en Manchester junto al mar, pero si el escándalo sexual del que se le acusa pesa en la decisión, Denzel Washington le entrará al quite por su interpretación en Fences. Nada mal que Viggo Mortensen diera la sorpresa.

De reparto, me gustaría que se lo llevara cualquiera de los dos hombres de ley al borde del final: Jeff Bridges por Enemigo de todos o Michael Shannon por Animales nocturnos, pero la tendencia favorece a Mahershala Ali, que también lo merece por su breve aparición en Luz de luna. Y en cuanto a la actriz de reparto, todo apunta a que Viola Davis se llevará su segundo Oscar a casa, y la teatral Fences se reforzará como una cinta de actuaciones, si bien sus cuatro colegas nominadas no desmerecen en lo absoluto.

El encantador musical se puede apuntar los premios de edición (con posibilidad para Hasta el último hombre) y fotografía (en el que yo se lo daría a Rodrigo Prieto por Silencio), así como los premios auditivos: a mezcla de sonido, edición de sonido, score (prefiero el de Jóhann Jóhannsson de La llegada o el de Mica Levi de Jackie) y canción, la pegajosísima City of Stars: Justin Horwitz podría llevarse dos estatuillas. El diseño de producción pudiera ser para La llegada, el de vestuario y maquillaje para Star Trek, mientras que los efectos visuales tienen en El libro de la selva a su candidato más fuerte.

El guion adaptado debiera ser para Eric Heisserer por La llegada, sobre todo por ese desenlace, aunque quizá se lo lleve Luz de luna, y el original para Kenneth Lonergan por Manchester junto al mar, si bien el de la cinta La langosta resultó ser, justamente, uno de los más originales del año pasado. Todo hace pensar que el reconocimiento a mejor película animada será para Zootopia, aunque en lo personal optaría por Kubo,  The Red Turtle de los estudios Ghibli o la francosuiza Ma vie de ourgette.

El reconocimiento a los cortometrajes: el animado va para Piper de Pixar, el de acción en vivo para Ennemies intérieurs, centrado en el conflicto entre Francia y Argelia durante los años noventa con el terrorismo como epicentro, y el de documental para The White Helmets, a cuyo fotógrafo de origen sirio no le fue permitida la entrada a Estados Unidos, contradiciendo de un plumazo los valores de inclusión que ciertos sectores de los Estados Unidos han promovido a lo largo de los años.

Para obtener el galardón a mejor documental largo, con fuerte presencia del odio racial hacia los afroamericanos, suena fuerte O. J. Made in America de Ezra Edelman, aunque todos los trabajos son notables. En tanto el premio para cinta extranjera, la favorita era la multipremiada alemana Toni Erdmann, aunque dado el xenófobo caldo del cultivo, The Salesman levanta la mano, con todo y la protesta de su director de no asistir a la ceremonia: sería el segundo Oscar para el iraní Asghar Farhadi, quien lo ganó por su notable filme Una separación (2011).

En fin, todos tenemos una lista en la cabeza. Ya veremos qué sucede con la esperada carga política de la ceremonia, considerando los convulsos, ignorantes y xenófobos tiempos que corren: ojalá Hollywood siga en su plan contestatario con el cada vez más siniestro régimen que gobierna a su país.