martes. 16.04.2024
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Tigres de papel • Las oscuras golondrinas • Francisco Javier Mares

“La lista de azules de rangos diversos que se han ido es inabordable en una columna…”

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Tigres de Papel
Tigres de papel • Las oscuras golondrinas • Francisco Javier Mares



Sean expulsados, idos por dignidad, una rabieta, el brillo del oro o mera felonía... los panistas también se van.

Lo de Oliva con los priistas regios es más que un desliz.

Esta historia de abandono de los ideales comienza a mitad de la década de los 80', con la adopción incómoda del duranguense Ricardo Alfredo Ling Altamirano y el asalto de los empresarios al PAN desde la 'Asociación de Industriales de Guanajuato', la AIG. Daba inicio la breve pero cruenta guerra de los 'Doctrinarios' versus los 'Neopanistas.' Pronto ganó el capital.

Harto, se marchó del PAN el presidente de su Comité Directivo Estatal, CDE, y diputado federal, Pablo Álvarez Padilla, defensor fiero de los principios y la doctrina —con él salieron Luis Ernesto Gutiérrez Alcalá y Franz I. Espejel Muñoz. Fueron los primeros —con los años, Gutiérrez Alcalá topó en la dureza de la vida fuera del presupuesto y volvió al nido; Espejel sostiene el reclamo.

En las elecciones federales del 6 de julio de 1988, el PAN asombra a Guanajuato. Gana cuatro diputaciones de mayoría relativa, tres de ellas en León, con las candidaturas de: Vicente Fox y Quesada, Elías Villegas Torres y José Pedro Gama Medina, más la del celayense José Manuel Mendoza Márquez —el 14 de junio de 1990, el médico Pedro Gama, un hombre probo, iría a la tribuna a manifestar su oposición a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el TLCAN. Renuncia a su militancia en el PAN y, en protesta, deja su curul en la Legislatura LIV, en la que representaba al Distrito XI de León.

En las elecciones locales inmediatas, el 4 de diciembre de 1988, el panismo alcanza por primera vez la presidencia municipal de León —tres años antes, en 1985, Eusebio 'el chevín' Moreno había ganado para sus colores la alcaldía de San Francisco del Rincón- con la postulación del empresario Carlos Medina Plascencia. Antes de concluir el trienio, el presidente de la República Carlos Salinas de Gortari, priista, ordena que Medina Plascencia, panista, sea el gobernador interino del estado. El PAN de Guanajuato se instala en una de las poltronas de la subasta política mexicana.

Con Carlos Medina como gobernador interino, un personaje fue lo mismo jefe de la policía Judicial, secretario de Gobierno y último presidente de la Comisión Estatal Electoral, antecedente del IEEG —en la que hizo lo mismo que sus predecesores priistas-; a renglón seguido, con Vicente Fox gobernador, firmó como procurador de Justicia, lo siguió a la presidencia de la República en calidad de subprocurador en la PGR, y regresó a Guanajuato donde el gobernador Juan Carlos Romero Hicks lo erigió primer secretario de Seguridad del estado: Felipe Arturo Camarena García. Cuando dejó de ver claro, se fue del PAN. Así que de 2012 a 2015 cobró como diputado federal en la LXII Legislatura en las filas del PVEM, misma franquicia que en 2018 lo rescató de su notaría pública de Celaya, para retratarlo como su candidato a gobernador, en un lance meramente presencial.

Al cambio de siglo, justo antes del arribo del universitario Juan Carlos Romerto Hicks a la gubernatura, la estructura del PAN hizo '¡crack!'

A su opositor en las primarias, el empresario leonés del calzado Eliseo Martínez Pérez, nadie le quitó de la cabeza nunca que le habían hecho 'chanchullo.' Eliseo había sido alcalde panista de León del 92 al 94 —posición desde la que él mismo operó a la mala para que su relevo Luis Quirós Echegaray venciera muy a duras penas al priista Arturo Villegas Torres-. Se fue del PAN, expulsado en el 2001 por exhibir a los radicales de 'El Yunque' —se iría con él, entre otros, el exdiputado federal Ricardo Ontiveros Romo-. Eliseo Martínez anunció la creación del 'Partido Ciudadano', que nunca existió más allá de su imaginación. Luego, en 2003, reapareció como candidato del PRI y de los Verdes a la Presidencia municipal de León, en una campaña en la que cayó frente a 'don Richard' Alaniz Posada, cobijado por el PAN. Eliseo dejó la política partidaria, y de tanto en tanto aparecía en las juntas del OCL.

Más o menos por las mismas veredas caminó el médico José Ángel Córdova Villalobos. Todo un caso. Córdova fue consejero y presidente 'ciudadano' del Instituto Electoral del Estado de Guanajuato, el IEEG, de 1994 a 2002. De ahí se fue en taxi a tramitar su credencial del PAN. Juan Manuel Oliva lo haría diputado federal plurinominal de 2003 a 2006 en la LIX Legislatura. Fue compañero de Margarita Zavala, la esposa del presidente en la antesala de la toma de posesión, Felipe Calderón Hinojosa, quien lo encumbró como secretario de Salud y hasta de Educación.

En 2012 Córdova se enojó muchísimo porque Miguel Márquez Márquez le arrebató la candidatura panista a gobernador —intentó pues, ya qué, ser el candidato de la alianza PRI-Verde, pero Juan Ignacio Torres Landa lo impidió-. En enero de 2013 renunció a su militancia en el Partido de Acción Nacional. A renglón seguido, en 2015 lo presentaron como el candidato del PRI, el Verde y el Panal a la alcaldía de León —concluía el trienio de la priista María Bárbara Botello Santibáñez y dijeron 'aquí le seguimos...' No pudo vencer ni a Héctor Germán René López Santillana, que sigue y sigue en la silla.

Baile calabaceado

Aquello ya era una fiesta. La candidatura y triunfo posterior de AMLO y su Morena en la elección presidencial de 2018 alborotó a los trapecistas del circo.

Acá el escandalito corrió a cargo del muy panista Francisco Ricardo Sheffield Padilla. Con los azules disfrutó de una regiduría, una diputación local y dos federales, la subsecretaría de Ordenamiento de la Propiedad Rural de Reforma Agraria —en el gobierno de Felipe Calderón- y de la alcaldía de León. En 2018 intentó repetir el truco de la candidatura a alcalde. En el PAN le dijeron que no, y necearon con Héctor Germán René López Santillana. Ricardo recogió sus triques y se fue a Morena —es un 'socialdemócrata', dice-. Allá le creyeron que el estado se volcaría en su apoyo. La coalición 'Juntos Haremos Historia' lo designó su candidato a gobernador de Guanajuato. Nada pasó, obvio. Ahora despacha como jefe de la Profeco y aparece en 'la mañanera' de AMLO. Los lunes, sí.

Y bueno, todo esto viene a cuento porque la nota política de la semana en Guanajuato la dio Juan Manuel Oliva Ramírez, preclaro recitador de Morín, quien se fue a echar una carnita asada con los candidatos priistas a la Presidencia municipal de Monterrey, Francisco Cienfuegos, y a la gubernatura de Nuevo León, Adrián de la Garza. Ahora es uno de sus directores de campaña. Ay, Juan Manuel.

A ver. Juan Manuel Oliva estudió —es un decir- periodismo en la 'Escuela Carlos Septién García' en la Ciudad de México, pero siempre fue 'yunqueto.' A León regresó como jefe de información del diario 'Contacto', que recién habían comprado Carlos Medina y socios. Nunca fue, así que usted diga, 'muy pilas' en el oficio. En fin. Cuando Medina ganó la alcaldía, se lo llevó como su jefe de prensa —aún no existían las direcciones de Comunicación Social-. Bueno, un día, el domingo primero de octubre de 1989, los policías golpearon y arrestaron a un cuarteto de periodistas revoltosos —Moisés Cervantes, Israel López Chiñas, Federico Velio y Leopoldo Navarro, finísimas personas todos ellos-, y a Medina y ujieres les pareció buena idea acusarlos de 'Sedición'. El gremio protestó en la plaza, en el cabildo y en los espacios de sus medios. Un borlote épico.

Juan Manuel no sobrevivió. Lo cambiaron por Alfredo Anda Páez. Oliva se esmeró, ya no en el periodismo —bueno, nunca lo hizo- sino en la grilla. Ese año se dio de alta en el PAN. Las mieles, señor mío: secretario de Organización y presidente de PAN Guanajuato; consejero estatal y consejero nacional; diputado local; secretario particular del Gobernador; titiritero; senador electo - secretario de Gobierno - senador en funciones; gobernador de Guanajuato de 2006 a la licencia en 2012; y secretario General adjunto para asuntos electorales del CEN del PAN. No ha mucho, todavía firmó la proclama 'Unidos por México', que para que haya unidad entre los panistas.

Fue entonces que resolvió ir a comer con los priistas de Monterrey. Oliva dijo allá que le gusta el proyecto de los del Revolucionario: "Ese camino de Monterrey, de Nuevo León, lo queremos para México también, que no vaya a desaparecer, y como demócratas estamos aquí..." Ni acá ni allá son aplausos los que escucha.

Como sea, por supuesto que la fuga más traumática del PAN Guanajuato —del PAN nacional, incluso-, es la del expresidente Vicente Fox y Quesada. Fue diputado federal 1988-1991; gobernador de Guanajuato 1995-1999 y presidente de la República 2000-2006. En diciembre de 2012 decidió no refrendar su credencial de militante del Partido de Acción Nacional. Así, nomás. La señora Marta salió a explicar que lo que el expresidente había querido decir, es que no había acudido a reafiliarse al PAN 'por convicción propia', y que “para ser un buen mexicano y un buen ciudadano no necesitas estar afiliado a un partido político…” Fox, en el tiempo libre que le deja la promoción a la mariguana, planta una de sus botas en la parcela del PAN.

La lista de azules de rangos diversos que se han ido es inabordable en una columna —Beatriz Hernández, dos veces diputada local por el PAN, es la alcaldesa 'morenista' de una Salamanca exhausta-; ahora es Oliva quien cae al piso... para que lo levanten.

(A) La Jaula

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