El acuerdo y la elección

La revista británica The Economist sembró la duda y los mexicanos, devotos de las teorías de la conspiración, así lo registramos y hacemos lo posible por afirmar su credibilidad.

La votación cerrada en la elección de Gobernador del estado de Baja California: el “error aritmético” en el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP); la descalificación de éste por parte del Instituto Electoral bajacaliforniano; y la euforia calculada en los cuarteles de campaña de las fuerzas políticas antagónicas, perfilan el triunfo de Acción Nacional… a la sombra de la “concertacesión” que anticipó el semanario inglés.

Acción Nacional permanecería en la silla que ganó desde 1989, con Ernesto Ruffo, pero ya convertida en banca, para que puedan sentarse también el Panal y el PRD, con los que fue en alianza. Es suya la victoria que acredita el Programa de Resultados Electorales Preliminares, pero nada más.

En la versión postmoderna de la “caída del sistema” del 88, el PREP de Baja California, resintió un “error algorítmico” en la sumatoria de los porcentajes, lo que le valió la descalificación del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), que negó cualquier validez a sus resultados y ordenó la espera del conteo oficial, de miércoles a domingo.

Ello dio pie a los consabidos discursos de la victoria “con base” en las actas de casilla en manos de los representantes de los partidos, una verdadera pachanga con los resultados. Tanto el priista Francisco Castro Trenti, como el panista, Francisco “Kiko” de la Vega, se proclamaron ganadores y hasta mariachis pidieron.

Pero a la mañana siguiente, el presidente nacional priista, César Camacho Quiroz, diría en una entrevista televisiva que en una democracia, nadie gana ni nadie pierde, y que: “Como en botica, hubo de todo un poco”. De la elección en Baja California, los priistas prefieren “esperar los resultados oficiales”. El discurso proverbial del perdedor –o de quien ya tiene la instrucción.

The Economist escribió sin rodeos que la suerte del Pacto por México y las reformas energética y hacendaria estarían supeditadas a los resultados de la elección de Gobernador en Baja California. Gustavo Madero, el dirigente nacional del PAN, ha hecho de la eventual salida de su organización del Pacto por México un estribillo de lo más redituable para sus causas partidarias y personales.

De cualquier manera es el Partido Revolucionario Institucional, el PRI, el que aparece en términos generales como el triunfador del Domingo 7.

En el estado de Chihuahua ganó Ciudad Juárez y la capital. El PRI obtuvo la mayoría en el Congreso del Estado y en el número de Ayuntamientos (en los municipios más poblados, además).

El Revolucionario Institucional se llevó “carro completo” en Quintana Roo. Las presidencias municipales y casi todos los distritos de la entidad ahora son priistas. Benito Juárez –o Cancún-, la cuna del “Dragon Mart”, que gobernó el Partido de la Revolución Democrática en los dos últimos trienios, pasó a ser ya regencia del PRI.

Lo mismo pasó en el estado de Hidalgo. Se llevó igual, “carro completo”, al declararse ganador de los 18 distritos electorales en disputa.

En Veracruz los priistas se quedaron con 26 de los 30 distritos y la mayoría de los municipios, por supuesto, los más importantes: Boca del Río, Veracruz, Xalapa, Córdoba, Orizaba, Minatitlán, Coatzacoalcos, Tuxpan y Poza Rica.

En el estado de Zacatecas ganó 35 ayuntamientos, entre ellos: Zacatecas, Fresnillo y Guadalupe, éste después de 15 años de perredismo-. Los panistas/perredistas, se quedaron con 15 ayuntamientos, entre ellos Jerez.

En Sinaloa, los candidatos de la coalición “Transformemos Sinaloa” (PRI-PVEM-Nueva Alianza) habrían ganado 14 de las 18 alcaldías, entre ellas la capital del estado, y 20 de los 24 distritos electorales.

En Tamaulipas los priistas aventajan en 35 presidencias municipales y el PAN en ocho. En la elección de 22 diputados locales, el PRI tendría 16 y el PAN, seis.

El Partido Acción Nacional, por su parte, se hizo fuerte en Coahuila, donde habría ganado la capital, además de Monclova y Frontera, el enclave económico del estado. Además ganó Torreón, una ciudad industrial acostumbrada a la alternancia.

En Durango, el PAN ganó Gómez Palacio, históricamente priista. Con Torreón y Gómez, La Laguna es para el PAN.

Acción Nacional ganó la capital del estado de Puebla. Y con ella, Atlixco, Amozoc y Cholula. En Aguascalientes se llevó la capital y municipios como Calvillo y Jesús María.

En Oaxaca habría ganado la capital y pelea la ventaja en los municipios de Pochutla, Salina Cruz, Juchitán de Zaragoza, Tehuantepec y Huajuapan.

Tlaxcala dividió sus simpatías para la conformación del grueso de su Congreso local. Los priistas se quedarían con siete curules y los panistas, con seis.

La estadística todavía se moverá un poco al ritmo del estira y afloja en los institutos electorales locales; pero, contra el discurso obligado, la elección importante del Domingo 7, la de gobernador en Baja California, parece que no llegará a tribunales, un costo menos, al menos.

Son los resultados: Peña

Con el discurso políticamente correcto, el presidente Enrique Peña Nieto llama a las fuerzas políticas contendientes a respetar los resultados que arroje el conteo de las boletas en las urnas.

Vistos los porcentajes de victorias y derrotas electorales de su partido, el PRI, dentro de lo presupuestado, cualquiera que sea el desenlace de la elección de gobernador en Baja California -resulte cierta o no la especie de la “concertacesión”-, Enrique Peña Nieto salva sin daños mayores su primer escollo con los electores de por medio.

Análisis y especulaciones aparte, es indiscutible que en el orden de las jerarquías del Presidente de la República se encuentran primero los acuerdos políticos al interior del Pacto por México, porque son éstos, precisamente, los que le han permitido avanzar en las reformas que, evidentemente, busca que caractericen su sexenio, y no una tanda de elecciones de diputados locales y presidentes municipales, así sean en la mitad del país.

Peña Nieto dijo que el Gobierno de la República se pronuncia por el respeto a los resultados y a las determinaciones de las autoridades electorales, y agregó lo que realmente le interesa: la disposición para continuar el diálogo y los acuerdos entre las fuerzas políticas para concretar las reformas “que permitan acelerar el desarrollo y el progreso del país”.

Pendientes todavía los pataleos correspondientes, unos para ver para cuánto les alcanza y otros para guardar las apariencias. Ahí queda el proceso electoral de 2013. Ni qué decir, punto para Peña Nieto.

La Jaula

Un fin de semana de lo más singular en asuntos de locomoción acá en Guanajuato: se registraron incidentes en autobús, en tren y hasta en avión.

Un autobús de pasajeros fue asaltado el viernes a la salida de Irapuato, rumbo a Silao. Cuatro desconocidos se hicieron pasar por pasajeros del autobús de la línea Flecha Amarilla. Serían las seis de la mañana. Armas en mano, quitaron sus pertenencias a los pasajeros. Les bastaron unos diez minutos. Descendieron de la unidad y huyeron en un vehículo que seguía al camión.

En Villagrán, el domingo, se descarrilaron los vagones de un  tren de Ferromex. Las pérdidas materiales son millonarias. La máquina transportaba aceite, maíz y papel. Al cambio de vía, el maquinista se fue contra la empresa DeACERO, intentó detener la marcha, pero provocó que se descarrilaran 15 vagones. Tres personas habrían resultado con heridas leves, pero nadie confirmó el hecho.

Y para el anecdotario –nada más, afortunadamente- un avión de “Volaris” hubo de aterrizar de emergencia en el Aeropuerto Internacional de Guanajuato, por la alarma al incendiarse una maleta. El vuelo cubría la ruta México – Mazatlán. Hubo pánico entre los pasajeros. El incidente se originó porque uno de los pasajeros tenía acetona en su maleta. Tras comprobarse que no existía una falla técnica, la aeronave continuó su vuelo.

Este fin de semana en Guanajuato, ni aquello de “no voy en tren, voy en avión”, aplicó.

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