Rusia 2018, día tres: Partidos cerrados y sendos penales
"Cuando la fortaleza parecía desmoronarse, una jugada de rebotes capitalizada por Finnbogason le dio el empate muy pronto a los compatriotas de Björk..."
Primera jornada con cuatro partidos en los que las potencias padecieron, las faltas dentro del área abundaron y las herramientas tecnológicas empezaron a funcionar, para bien del juego. Las distancias entre lo equipos se acortan en lo general y ya no se gana con la camiseta, salvo casos contados.
Confiados y Buscadores
La poderosa escuadra francesa empezó a presionar en Kazán y generó llegada prematura frente a los australianos, pero de pronto como que pensaron que no era para tanto y cedieron la iniciativa, tomada con seriedad por el conjunto oceánico. Cuando quisieron reaccionar, los galos daban la impresión de haber perdido la lógica colectiva y solamente a través del lucidor talento de sus jugadores mantenían el partido en tenso equilibrio. En tanto, muy competitivos los socceroos, cerrando espacios y distancias y animándose para irse al frente sin complejo alguno. El primer medio se escurre entre la decepción de los azules y la aplicación de los amarillos.
Y en el complemento aparecieron las herramientas tecnológicas para impartir justicia. Primero un penal sobre Griezmann señalado tras la revisión del VAR y convertido por el pequeño príncipe, pero cuatro minutos después, Jedinak hizo lo propio tras una inverosímil mano de Umtiti que ni revisión ameritaba: a media hora de su finalización, el partido estaba justamente empatado. Y a diez del final, Pogba remata una pelota que roza a un rival, pega en el travesaño y pica dentro de la puerta, zona ya detectada por un dispositivo diseñado para evitar esos errores que tantas veces vimos y que definieron encuentros importantes. Francia deberá aprender la lección de que requiere mayor compromiso si quiere trascender en la justa.
Novatez y experiencia
Argentina le dio la bienvenida a Islandia en su primera aparición en un Mundial con todo y su folklor vikingo, incluyendo un alto porcentaje de su población en la tribuna del Otkrytie Arena: cual si se tratara de los extras de la serie televisiva correspondiente, los isleños de similar apellido en el que asumen su condición filial, aspecto físico inconfundible y disposición para trabajar en equipo, decidieron conformar un sólido muro que intentara detener la habilidad pampera y por ahí remar a contracorriente para encontrarse alguna alternativa en la costa contraria. En su papel de favoritos, los sudamericanos se lanzaron a buscar la diferencia y la encontraron vía Agüero antes del minuto 20 con soberbio remate.
Cuando la fortaleza parecía desmoronarse, una jugada de rebotes capitalizada por Finnbogason le dio el empate muy pronto a los compatriotas de Björk, para poner el asunto como al inicio: a partir de ahí, reforzar las barricadas y de vez en vez tratar de inquietar la puerta de enfrente. Los bicampeones, por momentos ralentizados, intentaron buscar variantes tanto en la cancha como desde la banca, a pesar de una discutible alineación inicial. La gran oportunidad apareció desde los once pasos, donde un luchón Messi no logró concretar ante el oportuno lance del guardameta-cineasta Halldorson. El empate se instaló a pesar de la insistencia albiceleste y la angustia islandesa. Primer equipo ultradefensivo que causa simpatías más allá de sus fronteras.
Lucimiento contra efectividad
Perú regresó después de 36 años de ausencia y los deseos contenidos explotaron por varios momentos en el duelo ante Dinamarca, selección con estructura sólida y funcional, sin demasiado brillo pero apostando por la eficiencia. Los incas tuvieron oportunidades de todos colores y sabores pero fueron incapaces de concretar, también impedidos por oportunas intervenciones del portero y barridas salvadoras en el instante último. A pesar de entretejer jugadas que concluían en la puerta contraria, no acababan por cuajar, incluyendo un penal sobre el término del primer tiempo que Cueva echó no por la borda, sino por los cielos.
Para la segunda parte en el Mordovia Arena, los daneses aprovecharon prácticamente la única opción que tuvieron: 100% de efectividad o mucha suerte, como se quiera ver. Poulsen capitalizó una jugada ráfaga para mover el marcador a media hora del final del partido. Dada la lógica imperante del partido, se esperaba al menos el empate peruano, sobre todo con el ingreso de Guerrero para apuntalar la concreción: pero fue uno de esos días en los que se va imponiendo la creencia de que la pelota no va a entrar, por más que se intente. Variantes ofensivas, salvadas milagrosas, fallas en el momento preciso y la derrota queda marcada con todo el dolor que implica no haberla merecido.
Goles Oportunos
En Kalininigrado, croatas y nigerianos se vieron las caras en un partido de escasa llegada que los europeos resolvieron a través de los goles y de una mayor consistencia a lo largo de los noventa minutos: tras un dominio claro en la primera parte, sustentado en disparos de media distancia y cabezazos peligrosos, se fueron arriba en el marcador vía un autogol de Etebo que desvió con técnica equivocada un tiro de esquina lleno de veneno. El gol ponía en el marcador un espejo de lo sucedido en el campo de juego hasta ese momento, con una Nigeria perdiendo gracia ancestral sin ganar orden.
No obstante, para la segunda parte el cuadro africano salió convencido de la posibilidad de emparejar el marcador: dominó con soltura los primeros veinte minutos y se presentía que el gol verde podría aparecer, pero en una jugada absurda el defensa Troost-Ekong abrazó efusivamente a Mandžukić para que el juez decretara el penal: Modrić, pieza de ensamble y líder del equipo a cuadros, convirtió sin problemas y colocó el partido en un destino predeterminado. El resto del tiempo transcurrió entre tibios intentos por parte de Nigeria y un esquema de control bien aplicado por Croacia, dando un paso clave para fortalecer sus aspiraciones de permanencia en el torneo.
Link anterior: Rusia 2018: Día dos o los goles agónicos