martes. 23.04.2024
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ICL: Éramos muchos y parió la abuela

"De lo único que podemos estar seguros es que quienes tienen la obligación de representarnos para evitar vergüenzas como éstas, han sido sobrepasados.."

ICL: Éramos muchos y parió la abuela

Me han criticado mucho que a mí me gusta mucho el dinero ¿a quién no le gusta? ¿Que le robé a la Presidencia? Sí le robé poquito, nomás una rasuradita,  porque está bien pobre, pero lo que con esta mano me robaba, con ésta se lo daba dinero a los pobres, compañeros
Hilario Ramírez Villanueva, Layín

Hay veces en que escribir sobre lo que encuentras no es tan agradable. No porque padezca escribir. Sino porque lo que hay que decir no es agradable. Hace un tiempo comentaba que se había tomado el dinero del fondo de ahorro de los trabajadores del ICL. Y se retoma el tema en la reunión de consejo directivo del 2 de septiembre de 2015, de la que conservo una grabación. Un consejero cuestiona al contador Fidel Valdivia sobre esa cuestión. Fidel acepta que sí se tomó, que sí es un acto ilegal y que se deben tomar previsiones para que ello no vuelva a suceder, apuntando que si él sigue, no lo volverá a hacer. Y que los debió tomar para que pudiera realizarse la FeNaL.

¡¿Qué?!

Pues eso. Que en la cara de los consejeros les dijeron que se cometió un ilícito y no hicieron nada. Nada. Se acobardaron en pedir las renuncias obligatorias de todos los involucrados, por lo menos de los tres directores que directamente están involucrados: Luis Castrejón Duran, Director General; Manuel Meza Cuervo, Director de Desarrollo en las Artes; Fidel Valdivia Bretón, Director de Administración y Finanzas.

Creo que hay un valor moral impresionante en confesar el ilícito. No cualquiera se amarra la entrepierna y dice de lo que van las cosas. Creo, sin lugar a dudas, que Valdivia Bretón hizo lo que es debido: hablar claro y asumir las responsabilidades de sus actos. Lo que parece imperdonable es el hecho de que los consejeros agacharan la cabeza frente a la revelación. Ahora quedan como cómplices del hecho, por omisión.

Por otro lado, falta hilar fino para encontrar con pelos y señales, el hecho que involucra a los otros directivos. Por obvias razones deberían dejar sus respectivos cargos para que la justicia realice su trabajo.

No creo en la total ineptitud de Manuel Meza Cuervo. Por el contrario, creo que quiere navegar con bandera de inocente para no responsabilizarse de sus actos. Presenta un conjunto de gastos que dan un total de ocho millones doscientos mil pesos; sin embargo, sus propias cuentas no presentan la percepción de la renta de los espacios a los libreros (pareciera que fueron obsequiados este año y que sólo hubo gastos).

También es importante señalar que la acción tomada por Fidel Valdivia no pudo realizarse sin la aprobación directa del director general. En caso que el contador haya realizado esta operación de manera individual, tendríamos un caso extraño de hombre de paja que no ve, no oye y no dice en la dirección general (lo que es casi imposible, a menos que fuera inflable). Hay qué recordar que el director general suele desayunar en el restaurante El Molinito y las facturas se cargan al ICL. Sin lugar a dudas, aceptar que se tomó el dinero deja paso a las diversas cuestiones que se le imputan a Luis Castrejón (la más fuerte es la de usar el dinero del ICL para fiestas, regalos y demás cosillas que le dio a la señora Bárbara Botello).

Pero los ciudadanos no estamos desarmados totalmente. Si cualquiera se siente atacado, considera que sus derechos fueron violados, o que las acciones realizadas por los funcionarios del ICL afectan en algo a la comunidad, pueden presentar su denuncia en el área de contraloría. Lo mismo en persona que vía electrónica. En este último caso la dirección electrónica es: http://www.leon.gob.mx/contraloria/denuncialeon, también puede hacer uso del comité anticorrupción (http://www.leon.gob.mx/leon/?q=comite-anticorrupcion y al correo electrónico: [email protected]).

De lo único que podemos estar seguros es que quienes tienen la obligación de representarnos para evitar vergüenzas como éstas, han sido sobrepasados. Se burló de ellos Carlos Zaragoza al saltarlos para obtener un puesto y tres directores siguen en sus puestos y cobrando, aun cuando declararon en su cara un ilícito. Bien, ustedes muy bien. Me cae que ya son demasiadas situaciones que apestan y ni mutis han hecho.

Y lo mejor de todo esto es que aquí no acaba; sólo es un episodio más.