Adiós Supermán, bye bye bye bye

"Después de múltiples amenazas, por fin cumplió Eliazar Velázquez con irse del Instituto Cultural de León si se hacía grilla en su contra"

Adiós Supermán, bye bye bye bye

 

 

 

 

 

O Superman. O Judge. O Mom and Dad. Mom and Dad.
O Superman. O Judge. O Mom and Dad. Mom and Dad.
Hi. I'm not home right now. But if you want to leave a
message, just start talking at the sound of the tone.
Hello? This is your Mother. Are you there? Are you
coming home?
Hello? Is anybody home? Well, you don't know me,
but I know you.

Laurie Anderson

Después de múltiples amenazas, por fin cumplió Eliazar Velázquez con irse del Instituto Cultural de León si se hacía grilla en su contra. Esto sucedió después de la publicación del diario Milenio sobre el hecho de que cobró durante dos meses sin asistir a trabajar y bajo el argumento de haberse fracturado un pie, lo cual es creíble; lo que no puede suceder es que no presentara los papeles del IMSS donde se le informa a la empresa por qué no asiste, y que se encuentra convalesciente. Su dimisión anuncia el principio del fin para la actual administración del ICL.

Queda a deber mucho, pues cuando toma posesión de la Dirección General José Luis García Galiano, lo trajo para que lo supliera en la Dirección de Identidad y Patrimonio, y hacen la promesa de convertir esa área en algo increíble para la ciudad. Quedan en realizar estudios serios y profundos sobre la sociedad leonesa, que hasta ese momento no se habían consolidado. García Galiano construyó una amplia red sobre la que sostenía aquella dirección. Si bien era una dirección ágrafa, sus actividades eran otras: generaba apoyos para distintas actividades que le daban posibilidades a la vida bohemia de la ciudad. Lo mismo les ponía equipo y apoyo logístico a charlas literarias y conciertos en cantinas que servía de mediador entre la presidencia y artesanos de diversos productos; también lograba que la comunidad folk culture de la ciudad pudiera crear puntos de reflexión sobre su trabajo. En un dicho, García Galiano era el ajonjolí de todos los moles en cuanto a culturas populares de la ciudad. Al llegar Velázquez, todo aquello desapareció. No fue de la noche a la mañana. Aquel trabajo de calle construido por su predecesor se deja de realizar. Se le puede acusar a García Galiano de aparecer en cuanto evento había, estar con los escritores, con pintores, con cantantes o danzantes, vamos, hasta hay fotos con grafiteros en diversos medios de comunicación; pero Eliazar se refugió en una oficina. Poco a poco, aquellos eventos donde se podían regocijar esos que consideran que el arte y la cultura son algo muerto y hay qué ritualizar, debieron ir directamente con el director general. ¿Qué hacía Velázquez? No lo sabemos. Las personas que fungían de asistentes de Galiano también dejaron el área.

Pasó el año y medio de gestión, no hubo resultados, todo fue nadar de muertito para que lo que funcionaba, siguiera. Lo que no, quedaba en algún cajón o se pasaba a la dirección de Desarrollo en las Artes. Lo que sí se notó fue una grilla interna comandada por Eliazar, al recomendar a su amigo Luis Castrejón para ocupar el puesto de dirección académica, antes inventado para Alejandro Jiménez, el camarada de Ricardo Sheffield. A la salida del PAN de la presidencia municipal, Castrejón toma la dirección académica gracias al apoyo de Eliazar Velázquez. Aunque ya se notaba su falta de trabajo, Velázquez aún era apoyado por diversos consejeros y personalidades del estado. Sin embargo, comenzaba a hacer grilla contra quien lo había recomendado: sus comentarios sobre el desastre que le habían entregado en la dirección de Identidad corrieron por los pasillos. Parecía que José Luis no había hecho nada en doce años. Galiano no se ayudó al dar aquella entrevista a ZonaFranca, donde parecía confirmar los dichos de Eliazar.

Sebastián Serra, siguiente director del ICL, dejó hacer a Eliazar y Castrejón, quienes lograron apoyos políticos para sus intereses. El año y meses de Serra fue tibio, sin propuestas ni sentido. Pronto se sabría que Serra estaba enfermo y que no deseó negociar más con Bárbara Botello. La Edil quería hacer uso de las actividades del ICL para resaltar su imagen pública y pagar los favores al PVEM. En lo oscuro, se negoció la llegada de Luis Castrejón a la Dirección General. Lo primero que hizo Eliazar fue exigir un aumento como director de Identidad. Su argumento era que estaba realizando el guión museográfico del MIL. No sé si es el mismo aún, pero el presentado por Eliazar era un copy paste del guion del Museo Do Poblo Galego. Si uno googleaba cualquier frase de aquel guión, aparecía el museo de Galicia en las primeras siete búsquedas; la primera era el guion museográfico de allá. Ni siquiera había cambios. Así que Castrejón le dio un aumento y un bono por ser el encargado de despacho de un museo que aún no existe. Eliazar amenazó con renunciar a ese arduo trabajo si se le hacía grilla. Castrejón disolvió el anterior consejo del MIL y le formó uno a modo, esto sin que se enterara el INBA, donde estaba registrado el disperso. El director de Identidad y el director General desayunaban a diario en el restaurante “El Molinito”, con cargo al ICL; las facturas lo confirman. Y sucede el percance: Eliazar se fractura un pie. Durante dos meses no se aparece y sigue cobrando. Está enfermo en cama. Sin embargo, hay datos de que realizó actividades en Guadalajara, por las que cobró durante esos meses. La prensa de allá lo registra. Si bien parece que no ha ocurrido nada, se reintegra a su oficina y en conjunto con un medio electrónico hacen lobby para que la actual directora del MIL obtenga el trabajo. Por alguna razón, el ICL tiene un alza impresionante de nuevos puestos. Amistades tienen espacios a diestra y siniestra. La dirección de Identidad ahora sólo se hace cargo de tres proyectos: el festival de Semana Santa, el festival de la Muerte y Raíces Somos. La dirección sólo cuenta con dos asistentes y un millón de pesos en un primer momento, que rápidamente sube.

Cuando se da la queja ciudadana en contraloría sobre estos hechos, Castrejón miente. Afirma que no hay tal problema con Eliazar. Los medios callan. Contraloría hace una investigación lenta, pero constante. Se pregunta a diversos empleados y la mentira sale a relucir. Para evitar las consecuencias, Eliazar Velázquez decide renunciar el 12 de agosto. ¿Qué ocurrirá ahora? ¿Alguien responderá por todo esto? ¿Qué hace el Consejo Consultivo del ICL? ¿Aún defenderán lo indefendible? ¿Necesitamos de Superman, de un juez, de una conciencia paterna o materna que nos diga qué hacer? ¿Podrán transparentar las finanzas de la paramunicipal, pues ni Contraloría sabe bien cómo funciona? Hay tantas cifras que no se puede saber cuál es la real. Es extraño, pero los consejeros están ahí porque se confía en su dignidad y su inteligencia, y cosas como éstas mandan al carajo su prestigio. Y es en eso que confiamos los ciudadanos: su prestigio.