Hombres en busca de sentido (el Foro de la Cineteca en León)

Hombres en busca de sentido (el Foro de la Cineteca en León)

Una muy buena noticia es la presencia en León de este conjunto de películas agrupadas en el llamado Foro de la Cineteca, surgido originalmente como una alternativa a la Muestra donde cupieran propuestas de autores menos conocidos y que ya llega a su trigésima séptima edición. A pesar de exhibirse en un solo horario y coincidiendo con el Festival Internacional Cervantino (cuyo cartel sigue por debajo de las expectativas), la alternativa que ofrece este ciclo es importante para nutrir la cultura fílmica de la ciudad. Algunas de las películas que giran en torno a las transiciones de hombres a los que algo les sigue faltando y están en proceso de redescubrirse.

En El limonero real (Fontán, 2016), analítica adaptación de la novela de Juan José Saer, acompañamos a Wenceslao (Germán de Silva) durante un día que concluye con la fiesta de fin de año que celebran tres hermanas y sus familias a la orilla del Paraná en Argentina, donde la naturaleza sigue su curso sin detenerse ante las pérdidas humanas, como bien la captura una cámara capaz de introducirse en ese entorno acuoso. Asiste solo a la reunión dado que su mujer sigue de luto tras la muerte de su hijo seis años atrás y se niega a presentarse en la reunión; en tanto, el protagonista intenta resurgir de ese dolor que fluye sin parar, como esas aguas por las que nunca se rema dos veces.

Por su parte, Qué pesado este fastidio (How Heavy This Hammer, Canadá, 2015) presenta a un hombre robusto que juega rugby los fines de semana y trata de sobrellevar los días a partir de evasiones: quedándose dormido, atrapado en algún videojuego cual rollizo adolescente, yendo a trabajar y conviviendo a medias con sus hijos  y esposa. El director canadiense Kazik Radwanski y el actor Erwin Van Cotthen consiguen plantear un personaje representativo de los tiempos que corren como en su debut Tower (2012), bien capturado en  enfáticos planos cerrados, con dificultades para resolver una cotidianidad que, si bien manejable, parece rebasarlo sin que pueda apenas manejarla. Y lo más complicado: sin saber bien a bien porqué.

LA VIDA: UN ROMPECABEZAS AL QUE SIEMPRE LE FALTAN PIEZAS

Dirigida con sensibilidad poética por Gan Bi (corto Jingang Jing, 2012), Kaili Blues: Canción del recuerdo (China, 2015) acompaña a un médico de la provincia de Guizhou (Yongzhong Chen) que trabaja en una pequeña clínica junto con una médico de sabias maneras y formas cordiales. Decide emprender un viaje para encontrar a su sobrino, abandonado por su padre, medio hermano del galeno; ya de paso y aprovechando el viaje, lleva un casete, una foto y una camisa para entregárselos a un amigo de su colega. 

El trayecto, como cabría esperar, adquiere sentido por sí mismo en tesituras existencialistas, generando espacios para que este hombre se encuentre con su pasado y, curiosamente, con un futuro imaginado pero palpable al menos en el mundo de los sueños, viviendo un presente marcado por la incertidumbre. El tren cual símbolo de movimiento con ruta definida, cobra forma una vez más a partir de sus significados vinculados con la transición, el cambio y la ruptura de la quietud: porque a fin de cuentas ”todo silenciosamente se vuelve oscuridad” y es difícil volver a encontrar la certidumbre de la luz.

El ritmo deliberadamente reposado, como andando en una moto a baja velocidad, abre la posibilidad para que tanto los desplazamiento de cámara como la estética visual se desarrolle en función de los cambios y descubrimientos que va realizando el protagonista, en pleno proceso de auto reconocimiento sin apenas proponérselo. Se alternan pausados y cuidadosos paneos que recorren los entornos del viaje revelador del médico, con estáticos encuadres que se enfocan en paredes descarapeladas, casas saturadas y caminos inciertos, por momentos atrapados en espejos inesperados.

La esporádica música de Giong Lim elude el excesivo localismo para buscar alcances más amplios, en tanto que la voz en off se pregunta sobre la naturaleza humana y el propio significado de esas realidades traslapadas; largas tomas que se posan en objetos que parecieran no tener mucha relación con la narrativa pero que brindan contexto y amplían los márgenes del tiempo y del espacio, porque “el universo proviene del balance, los planetas cercanos provienen de los ecos y los pantanos del insomnio de la Tierra, las arrugas provienen del mar”.