martes. 23.04.2024
El Tiempo

Tigres de papel • Loretos • Francisco Javier Mares

“Pretender convertirlo en mártir del periodismo es una broma de mal gusto. En este momento, toda una ofensa…”

Tigres de Papel
Tigres de Papel
Tigres de papel • Loretos • Francisco Javier Mares


El presidente Andrés Manuel López Obrador se equivocó en su jugada más reciente, en el tablero de la partida que sostiene con el ex –por ahora- televiso, Carlos Loret de Mola. Qué tan graves son las consecuencias, está por verse –no será la caída de su gobierno, como alucina más de alguno pero, bueno, ahí tienen la oportunidad el próximo 10 de abril, en la efeméride luctuosa de don Emiliano.

En vía de mientras, dio para un fin de semana harto divertido. A eso vamos.

A su excompañera en ‘Las estrellas’, Paola Rojas, una comunicadora inteligente y letrada, se le ocurrió que sería una buena idea relanzar el hashtag: #TodosSomosLoret… y echó a andar el mundillo de las redes sociales.

Dicen los conocedores que el ‘Space’ en twitter fue tendencia mundial, cosa que ha de ser de lo más importante.

Como las aguas del Mar Muerto, las aguas se dividieron: los opinadores más influyentes llevaron, otra vez, al presidente a la pira de los sacrificios.

Como pudieron, los fieles del Culto Amliano ‘lo defendieron’ en un contraataque a la currícula de Loret.

Pausa para tales efectos.

Carlitos Loret, cuentan los enterados, correteaba en los pasillos de ‘El Diario’, periódico que amanecía con los 80’, en la ciudad de León, bajo la dirección del patriarca Carlos, homónimo. La familia se ha dedicado, de toda la vida, a los medios de comunicación –luego ‘El Diario’ se convirtió en ‘Contacto’, en manos de empresarios filopanistas, enseguida enteramente panistas, como Carlos Medina Plascencia, y luego se vendió a trasmano al gobernador Rafael Corrales Ayala, y se hizo vespertino y murió, pero esa, diría la nana, es otra historia.

Pero estábamos con Carlos Loret. El muchacho pintaba muy bien en su matutino ‘Despierta’, canal dos, de seis y media a las ocho de la mañana. En términos generales, es un buen conductor de noticieros de televisión, un muy buen cronista –así sea de política/ficción-, un pésimo entrevistador y un emprendedor de excelencia.

En alguna ocasión le hicieron creer que sustituiría a Joaquín López-Dóriga en el estelar nocturno de la cadena, pero no le cumplieron. A final de cuentas ‘el teacher’ y el joven Loret fueron despedidos de la televisora más importante de México, con cajas destempladas.

Loret, desde entonces, ha gritado al mundo entero que el presidente de la República orilló a su separación de la pantalla chica, pero esa no se la creen demasiado.

A todos nos sobran los motivos: los montajes de García Luna –un interrogatorio de tortura incluido-; el cuento de Frida; su transmisión ‘en vivo’ mientras moría de miedo entre las balas; la ‘cabañita’ del ensueño –igual habría que contar de nuevo a las ‘vaquitas’ marinas, carajo.

Esa es parte de la dimensión del desliz presidencial: el resbalón otorga credibilidad a un adversario –que no enemigo, diría el propio AMLO- que tal vez no merezca alguna.

Eso nos lleva al hashtag impulsado por Paola Rojas: #TodosSomosLoret. Claro que no.

Decía Manuel Buendía que a diferencia de los médicos que entierran sus errores, los periodistas los publicamos. La sentencia alcanzó demasiado pronto a Loret. No tiene un historial de piezas periodísticas que lo respalden. Eso no es cuento: los archivos están ahí en las benditas redes sociales. No, Loret no es Buendía –por respeto, no cito a Julio Scherer-, y nunca será –como seguro es su sueño húmedo-, la reencarnación de Carlos Denegri; ese barco afortunadamente ya zarpó.

Pretender convertirlo en mártir del periodismo es una broma de mal gusto. En este momento, toda una ofensa. No, afortunadamente no #TodosSomosLoret...

Apenas estamos a 14 de febrero –Día del Amor- y ya han asesinado a seis periodistas, en este año, en México. Eso es lo que hay que reclamar al presidente Andrés Manuel López Obrador: la impunidad de la violencia criminal contra los periodistas es la misma –tal vez peor-, que con sus antecesores que tanto repudia: Salinas, Fox, Calderón, Peña Nieto.

Ahora bien ¿En verdad, AMLO ‘tocó fondo’ y está aterrado por el yerro? No.

Conozco un viejo columnista que cada vez que -él lo sabía- se excedería en los señalamientos a un político equis, hasta el filo de lo legal, ‘se equivocaba’ en uno de los apellidos. AMLO juega un poco a lo mismo. Las redes de escribidores doctos se rasgan las vestiduras por las faltas de ortografía en el documento con el que AMLO presuntamente evidenció los ingresos de Loret. ¿A nadie se le ha ocurrido que son deliberadas?

Es simple. El INAI hostigará al presidente para obligarlo a revelar su fuente, él ya dijo que ‘le llegó un papelito’, nadie podrá acreditar que semejante ‘papelón’ salió de los archivos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y sanseacabó.

¿Qué mal? Pues sí. AMLO no debió coquetear con esos límites, y Loret, bueno… es Loret.

Lo otro es ocuparnos de la relación de la prensa y el poder. Qué flojera. ‘Variaciones sobre tema conocido’ –diría una muy buena amiga-. Libros, montones de libros se han escrito sobre el asunto y sus derivaciones. ¿Ya nadie se acuerda de ‘¿Los intelectuales y el poder’, de Gabriel Careaga?

Ahora que, en Guanajuato, es un tema la mar de interesante.

De refilón hemos tocado aquí el punto –y ya sería hora de ocuparnos un poco más a fondo- de la dependencia de los medios de comunicación, respecto al gobierno del estado -a la luz de las nuevas tecnologías, aquel colectivo ‘Jorge Ibargüengoitia’, las plumas del gobernador Rafael Corrales Ayala insertas en las páginas de los diarios de la época son ahora humorismo blanco –como de Viruta y Capulina, pues.

Así como el panismo del 91 vació las redacciones para convertir a los periodistas en comunicadores sociales –pónganse a leer a Buendía y a Granados Chapa-, la era del internet los sacó de los medios, para ir ahora directos al emprendedurismo de los portales ‘noticiosos’… -y a estirar la mano al gobernador en turno. Caray.

Entonces -este pasaje de Loret quedará ahí como uno más; lo demás son revoluciones de un click desde el sofá- habrá que volver a lo importante: exigir al presidente de la República que cumpla con el trabajo que tanto buscó, para el que fue electo y aceptó loco de contento, de manera urgente, dos pendientes para los que las excusas ya aburren:

que frene, con las fuerzas federales, de los estados y los municipios, la violencia en el país, sea delincuencia organizada o no. Son demasiados los muertos, demasiados los desaparecidos, demasiadas las mujeres violentadas, demasiado todo. Basta.

Y que pare ya su obsesión de atacar públicamente a todo el que piensa diferente a él. Él mismo lo ha dicho: es el presidente de todos los mexicanos, hasta de sus opositores más fieros; así es esto de la democracia. Si no ganaron, a respetar las reglas y ya será para la otra.

Al menos esto es febrero, y acaba más pronto que los demás…

(A) La Jaula

Qué feo de modos

Por fin concluyó la Feria de León, la tierra de los-moches-que-no-son-moches… Cuatro días de pilón, para rematar la economía de los tianguistas de ‘La Pulga’ y de ‘La línea de Fuego’. En fin. Entonces nos enteramos de que el presidente de la fiesta, el panista Juan Carlos Muñoz, le manda decir a su compañero de sector y de partido, el exalcalde Jorge Carlos Obregón, jefe de Explora, que el subsidio de 8 millones de pesos que no se le entregó fue por la pandemia, y que además ellos ni trabajaron. Que llevan dos años así. Y lo tildó de mentiroso. Ah, y que nada de que les van a reponer el subsidio. Que ‘el subsidio más bien es un regalo, ya que no generan ni un solo centavo’ ¡Zas! Para que le vayan tanteando el agua a los camotes ¿Se lo imaginan como jefe de todos en el ‘Distrito León Mx’? Qué llevados…

Correspondencia: tigresdepapel001(arroba)gmail.com

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