A pesar de ciertos momentos de posibles sorpresas, al final del día clasificaron los cuatro equipos esperados en los dos primeros grupos de la competencia. En el A el asunto estaba resuelto y la batalla era por el liderato; misma situación parecía en el B pero aparecieron de pronto algunos cauces de acción sorpresivos que no se lograron concretar. Rusia le hará los honores a España y Uruguay hará lo propio con Portugal, en partidos sin claros favoritos después de lo visto en la primera fase.

Grupo a: predecible

Arabia Saudita y Egipto, tras una participación discreta, se despidieron de Rusia en un partido que dominaron los primeros, si bien ambos tuvieron llegadas y mostraron posibilidades de concreción. Con la inclusión del arquero Essam el Hedary, convertido en el jugador de mayor edad de la historia que disputa un partido de copa del mundo (45 años, 4 meses y nueve días), los egipcios apostaron al contragolpe con Salah como punta de lanza, en tanto aguantaban el dominio árabe. Pasados los veinte minutos, la estrategia funcionó y en una descolgada tras un error, el delantero del Liverpool condujo con su habitual habilidad y bombeó la pelota para que se introdujera pausadamente en el arco rival.

Presionaron los de verde el resto de la primera parte e incluso fallaron un penal, desviado por el experimentado portero, hasta que en otro disparo a los once pasos, emparejaron el marcador con merecimiento por conducto de Salman Al-Faraj. Los entrenadores argentinos mantuvieron sus esquemas para la segunda parte y las alternativas de gol mantuvieron presencia, sobre todo del lado saudí. Ya hacia el final, en una jugada revoltosa, el jugador del Villarreal Salem Al-Dawsari lavó su error en el gol en contra y convirtió el segundo para su causa: mientras que Arabia Saudita fue de menos a más en el certamen y lograron llevarse tres puntos, los egipcios terminaron con las manos vacías.

Por su parte, los anfitriones enfrentaban por fin a un rival de peso, como para poder observar en qué nivel se encuentran en realidad. Uruguay es un equipo experimentado y con una buena dosis de talento en sus filas, además de mantener una trayectoria prolongada en la dirección técnica. Y Rusia recibió una oportunidad para ubicarse y detectar las fallas que le pueden costar la pronta eliminación en la siguiente fase: no son tan fuertes en ataque como pudieron haber supuesto por la cantidad de goles conseguida y la defensa es vulnerable cuando enfrenta a delanteros de alcurnia. Suárez anotó el primero en jugada de tiro libre a los 10 minutos y Cheryshev en propia puerta fue el responsable del segundo.

Ya el partido terminó por definirse con la expulsión por doble amarilla de Smolnikov, en la recta final de la primera parte. Para el tiempo complementario, los esfuerzos por cambiar el destino señalado fueron insuficientes: los rusos intentaban sin demasiada profundidad o peligro, disminuidos en número, intención y motivación; los uruguayos administraban las acciones y esperaban con paciencia a que el tiempo siguiera su curso. Sobre el final del encuentro, por no dejar, Cavani debutó en la lista de anotadores del certamen y colocó el tercer tanto para los charrúas, terminando la primera fase con todos los puntos posibles en la bolsa.

Grupo b: dosis de drama

Los dirigidos por el portugués Queiroz, enfrentando a sus compatriotas, salieron al campo conscientes de sus posibilidades aún existentes para seguir adelante en el certamen, mientras que Portugal realizó algunos cambios en su once inicial, acaso buscando variantes a las actuaciones de sus dos partidos previos, alcanzando mejores resultados que lo que su fútbol preveía. Una primera parte cerrada con escasas llegadas a puerta, con mayor posesión lusitana pero sin alterar demasiado las estructuras impuestas. Hasta que apareció cerca del final de la primera parte el veterano Quaresma para entregar un gol de otro partido, incrustado con tres dedos tras previo corte al centro del campo.

La segunda parte arrancó sin demasiadas alteraciones, con Irán manteniendo el guion a la espera de una oportunidad para emparejar. Un penal dudoso corroborado por el VAR fue desperdiciado por un extraviado Ronaldo, cuya motivación durante el partido fue de más a menos, cayendo incluso en alguna innecesaria agresión. Y la falla pareció sumir a Portugal, tratando de alcanzar el primer puesto del grupo, en una extraña confusión, aprovechada por los iraníes para adelantar filas y lanzarse con mayor decisión y alcanzar el empate: lo consiguieron cerca de la conclusión vía penal visto por el VAR, otra vez, y bien cobrado por Ansarifard. Tuvieron una última los asiáticos que pudo haber dejado fuera a su rival: angustia total.

En tanto, los españoles también vivieron una experiencia disruptiva cuando menos lo esperaban y acaso sin ninguna necesidad. Sus tribulaciones empezaron muy pronto cuando Iniesta y Ramos se confundieron y dejaron la pelota suelta para que Boutaib la condujera directo a buen puerto, a pesar de la salida del arquero De Gea. Pero el gran capitán español, muy pronto tejió con sus compañeros una jugada al más puro estilo español, de toques pausados, precisos y preciosos, para que Isco la culminara y se decretara el empate provisional cuando todavía no llegábamos al minuto veinte. El talento no se manifestó al mismo nivel durante el resto del partido.

Sin nada que perder salvo intentar cosechar algún punto en la justa mundialista, a pesar de no verse superados en sus dos anteriores encuentros, los marroquíes mostraron templanza, carácter y seriedad, ante unos posesivos pero ineficaces ibéricos. Entrando en la recta final del juego, En-Nesyri concretó la anotación derivada de un tiro de esquina para poner a los norafricanos al frente; los españoles se lanzaron con más furia que clase y alcanzaron el empate en medio de una toma de decisiones complicada entre el árbitro y el VAR. En paralelo, Irán le empataba a Portugal y el drama se entretejía por las posibles combinaciones. Al final del día, los clasificados y posiciones quedaron como se esperaba al inicio.

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